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El 65% de los niños y jóvenes de este grupo poblacional acude a una institución de enseñanza básica en el país

Más de 5 mil personas con discapacidad asisten a la universidad en Ecuador

Angelina Torres y Javier Sotomayor tienen el Síndrome de Asperger. Ambos terminaron sus estudios superiores en Comunicación Social y Psicología, respectivamente. Fotos: Karly Torres / El Telégrafo
Angelina Torres y Javier Sotomayor tienen el Síndrome de Asperger. Ambos terminaron sus estudios superiores en Comunicación Social y Psicología, respectivamente. Fotos: Karly Torres / El Telégrafo
03 de octubre de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad

Javier Sotomayor, de 36 años, tiene una maestría en Recursos Humanos. Hace un año le diagnosticaron Síndrome de Asperger, un trastorno de conducta. Entre sus características se distinguen los problemas para interactuar con la sociedad. Eso no lo detuvo en su anhelo de prepararse.

Un título universitario ha sido su reto. Javier se retiró en 3 ocasiones de una institución superior, hasta encontrar su verdadera vocación en la Psicología, profesión que estudia en la Estatal de Guayaquil.

Recuerda que cursó la carrera de Ingeniería Química, en la Escuela Politécnica de Riobamba (Espoch), y luego estudió Psicología Industrial en Cuenca. En ambos casos no se pudo adaptar.

“Lo más difícil cuando cursé la universidad fue el tema de las relaciones interpersonales, la resolución de problemas al momento de armar equipos de trabajo, hacer deberes, consultas y exámenes”.

En el mundo de la educación superior, la inclusión de las personas con discapacidad, como Javier, aún es un proceso complejo, lento y con muchas barreras por superar.

Según el estudio de la Secretaría Técnica para la Gestión Inclusiva en Discapacidades (Setedis), 72.197 personas con discapacidad cursan estudios en Ecuador y el 7% (5.053) asiste a una institución superior.

David Vásquez Aguirre, director Provincial de la Setedis, indica que la academia tiene un rol insustituible en la creación y fortalecimiento de una cultura Inclusiva. “Por eso es necesario que la universidad sea inclusiva”. Explica que las instituciones superiores necesitan desarrollar políticas para lograr ser incluyentes y equitativas.

“Hay que incorporar dentro de las políticas y reglamentos internos de las instituciones a los estudiantes con discapacidad, en lo relativo a adecuaciones metodológicas, servicios de apoyo académico, materiales educativos adaptados, apoyo económico y acceso a la tecnología”, destaca Vásquez.

También es necesario, según explica, que en los consejos académicos y estudiantiles se cuente con representatividad de alumnos con discapacidad. Es preciso incorporar a otros actores en la tarea de la inclusión, como en el desarrollo de páginas web accesibles, el transporte adaptado al interior de los campus, y la incorporación de la temática de la inclusión en cursos de formación general.

El artículo 40 de la Ley Orgánica de Discapacidades, dispone “que en todas las instituciones de educación superior se transversalice el conocimiento del tema de la discapacidad dentro de las mallas curriculares de las diversas carreras y programas académicos”.

Para Javier las instituciones necesitan implementar la educación diferencial y clases con una metodología más visual o gráfica. Además, los alumnos con discapacidad auditiva deberían tener acceso a audífonos, por ejemplo.

Angelina Torres también tiene asperger y a sus 31 años logró incorporarse como Comunicadora Social, pero no ejerce. Cuenta que su conducta no le permite tener empatía con lo demás. “Los aspi somos individualistas. Cuando los profesores enviaban a hacer trabajos en grupos yo los evadía. Lo asumía, pero como mis compañeros se aprovechaban de mí. Yo hacía todo el deber”.

Según Angelina, debe existir mayor difusión para que se conozca los trastornos como el asperger, y en un trabajo sepan cómo reaccionar frente a esta condición.

Vásquez, miembro de la Setedis, señala otro desafío pendiente: la inclusión laboral. “Una vez que ellos han culminado su carrera universitaria no la pueden ejercer o trabajan en ámbitos ajenos a la formación recibida”. (I)

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