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La dupla Temer-Cunha ya prepara un plan de ajuste para el país

La oposición brasileña necesita 342 votos para avalar el juicio político de Dilma

Trabajadores instalan una valla de protección para separar las manifestaciones a favor y en contra de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.
Trabajadores instalan una valla de protección para separar las manifestaciones a favor y en contra de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff.
Foto: AFP
15 de abril de 2016 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

Brasil se mantendrá, a partir de hoy y hasta el domingo, en suspenso para determinar si la Cámara de Diputados sella la suerte de la presidenta Dilma Rousseff y aprueba o rechaza el juicio político en su contra. Será una megasesión que será seguida con expectativa y nerviosismo como la definición de una final del mundo por penales, como fue Brasil-Italia en Estados Unidos 1994.

Será el momento más peligroso institucionalmente para el país desde la redemocratización, ya que el juicio político se transformó en una conjura parlamentaria que pone en jaque el gobierno de una presidenta elegida por 54 millones de votos.

El gran artífice de este proceso, sin dudas, es el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, ahora famoso por participar en la trama de corrupción denominada ‘Lava Jato’, que salió a la luz el último año y por la que es procesado por cobrar millonarias coimas.

Su aliado, en esta gran jugada nacional de destituir a la jefa de Estado a 15 meses de su segundo mandato, es el vicepresidente Michel Temer, quien aspira asumir el poder.

Ambos son del Partido del Movimiento de la Democracia Brasileña (PMDB) y fueron llamados como “el jefe y el subjefe del golpe” por Rousseff, ya que en la última semana lanzaron el plan Temer Presidente, para lo cual necesitan 342 votos el domingo (dos tercios de un total de 513 diputados), elevar el pleito al Senado y apartar a la jefa de Estado.

Los partidos que no son de izquierda, que apoyaban al Gobierno y tenían cargos ministeriales, dieron el portazo a 13 años de que el Partido de los Trabajadores (PT) tomó las riendas del país con Luiz Inácio Lula da Silva y posteriormente con Rousseff.

El desenlace de la crisis política está cerca: todos los jugadores moverán sus fichas hasta el próximo domingo. La oposición necesita llegar a 342 votos y dice que tiene 330. Desde el PT convencerán a los diputados por fuera de los partidos, a muchos indecisos o con perfil afín al gobierno, que ha denunciado que los que voten a favor del juicio político ‘quedarán en la historia como golpistas’.

Se esperan 300.000 personas en Brasilia, de ambos bandos, en la Explanada de los Ministerios y lo mismo se replicará en San Pablo y otras ciudades del país. Será el tercer juicio político votado en el país, luego de los registrados en 1954 contra Getulio Vargas, que lo superó en la Cámara Baja, y de Fernando Collor de Mello en 1992, que renunció en medio del proceso.

Cunha, apodado ‘Mi malvado favorito’, hasta por sus aliados del llamado ‘bajo clero’ de la Cámara de Diputados, diseñó la hoja de ruta para el juicio político del que será beneficiario máximo, ya que se convertiría en el vicepresidente.

La sesión comenzará a las 08:55 y terminará el domingo a las 21:00. Habrá 28 horas de debates esperados, con la participación de Jovair Arantes, aliado de Cunha, quien se pronunciará a favor del juicio político contra la mandataria por supuestos delitos de irregularidades fiscales en el presupuesto, y del abogado general de la Unión, José Eduardo Cardozo, que defenderá a Rousseff diciendo que el jefe de la cámara actuó por ‘venganza’ y que no hay delito de responsabilidad, y que lo que está en marcha es un ‘golpe de Estado’ parlamentario.

Para acelerar el proceso habrá dos sesiones hoy y mañana, una con tiempo para los 25 partidos representados y otra de 3 minutos por diputado, considerando que son 513. La sesión se extendería hasta las 13:00 del domingo y con una hora de intervalo se procedería a la votación, que comenzará, determinó Cunha, por orden regional y no alfabética.

El jefe de la Cámara Baja determinó, con quejas del gobierno, que los parlamentarios del sur inicien la votación hasta terminar con el norte amazónico de Brasil. Supuestamente, el sur, sudeste y centro oeste del país son dominados por los votantes a favor del juicio, que podrían influenciar en los indecisos del norte y nordeste, teóricamente más cercanos a Rousseff.

