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La esperanza de los comuneros de Sayá está en un canal de agua

La esperanza de los comuneros de Sayá está en un canal de agua
22 de marzo de 2015 - 00:00 - Úrsula Reyes Giler

Una roída campana de la capilla Santa Ana suena 2 veces y rompe el silencio que reina en el pequeño poblado de Santa Elena. De esta forma, convoca la autoridad local a los pocos hombres y mujeres que habitan en la comuna Sayá. Pequeñas casas de caña guadúa, madera y cemento lucen deterioradas por el tiempo en la olvidada población de apenas 26 familias.

Estropeados afiches y pintura desgastada de anteriores campañas electorales aún permanecen en la fachada de algunas casas. Con paso lento, Juan Perero González, presidente de la parroquia rural, llega a una deslucida sala comunal, en donde en su exterior se divisa que fue fundada el 24 de agosto de 1948. El fuerte sol que cae en la zona costera destella en los vidrios y el viento levanta el polvo de las calles que no fueron asfaltadas por los gobiernos locales de turno.

Alberto Borbor, secretario de la comuna, llega desde el cantón La Libertad —donde reside— para unirse al llamado y escuchar el pausado relato del máximo representante de 80 años. La localidad tiene un nombre particular. Antes de la colonización de los españoles —relata— los incas tenían su propia indumentaria.

Dentro de la vestimenta la sayá era el taparrabos que usaban las mujeres. Con esa leyenda se cree que así nació la denominación del poblado. Pero el fondo de la reunión era otro. Insistir con las autoridades locales para que escuchen su clamor y provean de agua potable a esta zona ganadera del país. Con tristeza, Perero recordó que antes habitaban cerca de 200 personas.

Las pocas fuentes de trabajo hicieron que paulatinamente madres y padres de familia migraran junto a sus hijos aún pequeños a otros cantones aledaños. Esto generó que la única escuela primaria construida por el cuerpo de paz se cerrara por falta de infantes. Los juegos construidos en el pequeño parque central lucen desolados. La niñez y la juventud prácticamente se han ido de la zona. Los lugareños insisten en que tienen muchas necesidades y les urge un cambio.

La falta de servicios básicos como agua potable y la falta de proyectos productivos que generen empleo son las principales preocupaciones de estos pobladores. El pedido principal es que se instale un canal de riego que se conecte desde la comuna El Azúcar para abastecer a Sayá.

Los comuneros obtienen este recurso en la albarrada donde existen 17 pozos someros y se aprecian los acuíferos que han sido la alternativa para el agro y las necesidades básicas de las familias.

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