Estudios de la Agencia estadounidense oceánica y atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) y el  análisis de la NASA determinaron que 2014 fue el año más caluroso del planeta en la historia. “El calor récord fue general en el mundo, con una temperatura promedio en superficies terrestres considerada la más alta desde que se comenzó a tomar registro del clima en 1880”, dice el informe.

La temperatura promedio registrada a nivel mundial estuvo 0,69°C por encima de la estándar del siglo XX, lo cual superó el récord alcanzado en 2005 y 2007 de 0,04°C.

Mundialmente la temperatura de la superficie de los mares fue la mayor de la historia con 0,57°C por encima del promedio del siglo XX, mientras la superficie terrestre superó en 1° el promedio.

Según el estudio realizado por la Organización Mundial de Meteorología (OMM), el comportamiento de la atmósfera no se puede prever. “En los próximos años veremos casi con seguridad períodos de calentamiento rápido y otros de parada del aumento de temperatura o enfriamiento temporal”, dice Michel Jarraud, secretario general de la OMM.

Ecuador no está al margen de esta situación, y el meteorólogo Carlos Naranjo, director del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), explica que el calentamiento no se da en todas las zonas. “La atmósfera no permite que todo se caliente o todo se enfríe, brinda un balance que impide un congelamiento total o a su vez una explosión por el excesivo calor”.

Esto generó en el país que en varios meses (marzo y abril de 2014) se incrementara la temperatura del mar, se calentó más de lo normal, pero el resto del año las condiciones fueron las habituales. “En el Litoral los valores de la temperatura fueron relativamente normales. Milagro en diciembre registró el calentamiento más elevado con 1.0, pero en la Región Interandina se enfrió en el Ángel (Carchi) a -2.1”, añade el meteorólogo.

Agrega que el incremento general y gradual de la temperatura es ocasionado por la actividad humana, sobre todo por emisiones del CO2. “Por las variaciones el clima es impredecible y que en un solo día caiga la cantidad de agua que debía caer en 15 días”, indica.  

Estos eventos causan que los ecosistemas marinos se alteren porque las especies animales migran en busca de la temperatura habitual de su hábitat y el fitoplancton también va a otros lugares de acuerdo a las corrientes marinas. “Por eso en ocasiones se puede observar y pescar en las costas ecuatorianas especies que por lo general están en Perú”, dice el oceanógrafo Eduardo Zambrano.

Además, la ausencia de precipitaciones causa sequía en los campos y falta de alimento tanto para la producción vacuna como la lechera. “Esto provoca escasez del producto y por ende aumento de precios. Además con el desorden en construcciones se pierden estepas de los páramos que absorbían el agua”, añade Naranjo.

En diciembre pasado en la Cumbre sobre el cambio climático que se realizó en Lima, ambientalistas hablaron de la desaparición de los glaciares tropicales andinos ubicados entre Ecuador, Bolivia, Colombia y Perú en una zona de la Cordillera de los Andes que comprende alrededor de 1.700 km2. Como consecuencia de este fenómeno se habló de la falta de disponibilidad de agua dulce y a la vez la posibilidad de que aumente el nivel del mar.

Según estudios del especialista en glaciares, Bolívar Cáceres, la situación es evidente en el país, ya que a finales de la década del 80 había 92 km2 de superficie glaciar, hasta 2010 bajó a 42 km2 y se estima que este año llegue a 38 km2. “Esto significa la pérdida de entre el 30% y 50%, similar a la que evidencian los glaciares de Bolivia, Colombia y Perú”.

DATOS

La disminución de los glaciares de montaña habría incrementado 24 centímetros el nivel oceánico, según un estudio de 2011 y afectaría el caudal y composión de los ríos.  

En los ríos que se forman por los glaciares hay bacterias que cumplen una función importante. Además, según especialistas, en los nevados están amenazadas las especies de moscas y ranas.

En Colombia hay una disminución crítica de los nevados. Según un estudio de 2013, solo ha quedado el 16% de los que había en 1850. En Perú hay nevados, como el Pastoruri, en vías de extinción, lo que ha formado más de 1.000 lagunas peligrosas.