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El partidismo estancó a la Universidad de Guayaquil

El partidismo estancó a la Universidad de Guayaquil
05 de noviembre de 2013 - 00:00

Durante décadas en la Universidad de Guayaquil se condenó  a los maestros, alumnos y empleados que no comulgaban ideológicamente con sus autoridades. Una situación que, según el coordinador académico de la Facultad de Psicología, Ernesto Quevedo Mora, se sintió desde el gobierno de Guillermo Rodríguez Lara (1972-1976), cuando se constituyó el grupo paramilitar “Atala” para -mediante la violencia y uso de las  armas- imponerse al interior del campus universitario. (Ver infografía ampliada)

El sociólogo Homero Ramírez, docente  de la Facultad de Jurisprudencia desde hace 30 años, recuerda que en esa época “el alumnado se dividía en dos corrientes: los opositores a la dictadura y los partidarios y, ambos se disputaban el poder”. Ese antagonismo generó enfrentamientos con armas y situaciones de  acoso.

El artículo: “Universidad de Guayaquil: Nido de ratas”, publicado en 1994 por Revista Vistazo, reseña que el exvicerrector académico Osvaldo Ayala recordó que las autoridades estaban al mando de agrupaciones que a más de amedrentar a la oposición, cometían actos delictivos.

Las contrataciones directas o por concursos viciados
son algunas de las  irregularidades
El asalto de 140 millones de sucres en mercadería a un camión de la cooperativa Los Andes, el robo de al menos 500 microscopios (cada uno valorado en 14.000 dólares), venta de drogas atrás de la Facultad de  Filosofía y la concesión ilícita de terrenos de la institución fueron algunos de los actos que se habrían cometido en la administración del exrector Jaime Pólit Alcívar (1980-1994), recoge la publicación.

En medio de este ambiente violento y de irregularidades, Ramírez recuerda que se eliminó el examen de ingreso y el número de estudiantes se incrementó considerablemente.

La gran demanda de los alumnos hizo que el presupuesto designado por el Estado para la universidad fuera insuficiente, por lo que las autoridades contrataban a maestros sin experiencia para abaratar costos y, aún así, se incumplía con el pago de sus remuneraciones. “Habían manifestaciones y eso impedía el desarrollo normal de actividades. Nuestro nivel académico cayó y hasta ahora no se ha recuperado completamente”, admitió Ramírez.

Esa “etapa negra” de la Universidad de Guayaquil, como la califican  los docentes consultados, mermó en la  administración de León Roldós Aguilera (1994-2004). Según Quevedo, no solo porque cancelaba a tiempo los salarios de los trabajadores, sino porque autorizó el ingreso de la Policía Nacional para garantizar la seguridad interna.

3.500 maestros tiene la Universidad de Guayaquil, institución considerada la más grande del paísSin embargo, las medidas implementadas en esa época no frenaron completamente el acoso de ciertas autoridades y maestros a los estudiantes. Tal es el caso de Óscar Ayala Endara, quien -pese a que egresó en el año 2000 de la Facultad de Filosofía y Letras- no ha obtenido aún su título de Licenciatura.

Según Ayala, ello se debe a que denunció una serie de irregularidades  como el cobro de rubros ilegales, nepotismo, entre otras. “En el decanato de Francisco Morán (quien ocupó el cargo los últimos 25 años) algunos estudiantes no podían graduarse porque se eliminaban sus nombres de la base de datos e,  incluso, extraviaban sus documentos. Esto último me ocurrió a mí. Mi tesis se fue al tacho de basura y no pude sustentarla”, contó.

Después de 13 años, Ayala -quien también estudió en Jurisprudencia- retomó el trámite  para presentar su tesis porque “actualmente se observa un cambio en la universidad y más aún con la intervención del Consejo de Educación Superior (CES)”.

