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Comida chatarra aumenta el nivel de colesterol malo

Comida chatarra aumenta el nivel de colesterol malo
18 de enero de 2014 - 00:00

Un pedazo redondo de carne en medio de un pan blanco y una rodaja de tomate equivalen a 400 calorías. Adicionalmente un vaso de soda y papas fritas, combo completo, representan 1.000 calorías o más, dependiendo de si se le agrega mayonesa o se repite el refresco. “A un ecuatoriano promedio le quedaría por consumir 300 calorías por el resto del día. Pero eso no pasa porque siempre se consume más arroz o pan”, explica la doctora y nutricionista Verónica Chávez.

Este combo es el plato preferido de Juan Armendáriz, de 28 años. “No me fijo mucho en el tema de grasas y colesterol que esta comida puede tener, lo consumo más por precio, rapidez y porque está cerca de la oficina”, dice el ejecutivo de un banco en el centro de Guayaquil.

Las grasas, junto al exceso de sal, azúcar y otros condimentos procesados son los ingredientes básicos en la comida chatarra o rápida. La carne utilizada para la preparación de las hamburguesas es rica en grasas animales, “tienen que hacer la mezcla y la manteca les da esta consistencia. En las hamburguesas la gente come desechos”, agrega la doctora Chávez.

La Escuela de Salud Pública de Harvard advierte que tanto las hamburguesas o los platos hechos a base de frituras incrementan los niveles de colesterol malo y reducen los niveles de colesterol bueno. A pesar de las advertencias y estudios como este, los ciudadanos siguen comiendo comida chatarra. ¿Por qué?

Tiempo y publicidad
Juan lo hace porque es más conveniente dado su horario de trabajo. La especialista en nutrición Gabriela Iturralde expresa que la falta de tiempo y planificación en las comidas ocasiona que las personas caigan en la tentación de estas comidas pobres en valor nutricional.

La encuesta sobre el uso del tiempo del INEC revela que los ecuatorianos destinan 10 horas semanales a cocinar y comer en casa.

Más que el tiempo, para Roxana Escalante, trabajadora parvularia, “el sabor de la hamburguesa, sin importar la marca, es único”.

De acuerdo con la nutricionista Chávez, la popularidad de la comida rápida en Estados Unidos se debe a que es fácil y rápida de conseguir. Esto, según ella, no es igual en Ecuador. “En el primer mundo comer una hamburguesa es barato a diferencia de los vegetales o frutas. En nuestro país tenemos acceso a comida sana, pero por seguir un estilo de vida extranjero preferimos una hamburguesa”, dice. La publicidad y el mensaje en los comerciales de comida rápida muestran a personas de estrato social alto y siempre felices, “pasa por un tema aspiracional”.

Paolo Di Croce, secretario general de la organización Slow Food (Comida Lenta), recomienda a los latinoamericanos preferir los alimentos propios de su región y rescatar las recetas heredadas en la familia. Slow Food, un movimiento con base en Roma (Italia), propone una filosofía de comer con ‘atención’ valorando la gastronomía local.

Di Croce agrega: “no copiar un modelo que ha fallado”, en referencia a la comida chatarra consumida en Estados Unidos.

Educación es fundamental
El investigador del Instituto Scripps, Paul Kenny, se propuso determinar el impacto de la comida chatarra en el comportamiento. Para lograrlo usó ratas de laboratorio. En un estudio demostró que estos platos ricos en azúcar y sal causan adicción tal cual las drogas.

Según Kenny, el grupo de ratas que había comido hamburguesas y papas fritas durante 40 días desarrolló una adicción porque al retirarles la comida se declararon en huelga de hambre. Era como si los animales hubieran desarrollado aversión por la comida sana, dijo Kenny.

Iguales investigaciones se han replicado en humanos y con resultados parecidos. “Siempre pensamos en las adicciones al tabaco o droga, pero el factor psicológico que predispone a quienes consumen drogas, también actúa en la comida. Estos alimentos tienen sustancias que son adictivas para las personas, es el caso del cloruro de sodio (compuesto activo de la sal)”, agrega Chávez.

La ingesta de sal, azúcar y grasas presente en la comida chatarra no solo altera el físico sino también el organismo. Los vegetales, por ejemplo, permanecen en el organismo máximo 20 minutos, mientras que las hamburguesas al menos 3 horas. “No es porque la persona tenga una mala digestión, sino que la carne de hamburguesa y las grasas utilizadas para procesarla toman más tiempo de digerir”, enfatiza.

Por otra parte, Iturralde añade que la educación en nutrición es fundamental para sembrar buenos hábitos en los ciudadanos. “Hay que enseñar por qué si o por qué no comer un alimento. Una manera de motivarlos es brindar alternativas rápidas y saludables”.

El Ministerio de Salud Pública expresó que se iniciará un plan para informar el tipo de alimentos ingeridos en restaurantes de comida rápida. “Es más complejo el tema que en un alimento procesado, en el que se saca el registro sanitario y sí especifica los componentes. Pero en un alimento preparado es necesario revisar el establecimiento para conocer los proceso de producción”, mencionó la ministra Carina Vance.

Hay recomendaciones indicando que el total de calorías diarias debe ser de 2.000. Esta cifra se ajusta a un perfil anglosajón. El ecuatoriano promedio debe ingerir entre 1.300 y 1.500 calorías diarias. Por tanto, antes de servirse una hamburguesa, piense que quizás sea lo único que debería comer durante el día.

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