Tiene 21 años y mide 1,60 m. Su contextura física, especialmente remarcada en sus brazos tonificados, resalta al verla caminar. Su largo pelo oscuro cae por varios centímetros en su chaqueta gris para el frío limeño. Se trata de Tamara Salazar, una joven que tiene el legado de triunfar en el levantamiento de pesas.

La competidora pone en juego su cartel de favorita y cumple su sueño de participar en los  Juegos Panamericanos.

Salazar tenía 6 años, cuando Alexandra Escobar se llevaba la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Santo Domingo 2003. Era una niña que a esa edad estaba iniciando la escuela, mientras Escobar empezaba a gestar un nombre en el deporte internacional.

Con 18 años, un joven tiene en la cabeza graduarse del colegio. A esa edad, Salazar veía a Neisi Dajomes y Alexandra Escobar luchar por el podio en los Juegos Olímpicos de Río 2016. La joven deportista se preparaba para su momento.

El viernes 26 de julio de 2019, a 10 días de cumplir 22 años, Salazar desfiló por el estadio Nacional de Lima con el Pabellón Nacional en sus brazos. Levantó la bandera ecuatoriana como el país espera que haga con las pesas en la categoría 87 kilogramos femenino de la halterofilia panamericana.

“Yo siempre he querido ser como ella”, reconoció Salazar sobre la medallista de plata en la categoría 59 kg. Creció viendo a la esmeraldeña en televisión y ahora comparten en la delegación. Salazar estuvo presente en la consecución de la última presea de Escobar en unos Panamericanos, en el coliseo Mariscal Cáceres, donde se desarrolla esta disciplina.

La considera “una guerrera”, dijo con pleno convencimiento. Asimismo, reiteró que, para ella, Escobar es un modelo a seguir, sin embargo, su momento ha llegado. “Quiero marcar mi propio nombre y que mi nombre sea historia”, señaló con seguridad.

Es una deportista humilde, sencilla, amigable. En sus ojos hay un brillo de ansiedad por demostrar su capacidad. “Si Dios lo permite, estaré ahí (en el podio)”, expresó con esperanza, sin sonar pedante. En el fondo sabe que puede hacerlo.

Los nervios quedan de lado. Los siente, como es natural, pero quiere dar guerra. “Vamos con todo, que la pelea está aquí”. Salazar está viviendo una previa importante a su participación, es decir, no cualquier debutante en un Panamericano es el abanderado de su delegación.

“Para mí fue un orgullo muy grande, me sentía muy feliz, muy contenta”, recordó con una sonrisa en su rostro. “Estos Juegos de Lima se iniciaron como una experiencia muy linda. Hasta ahora es lo más grande que le ha pasado”. Hasta la fecha. Su objetivo es claro y tiene nombre propio: Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Parte del ciclo olímpico es participar en Lima, obtener puntos para la clasificación y medir sus fuerzas en un evento élite. Desde el año pasado trabaja con la mira puesta en el certamen deportivo más importante del mundo.

Si alcanza el podio estará cerca de Tokio. Basta que en agosto se encuentre en los ocho primeros lugares del Mundial de Levantamiento de Pesas -que se realizará en Pattaya (Tailandia), en septiembre de 2019- y participará en sus primeros olímpicos con 23 años. Quiere asistir a esa cita con Neisi Dajomes, una de sus mejores amigas dentro de este ámbito.

Eso sí, no se olvida del que fue su mejor año en su carrera deportiva. En 2018 logró dos medallas en el Mundial Absoluto, otra en el Juvenil. Además, ganó la medalla de plata en los Juegos Sudamericanos y el bronce en el Panamericano de esta disciplina.

Hace más de 15 días que está en Lima preparándose, adaptándose al clima de la ciudad y entrenando. En las competencias de sus compañeros siempre asiste para alentarlos.

Escobar, Neisi Dajomes, Angie Palacios, el presidente del Comité Olímpico Ecuatoriano, Augusto Morán; y la secretaria del Deporte, Andrea Sotomayor; la acompañarán hoy martes 30 de julio de 2019 para alentarla en su competencia.

El grito “Ecuador, Ecuador” retumbará en el coliseo Mariscal Cáceres de Lima, en el distrito de Chorrillos, a la espera de ver una nueva presea para el país. (I)