Neumonía, el enemigo silencioso que se aprovecha del clima y del descuido
Los cambios de clima abren el camino a los virus respiratorios. Un día soleado, otro lluvioso, y el cuerpo pierde su equilibrio térmico. El resultado: defensas bajas, infecciones respiratorias y, en los casos más graves, neumonía. Cada 12 de noviembre se conmemora el Día Mundial de la Neumonía, la ciencia recuerda que esta enfermedad es la principal causa de muerte infecciosa en el mundo, responsable de 2,18 millones de fallecimientos.
En Ecuador, la realidad no es lejana, el Ministerio de Salud Pública (MSP) registra que, entre 2010 y 2021 se registraron 268 895 hospitalizaciones pediátricas por infecciones respiratorias bajas y 4 669 muertes de niños por esa causa.
Los más vulnerables
La médico, Katy Fuentes, docente de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), explica quiénes son los más afectados: niños menores de cinco años y pacientes mayores de 65.
¿Gripes mal curadas?
Aunque el sentido común asocia la neumonía con un resfriado mal tratado, Fuentes aclara:
“No es una gripe mal curada. Hay neumonías virales y bacterianas. Si hablamos de virus, se transmiten por el ambiente; pero si es bacteriana, el contagio funciona distinto.”
La experta precisa que una influenza mal controlada puede derivar en una neumonía secundaria, especialmente en personas con enfermedades crónicas o con sistemas inmunitarios debilitados.
Vacunarse, la defensa más efectiva
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la vacunación contra la influenza estacional reduce las hospitalizaciones y la mortalidad entre un 40 % y 60 % en la población general y hasta 80 % en grupos de alto riesgo.
Fuentes lo confirma: “la vacuna anual es la estrategia más efectiva para prevenir complicaciones graves. En adultos mayores o personas con comorbilidades (existencia de dos o más enfermedades en un mismo individuo) también se recomienda la vacuna antineumocócica, porque las gripes pueden predisponer a infecciones bacterianas".
Estas vacunas se aplican en campañas impulsadas por el MSP durante los meses de abril y junio, en el sistema público.
Prevención diaria: pequeños hábitos, grandes resultados
El lavado de manos y la higiene respiratoria son tan eficaces como las vacunas para frenar los contagios.
“Se recomienda el lavado frecuente de manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos, o el uso de gel antibacterial si no se dispone de lavamanos. Hay estudios que demuestran una reducción significativa en la transmisión viral cuando se mantiene una higiene adecuada”, apunta Fuentes.
Además, usar mascarilla en espacios cerrados o con personas enfermas es una barrera efectiva contra los virus respiratorios.
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