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La inteligencia artificial "suplirá" la mano de obra humana

La inteligencia artificial "suplirá" la mano de obra humana
02 de febrero de 2019 - 00:00 - Fausto Segovia

El problema es global: junto con la erradicación de la pobreza, el terrorismo y los efectos del cambio climático está la supuesta disminución de los tipos de trabajo tradicionales, ante la avalancha de las nuevas tecnologías que inundan los mundos del trabajo, la empresa, la educación, la medicina y el tiempo libre.

La inteligencia artificial, la robótica, las neurociencias y las biotecnologías son cuatro modalidades de intervención que están en pleno desarrollo en el siglo XXI, y que marcarán el devenir de los humanos en el período Antropogénico.

Ahora es responsabilidad de los Estados -y no solo de las empresas y universidades- generar nuevos espacios de investigación y debates, para proponer estrategias en el trabajo.

Puntos de vista
El mercado laboral es el epicentro de este análisis (inédito en la historia de la humanidad). Estudios recientes plantean que el aprendizaje automático cambiará casi todos los tipos de trabajo, desde la producción de yogures hasta la enseñanza del yoga, según Yuval Noah Harari, en el libro 21 lecciones para el siglo XXI, Debate 2018.

Según esta predicción, dentro de una o dos décadas miles de millones de personas se volverán innecesarias desde el punto de vista económico. Y otros, incluso creen que, a largo plazo, la automatización seguirá generando nuevos empleos y mayor prosperidad para todos.

La inteligencia artificial
La infotecnología, de la mano de biotecnología, será el corazón de este cambio cualitativo, donde la inteligencia artificial (IA) ha echado raíces.

La inteligencia artificial no solo desea suplantar a los humanos sino superarlos, mediante ordenadores (robots) integrados a redes digitales que utilizan un recurso sencillo pero poderoso: la conectividad.

Desde el punto técnico, los científicos reafirman la importancia de la conectividad unida a la actualización, en varios campos. Se menciona la educación sanitaria, que podría brindar servicios y más baratos a millones de personas, especialmente a quienes no reciben atención de este tipo.

“Gracias a algoritmos de aprendizaje y a sensores biométricos, un campesino pobre de un país subdesarrollado podría gozar de una atención sanitaria mucho mejor mediante su teléfono inteligente, que las personas más ricas del mundo que obtienen en la actualidad del hospital urbano más avanzado”.

Otro caso patético de aplicación de la inteligencia artificial es la movilidad, a través de coches autónomos, con un objetivo: disminuir la mortalidad causada por accidentes de tránsito.

Se sabe que pierden la vida por año 1,25 millones en el mundo, y que el 90% de estos accidentes es por fallas humanas.

La sustitución de conductores humanos por ordenadores comenzó y se espera reducir las muertes y lesiones en el 90%.

“No es una locura, por tanto -dice Yuval Noah Harari- bloquear la automatización en la atención sanitaria y el transporte, con el único fin de salvaguardar los empleos humanos”.

Un ejercicio: el ajedrez
Un caso especial es el ajedrez por ordenador. ¿Recuerdan cómo el Deep Blue -un robot diseñado para jugar ajedrez- ganó una partida a Kaspárov, entonces campeón mundial?

Pero lo más alucinante sucedió el 7 de diciembre de 2017, cuando el programa AlphaZero, de Google, derrotó al programa STckfish 8, que fue campeón mundial de ajedrez en 2016, quien tenía acceso a siglos de experiencia acumulada.

La razón del triunfo de AlphaZero consistió en que esta máquina se sirvió de los últimos principios de aprendizaje automático para autoenseñarse ajedrez al jugar contra sí mismo.

La epidemia global del estrés por la automatización creciente es real, porque cubre todo: la ciencia, el arte, la educación, los juegos y el trabajo. No sería raro que hacia el 2050 pudiera surgir una clase “inútil”, debido a la falta de trabajo y a una resistencia mental insuficiente.

El informe del Banco Mundial 2019
Según el “Informe sobre el desarrollo mundial 2019: la naturaleza cambiante del trabajo”, en un mercado laboral que evoluciona con rapidez y está cada vez más determinado por la tecnología, es urgente realizar más inversiones en la salud y la educación de las personas, de acuerdo con el presidente del Grupo Banco Mundial, Jim Yong Kim.

“No sabemos cuáles son los empleos por los que competirán los niños que hoy asisten a la escuela primaria, porque muchos de ellos aún no existen. El gran desafío consiste en enseñarles las habilidades que necesitarán -por ejemplo, la capacidad para resolver problemas y el pensamiento crítico, y habilidades interpersonales como la empatía y la colaboración-, más allá de cómo sean los empleos del futuro”.

 “Midiendo el desempeño de los países, según cómo invierten en su población, esperamos ayudar a los gobiernos a adoptar medidas concretas destinadas a preparar mejor a las personas para competir en la economía del futuro”.

La cantidad de robots que se utilizan en todo el mundo aumenta con rapidez, lo que aviva los temores de que desaparezcan empleos. Pero, paradójicamente, las tecnologías digitales están creando nuevos empleos.

Los temores frente a tanta innovación son infundados, según los expertos.

Los nuevos modelos de negocios, como las plataformas digitales, evolucionan a un ritmo vertiginoso, desde su condición de empresas emergentes a nivel local hasta convertirse en gigantes mundiales, a menudo con pocos empleados y activos tangibles.

Administrar las ideas
El profesor John Howkins, autor de La economía creativa, apoya el concepto y las estrategias de la denominada “economía naranja”, promovida por el economista colombiano Felipe Buitrago.

En esencia coinciden en administrar bien las ideas, mediante el desarrollo de la creatividad y la innovación, y en el caso de la “economía naranja” -insiste Buitrago- en la juventud y áreas específicas como el arte, la cultura y el diseño.

Estados Unidos, China, Brasil y Colombia fomentan la empresa creativa. Y están creciendo muy rápido, en especial en las grandes ciudades, conectados con otros jóvenes, donde los derechos de autor se constituyen en una “nueva moneda”.

En este contexto, el estudio de las “habilidades blandas” son ejes fundamentales de la nueva educación empresarial, que incluyen: conocimientos técnicos sobre el mercado, la competencia y las finanzas, así como el desarrollo de competencias humanas para innovar y trabajar en equipo.

La reforma de la escuela
La educación ecuatoriana realiza esfuerzos para mejorar, pero aún existen debilidades estructurales, en el ámbito de la calidad. Los resultados de las Pruebas PISA ubican al Ecuador en una situación intermedia en Lenguaje y delatan graves deficiencias en Matemáticas.

Las causas son profundas. Hay que revisar la formación inicial y continua de los docentes, en todas las áreas del conocimiento, y buscar su actualización científica. Pero más allá de los contenidos está un objetivo clave: “enseñar a pensar”.

Sin pensamiento lógico, sin pensamiento crítico, lateral y contextualizado no es posible la innovación y la creatividad.

Las reformas –no solo del bachillerato técnico- sino de todo el sistema educativo son urgentes. La escuela del futuro propone un nuevo alfabetismo de muy alto nivel; es decir, de gran rendimiento.    

Se trata de “dar a los estudiantes del mundo las herramientas necesarias para rendir, para contribuir y para que puedan emplearse. Este es el primer deber social de cualquier sistema educativo”, afirma Peter Drucker. (O)

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