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¿Cuáles habilidades perdemos los humanos?

Una de las habilidades que se estarían ganando es la de escribir y entender códigos de programación.
Una de las habilidades que se estarían ganando es la de escribir y entender códigos de programación.
Foto: John Guevara / El Telégrafo
01 de marzo de 2020 - 00:00 - Rosa María Torres

“Tres habilidades que estamos perdiendo en el siglo XXI y tres que estamos ganando” es un artículo publicado en febrero de este 2020 y escrito por Sofía García-Bullé, del Observatorio de Innovación Educativa del Tecnológico de Monterrey (@observatorioedu).

El texto revela cómo se están quedando atrás algunas destrezas, como son la de escribir a mano, leer la hora en reloj analógico, y por último la habilidad de leer y dibujar mapas.

A este listado se añaden, gracias al abuso de la tecnología, y sobre lo cual existe un consenso bastante generalizado, la lectura, lectura profunda, lectura por placer; la memoria y la capacidad de concentración.

La información sobre Finlandia que se da, a propósito de la pérdida de la escritura a mano, es incorrecta. Finlandia no ha abandonado la escritura a mano, a la que sigue reconociéndole grandes ventajas cognitivas; lo que abandonó es la letra script.

Especialistas finlandeses del Ministerio de Educación hicieron en su momento esta aclaración a quienes circularon esta información.

Al respecto, es posible encontrar en el blog personal de la autora de este artículo un texto titulado “Dos malentendidos sobre la educación en Finlandia”, donde se aborda esta problemática.

Por otro lado, tres habilidades que estarían ganando los seres humanos en la modernidad pueden resumirse en: las nuevas inteligencias a la vista, como son la inteligencia emocional e inteligencia social. También están incluidos en segundo lugar escribir en código de programación, que consiste en una habilidad de escribir y entender códigos.

En tercer lugar se puede señalar el leer y pensar bien, porque el exceso de información llama a una lectura de comprensión de alto nivel, un sentido crítico, habilidades de investigación y constatación de fuentes, además de un ejercicio constante de la empatía y comunicación efectiva con los interlocutores.

Esta última (leer y pensar bien) es claramente una expresión de deseos, del deber ser. No es lo que está ocurriendo.

Dos evidencias provenientes de la evaluación educativa reciente a nivel internacional son, en primera instancia, los resultados de la prueba PISA 2018, destacados con alarma, en los cuales 1 de cada 10 estudiantes de 15 años fue capaz de distinguir entre hechos y opiniones (79 países). Claramente, un problema asociado al pensar mal.

Los resultados del PIAAC, también de la OCDE (una suerte de PISA para adultos, la última ronda aplicada en 2017), concluyen en niveles muy bajos de comprensión lectora en la población de 16 a 65 años (39 países, uno de ellos el Ecuador).

La abundancia de información no está activando necesariamente las habilidades destacadas por el Observatorio. La lectura superficial y la lectura solo de titulares, sin entrar al contenido de la noticia, está tipificada hace tiempo como un comportamiento usual en redes sociales como Twitter y Facebook.

El auge de las fake news y su aceptación acrítica son resultado de la combinación letal entre pensar mal y leer mal (hay quienes lo atribuyen a “pensamiento perezoso”).

La débil cultura de verificación de la información en el mundo periodístico abona al éxito de las fake news. “La empatía y la comunicación efectiva con los interlocutores” brillan a menudo por su ausencia. (I)

Rosa María Torres
Especial para El telégrafo
Experta en educación

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