Saná.-

Un toque de queda fue decretado ayer en cuatro barrios del noroeste de Saná, escenario de combates entre rebeldes chiitas y combatientes sunitas apoyados por el ejército, anunció el Alto Comité de Seguridad de Yemen.

La decisión llega tras la intensificación de los enfrentamientos entre los rebeldes chiítas de Ansarulá y los combatientes sunitas del partido islamita Al Islah, que han dejado decenas de muertos entre las partes beligerantes y al menos 22 víctimas mortales civiles desde el jueves.

Las violencias motivaron la suspensión de los vuelos internacionales en el aeropuerto de Saná, el cierre de colegios, del mayor mercado de la ciudad y prácticamente la parálisis de la capital.

Además, se interrumpieron las emisiones de tres cadenas de televisión pública durante más de una hora, hasta que pudieron retomarse el sábado en la noche.

Los presentadores de esos canales de televisión, con sede en las zonas de combate del norte de Saná, dijeron en directo que eran blanco de disparos de los combatientes chiítas.

Los locutores afirmaron que varios empleados fueron heridos por los disparos y que los rebeldes impedían que los servicios de seguridad los evacuaran.

La reanudación de las emisiones se hizo desde otra sede de las televisiones públicas, indicaron fuentes de los servicios de información del gobierno.

Las autoridades calificaron la ofensiva de “intento de golpe de Estado”, luego de que el emisario de la ONU, Jamal Benomar, que negocia una tregua, concluyera sus gestiones sin éxito.