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Grandes plumas: Remigio Romero y Cordero
La tristeza del sol
Treinta siglos de edad tenía el sol entonces,
y en plena juventud estaba el sol...Yo era
el sumo sacerdote y el príncipe, en la isla
heliocrática de Helianta…
La gran sacerdotisa se llamaba Helia Pyria…
Catorce abriles vírgenes florecían en Helia…
Y era tal su hermosura, que el sol – para poder
mirarla hasta de noche- se reflejó en la luna…
La ley del culto heliólatra
me mandaba no amar a la sacerdotisa,
mas yo la amé...Venido el solsticio primero,
en el bosque sagrado canté mi himnario erótico;
y, en el otro solsticio, Helia Pyria me amó…
Al primer equinoccio, le besé en las pupilas;
al segundo, en la boca;
y, el día de un eclipse total, la sombra cómplice
sintió el epitalamio...
Inventé nuevos ritos:
hundir puñales de oro en pechos de paloma,
cuando era el perihelio o cuando era el aphelio;
hacer agua lustral del agua en que quedara
aprisionada el último arco – iris del invierno;
beber, a grandes tragos, zumo de girasoles,
brindando por los dos crepúsculos del día;
deshojar heliotropos durante los eclipses;
cantar todas las noches la ausencia de la luz;
pronosticar el tiempo, la guerra y la victoria,
rasgando la garganta de los gallos del templo;
y besar las pupilas de la sacerdotisa
a la hora del levante, a la hora del cenit,
a la era del poniente.
Qué hermosa era Helia Pyria...En las danzas hieráticas,
sus ojos se extasiaban en mis ojos; sus manos
se unían a mis manos; y ya no pude más:
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Algo más del personaje
Talleres Gráficos Nacionales - Quito, año 1952. Pintura de B. Mideros.
Se graduó de Bachiller en el Colegio Nacional Benigno Malo en 1912, ingresó a la Facultad de Jurisprudencia en la Universidad de Cuenca, obtuvo su título de abogado en 1916.
Desde el año 1931 tuvo una producción prolífica con sus poesías a pesar de sus cargos en la Función Ejecutiva. Un año más tarde, 1932, escribió hasta que llegó su consagración.
Su pináculo poético lo consiguió al ser coronado poeta en las fiestas de Quito en el año 1932.
Para 1933 era el poeta más reconocido de la nación, los Diarios querían su colaboración pero no aceptó. Sin embargo su vida cambió en los cargos públicos, que ostentó durante dos años. Eso lo enemistó con personajes de la época, como Velasco Ibarra. Así lo detallan cronistas, convirtiéndose después en su mayor y más cercano opositor.
Por complicaciones derivadas de su desempeño en la política decidió radicarse en Colombia. Trabajó en medios como El Tiempo de Bogotá. No se adaptó en ese país y regresó a Ecuador, en esa época se dedicó por completo a la poesía. (I)