Otro de los estudiantes que afirma haber sido víctima de acoso es Carlos (nombre en reserva), quien en   2008 se retiró de la Facultad de Filosofía porque algunos maestros (seguidores de Morán) se negaban a asentarle sus notas. “El responsable fue el exdecano Morán Márquez. Él mandaba en la Facultad de Filosofía, donde siempre se ha dicho que existía una mafia con coordinadores que respondían a sus intereses”, anotó.

Carlos también retomó su carrera este año y asegura que además del cobro indebido de matrículas, seminarios y tutorías, denunció que “más de 17 familiares del decano Morán trabajaban al interior del campus universitario”.  

El nuevo decano de la Facultad de Filosofía, Fernando Chuchuca, afirma que esas contrataciones se realizaron de manera directa o a través de  concursos de méritos y oposición viciados, pues solo había un concursante. “Si uno acude con una carpeta, el encargado de recibirla no la acepta porque el cargo ya está direccionado”, sostuvo.

La Universidad de Guayaquil, catalogada por el CES como la más grande del país, cuenta con 18 unidades académicas que ofertan 73 carreras. “En mi gestión elevé el porcentaje de maestros contratados con título de tercer nivel, por eso es que ahora casi el 90% ha cursado un masterado”, enfatiza el Decano de la Facultad de Filosofía.

Por otro lado, José Apolo, vicerrector académico y rector subrogante del centro de estudios hasta el próximo  15 de noviembre, señaló que “durante muchos años los maestros solo tuvieron títulos de tercer nivel, lo que  condicionó el avance en el área educativa”.

De ahí que en la institución se han realizado muchos diagnósticos sobre el tipo de profesionales que  están formando; sin embargo, no se tomó  ninguna acción concreta para mejorar la calidad de la educación.

Pero, a criterio de Apolo, la elaboración de una reforma académica del siglo XXI sirvió como guía para cambiar el modelo pedagógico en las 18 unidades académicas, las cuales cuentan con 500 docentes con maestría  y ocho con doctorados.

Al respecto, el catedrático de la Facultad de Odontología, José Román Ollague, señaló que la intervención del CES es necesaria porque “ya es hora de que salgan las autoridades elegidas a dedo y se realicen exámenes a quienes aspiran a ser maestros, ya que varios sin experiencia han sido contratados”.

PSICOLOGÍA TIENE LA MEJOR INFRAESTRUCTURA

Una puerta automática con sensor, comúnmente vista en hospitales y centros comerciales, es solo una de las características que llama la atención al pasar por la Facultad de Psicología, lo cual distingue a esta de las otras facultades que aún  tienen rejas.

Según el coordinador académico Ernesto Quevedo, eso es parte del concepto de Educación Superior Pública que promueven. “Aquí optimizamos recursos. No se permitió que el Movimiento Popular Democrático (MPD) asumiera la dirección política. Desde que nos separamos de Filosofía el equipo de docentes no responde a partidos políticos sino que se preocupa por la formación y el aprendizaje del estudiante en un ambiente adecuado, porque eso influirá en  su rendimiento”.

El también docente reveló que para la gestión que realizan utilizan 400.000 dólares que son entregados por la Universidad.

A diferencia de otras facultades, esta cuenta con salones de clases aclimatados con split; sistemas de audio y multimedia; sillas ergonómicas, cámaras en los pasillos para seguridad, sala de ajedrez y hasta un complejo deportivo para la recreación del alumnado.

De hecho, dijo que la facultad, cuya población es de 1.200 estudiantes, encabeza el listado de la evaluación que realizó el Ceaaces como la facultad con mejores condiciones y que se conocerá próximamente. La facultad cuenta con 36 maestros titulares y 15 contratados.

Según Quevedo, el 95% de ellos han cursado una maestría, a diferencia de otras carreras donde solo el 60% de los 110 catedráticos con nombramiento tienen maestría. Asimismo, dijo que la creación de una biblioteca virtual está dentro de sus planes, “pero su ejecución dependerá de la banda ancha que proporcione la universidad”.

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