Serbia y Suiza, los equipos que más reforzados salieron en el debut del grupo E, se dan cita en Kaliningrado en puertas de dar un paso gigante en sus aspiraciones.

Serbia, que ganó a Costa Rica, está a una victoria de hacer historia y de alcanzar, por primera vez como país independiente, los octavos de final de un Mundial. Suiza, por su parte, fue capaz de dejar en evidencia a Brasil, la favorita para muchos.

El conjunto balcánico, que cumple su segunda participación mundialista como Serbia después de Sudáfrica 2010 y la ausencia de Brasil, ha encontrado la estabilidad después del período de agitación interna que culminó con el cambio de seleccionador.

Mladen Krstajic ha sabido sostener al grupo, al que ha inyectado savia nueva con varios de los jóvenes que fueron campeones del mundo sub-20, hace tres años.

Entre ellos Sergei Milinkovic Savic, la auténtica sensación de la primera fase, integrado, igual que el resto de incorporaciones, al núcleo duro que forman hombres como el meta Vladimir Stojkovic, el defensa Aleksandar Kolarov, autor del gol contra Costa Rica; Antonio Rukavina y, sobre todo, el volante Nemanja Matic, del United.

Un triunfo de Serbia le llevaría matemáticamente a los octavos de final. En una situación similar está Suiza, que sacó un empate de su enfrentamiento contra Brasil.

Los tres puntos en Kaliningrado no sellarían el pasaporte a las eliminatorias del combinado helvético, pero sí supondría un paso al frente hacia el objetivo.

El conjunto que dirige el bosnio Vladimir Petkovic ofreció una seria versión de su equipo contra Brasil. Se rehízo del revés encajado a los 20 minutos y fue capaz de equilibrar la situación y cuestionar al talentoso combinado sudamericano.

Suiza se ampara en el tridente que conforman Stevan Zuber, autor del tanto contra Brasil, Xherdan Shaqiri, Haris Safarovic y Granit Xhaka.

El empate en su estreno ante la pentacampeona del mundo (1-1) dejó en evidencia el orden de Suiza. (I)