La crisis brasileña inició el mismo día de la votación de Rousseff, el 31 de octubre de 2014, cuando el candidato derrotado Aécio Neves comenzó su camino de cuestionamientos al sistema electoral, más los estragos de la corrupción investigados por la ‘Operación Lava Jato’, tuvo esta semana una batalla que estaba sumergida y salió a la luz: la traición de Temer.

El vicepresidente hace dos semanas había desembarcado con el PMDB de la base de apoyo del gobierno, pero una filtración, tal vez organizada, dejó a la luz que preparó un audio con un pronunciamiento a la nación dando por descontado que Rousseff iba a ser sustituida.

La mandataria rápidamente lo calificó de ‘traidor’ y evaluó que Temer quiere convertir la sesión del juicio político en una votación indirecta, como se eligió el único presidente del PMDB de Brasil, José Sarney, en 1985, cuando un colegio electoral tutelado por la dictadura militar saliente lo eligió a él  y a su jefe de fórmula, Tancredo Neves, quien falleció antes de asumir.

El domingo puede encontrar  una salida el país, que está en recesión, atribuida en gran parte a la caída del precio mundial de las materias primas, pero también al freno a la obra pública con la detención de ejecutivos de empresas de ingeniería por sobornos en Petrobras y a los errores de comando de Rousseff.  

Si la mandataria gana, como anunció, convocará un pacto de gobernabilidad ‘sin vencedores ni vencidos’, pero si su suerte es elevada al Senado, cámara juzgadora y con chances grandes de derrota, el país quedará en manos de la dupla Temer-Cunha.

Los opositores ya preparan el plan de ajuste llamado Puente para el Futuro, que cuenta con el auxilio del excandidato presidencial José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) y del expresidente Fernando Henrique Cardoso.

Uno de los motivos además del económico será el político-jurídico en torno a la ‘Operación Lava Jato’, que hizo foco en el PT pero se amplía a otras fuerzas, sobre todo en la persona de Cunha, por recibir $ 5 millones de sobornos en 4 cuentas en Suiza que el propio gobierno de Berna denunció y reveló a la justicia brasileña.

El juicio político es financiado y respaldado por importantes entidades patronales, como la Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp) y la Confederación Nacional Agropecuaria (CNA).

La sangría de votos a favor de Dilma aumentó en las últimas horas con la campaña que hizo Temer en las bambalinas para convertirse en el Plan B, en el cual la oposición de derechas se apoyará a partir del domingo si es procesada Rousseff.

Pero dentro de estas fuerzas está la clave. “Lula, como jefe de gabinete sin cargo, ha montado su búnker en un hotel de Brasilia para trabajar captando a los disidentes de dada bloque”, dijo a EL TELÉGRAFO una fuente vinculada al expresidente, el único del núcleo duro de Rousseff que sigue creyendo en una victoria pese a las noticias de fugas de votos.

Por el gobierno están alineados el PT y sus socios de izquierda Partido Democrático Laborista (PDT, al que perteneció el derrocado presidente Joao Goulart y el caudillo de la izquierda nacional Leonel Brizola) y Partido Comunista do Brasil (PCdoB), agrupaciones regionales y el opositor Partido Socialismo y Libertad (PSOL), la mayoría es conformada por expetistas críticos del rumbo dialoguista y de coalición iniciada por Lula en 2003.

Los diputados deberán identificarse antes de votar. El país vivirá voto a voto como una definición por penales con la misma tensión que aquella del Mundial 1994, en la cual los brasileños superaron a los italianos. Pero esta vez estará en juego el futuro del país y las esquirlas de este juicio político en la comunidad internacional. (I)

DATOS

El Gobierno brasileño presentó ayer ante el Supremo Tribunal Federal (STF) un recurso de amparo contra el juicio de destitución de la presidenta Dilma Rousseff y advirtió que está dispuesto a librar una verdadera batalla judicial para frenarlo, alegando “violaciones” al derecho de la defensa.

El recurso debe ser analizado por el magistrado Edson Fachin y en caso de ser admitido, podría llevar a la suspensión de la sesión en la Cámara de Diputados, a la espera de una decisión definitiva por el plenario de la Corte Suprema.

La cámara sesionará desde hoy con la intención de votar el domingo una moción de destitución de Rousseff, acusada de  manipular las cuentas públicas en 2014, año de su reelección, y a inicios de 2015. La mandataria niega que haya cometido crímenes para ser destituida y denuncia una tentativa de “golpe de Estado”.

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