La efigie del exalcalde de Guayaquil, León Febres-Cordero, permanece cubierta con un protector blanco en el Malecón 2000.

La imagen, instalada el fin de semana, ayer pasó desapercibida entre los transeúntes que pasearon por el lugar.  

La escultura, de 5 metros de altura, está en la calle Junín. Se encuentra en la pileta donde los niños se divertían manejando botes miniaturas y jugaban con balones.

La pequeña pileta, donde ya no hay agua, amaneció cercada con barreras de metal para impedir que pasen los peatones cerca de la efigie, impulsada por los simpatizantes del exlíder socialcristiano y por el Cabildo.

La turista cuencana Tamara Rosero, se sorprendió por la eliminación de los juegos para niños. “Estaban mejor los barcos”, comentó. En cambio, Jaime Jijón, simpatizante de Febres-Cordero, el personaje merece un lugar. “Es como José Joaquín de Olmedo”.

La Defensoría del Pueblo, el pasado julio, rechazó la insistencia de instalar el busto del expresidente, pues, recordó, la Comisión de la Verdad concluyó que durante el gobierno del exmandatario se cometieron delitos de lesa humanidad.  El 13 de diciembre de 2013 se publicó la Ley para la Reparación de las Víctimas y la Judicialización de Graves Violaciones de Derechos Humanos y Delitos de Lesa Humanidad mediante la cual se crea el Programa Integral de Reparación a Víctimas por vía administrativa, a cargo de la Defensoría, que será un mecanismo efectivo que permita dignificar a las víctimas de estos graves delitos.