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El Telégrafo
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Los monumentos mantienen viva la historia del pescador en Manta

En el malecón de la ciudad, frente al edificio del Municipio de Manta, se aprecia la imagen de la actividad del pescador y su familia.
En el malecón de la ciudad, frente al edificio del Municipio de Manta, se aprecia la imagen de la actividad del pescador y su familia.
Foto: Leiberg Santos / EL TELÉGRAFO
05 de abril de 2019 - 00:00 - Vivian Zambrano

La historia de la ancestral actividad del mantense en la ciudad, la pesca, se resume en imágenes plasmadas en monumentos y murales ubicados muy cerca de la costa local.

Referente a esas obras dialogan muy a menudo Mauricio Vera, Elio Mera y Eduardo Roca. Este último estuvo 38 años ligado al mar en su labor como pescador, pero  a raíz de un accidente tuvo que dejar las faenas. En la actualidad es comerciante.

Habla con orgullo de su otrora actividad. Mira esas efigies con emoción, sentimiento que también observa en los rostros de extranjeros que llegan a la ciudad y que al recorrerla se encuentran con monumentos que representan la actividad del cholo pescador, su oficio, vivencias, riesgos y su principal captura: el atún.

Mauricio y Elio resumen que solo basta ver las imágenes edificadas en Tarqui, Malecón Jaime Chávez Gutiérrez, San Mateo y Santa Marianita para que el extranjero sepa que se trata de un pueblo de pescadores.

Ellos aprovechan dichos espacios para graficar y subir a sus cuentas de redes sociales.  “Manta es esto… pesca”, coinciden ambos.

El historiador mantense Joselías Sánchez asegura que lo que  mantiene la ancestralidad del pueblo cholo es la pesquería, de manera particular la artesanal.

Comenta que el monumento en honor al pescador, en la avenida 101 de Tarqui, fue hecho en 1981.

Esta obra en su momento fue criticada porque el personaje es musculoso, mientras que el cholo es fornido. Además este coge el pescado del rabo y el pescador le mete el dedo en la boca, en su captura, para que no se suelte. 

La efigie del cholo, que está a la altura de la gasolinera Mobil, en el malecón  Jaime Chávez Gutiérrez, es toda la representación del pescador que desaparece. 

“El cholo se muestra tal como es. A pocos metros una canoa semihundida hace referencia a la pérdida de un pescador y toda la tragedia que se produce alrededor de su familia, mientras que la mujer sale a la playa esperando que su marido llegue”.

Hay otros monumentos que no han sido expuestos, pero que fueron creados por el artista José Loor.

Sánchez explica que uno de ellos es un pescador que emerge para cumplir su misión: trae el pescado para la familia y desaparece tras ahogarse. 

En 2014 a Manta llegó una investigadora brasileña que estuvo durante dos años en la ciudad indagando justamente al pueblo cholo.

Concluyó que existe un antes de la pesca artesanal y un antes milenario, y que en consecuencia debería ser declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de Humanidad.

“Ella llevó a Brasil esa propuesta para presentarla en la Universidad de Sao Paulo; no conozco los resultados”, expresa Sánchez.

El historiador manabita Larry Bowen considera que gran parte de Manabí pertenece al pueblo descendiente de indígenas, que es pueblo cholo. “Ellos todavía no tienen identidad propia, pero existen algunos detalles que los caracterizan, como la elaboración del mismo sombrero de paja toquilla, que después aprendió el pueblo montuvio”. (I)  

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