Ecuador, 26 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

“(En Latinoamérica) hacemos uso y abuso de los antibióticos”

“(En Latinoamérica) hacemos uso y abuso de los antibióticos”
24 de agosto de 2013 - 00:00

¿Quién es? Nombre completo: Gabriel Levy Hara. Profesión: Doctor. Nacionalidad: Argentina  Edad: 51 años  Experiencia laboral: Jefe de Unidad de Infectología, hospital Carlos G. Durand, Buenos Aires; Coordinador de Educación Médica, Asociación Panamericana de Infectología.

El abuso de antibióticos se ha convertido en un problema sanitario a nivel mundial. Su prescripción desmedida por parte de los profesionales de la salud y, en menor escala, la automedicación,  han dejado a la medicina con menos alternativas para combatir los distintos tipos de bacterias que han desarrollado fuerte resistencia a los antibióticos.

En una entrevista concedida a EL TELÉGRAFO, el infectólogo Gabriel Levy Hara, colaborador y asesor externo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en uso racional de medicamentos, explicó que entre las principales razones que han hecho que este problema crezca en América Latina y el mundo están la presión de los padres a los médicos para que receten antibióticos a sus hijos ante cualquier enfermedad y el temor a las consecuencias legales por parte de  los profesionales de la salud.

¿Los latinoamericanos abusamos de los antibióticos?
Según varios estudios, y la experiencia de haber mantenido  encuentros científicos con expertos de varios países, sí. Hacemos uso y abuso de los antibióticos (ATB). Por ejemplo, a través de la OPS hemos realizado una investigación en cuatro países, Paraguay, Honduras, Nicaragua y Perú, entre 2005 y 2008. Allí encontramos que entre un 14 y un 60% de las medicaciones compradas en farmacias corresponden a un ATB. Además del uso elevado, nuestro estudio y otros demostraron que su utilización resulta inadecuada entre la mitad y los dos tercios de los casos.

¿En qué situaciones ocurre el abuso de ATB y en cuáles es más notorio?
El mayor porcentaje de usos incorrectos ocurre frente a los cuadros respiratorios estacionales, cuyo origen es casi siempre viral. Más del 85% de las infecciones respiratorias altas (faringitis o anginas, otitis, resfríos y gripes, tan comunes en invierno) son de origen viral y el uso de ATB en estos casos es absolutamente inútil. Los ATB atacan a las bacterias y carecen de efecto sobre los virus. Sin embargo, los estudios coinciden en que entre un 50 y un 75% de las consultas médicas por estos cuadros estacionales terminan con la prescripción de un ATB. Otra causa son las diarreas. Debemos saber que la mayoría no es de origen bacteriano y que aun las bacterianas suelen autolimitarse sin requerir tratamiento ATB.

¿En qué grupos es más notoria  esta mal utilización?
En los niños: alrededor del 30% de los ATB se utiliza en menores de 10 años. También es frecuente que se dé  en adultos mayores o en personas con problemas urológicos.

¿En qué circunstancias hay que utilizar los ATB de forma efectiva?
Al hablar siempre de las infecciones adquiridas en la comunidad -puesto que el hospital constituye un escenario completamente distinto- hay muchas situaciones en las que los ATB sí están claramente indicados. Por ejemplo, una de cada cinco faringitis está producida por una bacteria, pero hay que saber identificar mediante el examen clínico y eventualmente estudios complementarios si estamos frente a una angina bacteriana y no viral, como sucede en el 80% de los casos, y que no requiere un tratamiento ATB. Obviamente, las neumonías deben ser tratadas con estos fármacos. Las infecciones urinarias sintomáticas y muchas infecciones de la piel constituyen otros ejemplos donde debemos utilizar ATB.

¿La automedicación constituye el principal problema?
En realidad, no. Si bien la automedicación en nuestra región varía entre un 20 y 40% según el país, podemos deducir que al menos el 60% de los ATB es prescrito por profesionales y también allí las tasas de uso inadecuado no son menores al 50% de los casos. Aunque es fundamental combatir la automedicación (por ejemplo, exigiendo que se cumpla la ley existente en casi todos nuestros países, que prohíbe la venta de ATB sin receta médica) es preciso intervenir en varios aspectos.

¿En qué se diferencian unos antibióticos de otros?
Las diferentes clases de ATB varían  respecto de las bacterias a las que atacan. Los fármacos más antiguos, como penicilina, amoxicilina, cotrimoxazol y tetraciclinas -entre otros- siguen siendo muy útiles. Por el contrario, cuanto más amplio espectro tienen o más nuevos son, se usan con mayor frecuencia, a raíz de un mal concepto generalizado acerca de que lo nuevo y caro cura más rápido.

¿Cuáles son las consecuencias del uso abusivo de estos fármacos?
La resistencia a las bacterias, que significa que de a poco nos quedamos con menos alternativas para combatirlas. Por ejemplo, pese a que la penicilina sigue siendo buena para el tratamiento de la faringitis, en los años 90 salió un grupo de drogas nuevas, como la azitromicina, que revolucionó el mercado: solo había que tomar una pastilla diaria durante tres días. En consecuencia, actualmente la resistencia a azitromicina y el resto de su clase (eritromicina, claritromicina) es de un 10 a 15% para el productor de estas anginas (el estreptococo del grupo A) y de un 25% para la principal bacteria productora de neumonías (el neumococo). Esto es aún más grave, porque una neumonía mal tratada en ancianos o personas débiles tiene una mortalidad superior al 40%.

¿Existen nuevos ATB que permitan vencer el problema de la resistencia bacteriana?
Son pocas las drogas absolutamente nuevas que salen al mercado. Cada 10 o 20 años aparece un ATB realmente novedoso, el resto corresponde a modificaciones de otros fármacos para mejorar algunas características, como la dosificación una vez al día. Por supuesto, esto no es ni remotamente suficiente para abordar el serio problema de la resistencia creciente.

¿Qué factores  han influido para  el abuso de ATB?
Varios, como el bajo nivel de formación del profesional, la escasa capacitación en el posgrado, el poco tiempo disponible para la consulta médica -donde resulta más rápido  prescribir un ATB que explicar  las medidas de cuidado alternativas que se debe tener, como el reposo, antitérmicos y nebulizaciones. Asimismo, está la presión de los padres para que mediquen al niño, aun cuando es innecesario, las relaciones con la industria farmacéutica -un 50% de los médicos prescriptores   posee la información provista por el visitador médico como única referencia respecto al antibiótico que recetarán- y el temor a las consecuencias legales.

¿A qué se refiere con el temor a consecuencias legales?
Con el transcurso de los años se ha instalado en la cultura médica la sensación: “si no receto un antibiótico o el antibiótico más caro -dependiendo de las circunstancias- y el paciente muere, tendré una demanda”. Pero esto no es así en la inmensa mayoría de las situaciones clínicas. En realidad, debiera ser punible el mal uso de estas drogas imprescindibles y no renovables, porque cada antibiótico mal usado genera resistencia. Por eso resulta imprescindible y urgente contar con medidas educativas al respecto.
 
¿Cuál sería el papel de la educación?
La OPS lleva a cabo nuevos programas educativos, tanto presenciales como a distancia, destinados a los profesionales de la salud involucrados en el tema.

¿Qué acciones se han aplicado para reducir el abuso de los ATB?
Mínimas, por no decir nulas. No es del todo comprensible por qué los Ministerios de Salud no han encarado el tema de campañas publicitarias por medios de difusión masiva y vía pública.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media