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El Telégrafo

No descansaron, pero buscaron formas para ver a la Tri

Fotos: Andrés Darquea/ EL TELÉGRAFO.
Fotos: Andrés Darquea/ EL TELÉGRAFO.
25 de junio de 2014 - 00:00

No todos los ecuatorianos pudieron ver la tarde de ayer el partido de Ecuador frente a Francia, junto a su familia o cómodamente instalados en sus viviendas.

Bomberos, vendedores, obreros, guardias y policías no tuvieron descanso, debieron trabajar en su jornada completa de ocho horas, pero, desde sus trincheras, se idearon formas de ver el cotejo, con el cual la Tri buscó un cupo a octavos de final. Ya sea en radios, teléfonos, tablets o televisiones portátiles alentaron a la Tricolor.

 

En el Cuerpo de Bomberos, en Quito, estuvieron ayer de guardia 6 casacas rojas, quienes atendieron las emergencias, que se suscitaron durante esa mañana.

Estuvieron alertas, pero, también, contaron con su plan B para poder el ver partido.

En el tercer piso de su oficina, en una pequeña sala de estar instalaron una televisión, desde donde Darwin Cachimuela (30 años), Leonardo Rubio (35 años), Gabriela Velásquez (25 años), Henry Jiménez (23 años), Javier Montero (35 años) y Milco Lara, quien es el jefe de todos ellos, alentaron al combinado nacional. “Si hay una emergencia ya saben, tenemos que salir corriendo”, contó Lara, que advirtió a sus compañeros de trabajo. "En otros partidos aunque con mala cara han bajado, saben bien que solo tenemos un minuto de respuesta para salir a atender las emergencias”.

Los bomberos, que estuvieron ayer de turno, confesaron que una de las más sacrificadas es Gabriela Velásquez, “se ha perdido todos los partidos”, detalló, entre risas, su compañero Javier Montero, quien lleva 11 años en la institución.Él fue ayer el más animoso: "Vamos que si se puede", dijo.  

Mientras Lara contuvo la antena del televisor para encontrar una buena señal, detalló que la aseveración de Montero no es mentira, pues contaron que a su compañera de trabajo le cuentan los goles y cómo va el marcador por mensajes de texto a su celular. "Es sacrificado, pero si me enteró un gol, yo lo grito", dijo Velásquez. 

 


Raúl Celi es cobrador del sistema Zona azul, en Quito, también trabaja como distribuidor de tarjetas de celular, en la avenida Reina Victoria.

La tarde de ayer miró el cotejo junto a su amigo Henry Ortega, quien administra una hostal en la zona. “No nos perdemos ningún cotejo, entre los dos apoyamos a la Tri, dijo Ortega, quien señaló que la planta baja del hostal se convirtió en el lugar ideal para que los ecuatorianos miren los cotejos de la selección, durante el Mundial.

En cambio, Celi señaló que para él es complicado ver todos los cotejos, “me toca estar con un ojo en  los vehículos y el otro en la  televisión”, contó, casi sin poder terminar la oraciòn completa. Pues rápidamente se levantó a ayudar a parquear un automotor que se estacionó frente a la hostal de Ortega. "Oiga sí meten gol, se pierde verá", le dijo el propietario de la hostal.

 


En la avenida Ventimilla y Juan León Mera, en medio del trabajo de soterramiento de cables en la zona, Marcelo Caiza (48 años) y José Sarango (28 años),  instalaron una pequeña televisión portátil, a un poste de alumbrado público. “No podemos parar nuestro trabajo, pero no queremos perdernos el partido de la Tri, dijo Caiza, quien no se perdió las incidencias del partido. En medio de bromas, los trabajadores aprovecharon para ver el duelo y también trabajar. Ellos fueron los encargados de contar cada detalle a dos compañeros suyos, quienes permanecieron debajo de las alcantarillas. 

En la otra esquina, en cambio, estuvo Luis Chaza, quien también trabaja como obrero en el proceso de soterramiento. "Espero que sì hay algún gol, por lo menos griten todos para yo también soltar los cables y gritar goooolllll", ansió, quien ayer olvidó llevar un radio para conocer las incidencias del partido. 

 


Gladys Arias, en cambio, con los audífonos de su teléfono celular bien puestos en los oídos, atendió ayer a los clientes. Ella vende caramelos, tabacos y víveres en la avenida Ventimilla y no pudo cerrar su negocio.

 “Escucharé el partido, no puedo cerrar porque el negocio es bueno”, dijo. Es madre soltera y tiene una hija de 12 años, "por los hijos, uno tiene que sacrificarse", señaló, quien esperaba con ansias a su hija para escuchar el partido juntas.

Para ella, el Mundial es una oportunidad para incrementar los ingresos en el negocio, “cuando juega la selección aumentó 20 dólares a mis ventas, es muy bueno para mi familia”, dijo.

 


Daniel Quishpe (26 años) y Néstor Urapari (25 años) no pueden dejar de caminar. Son policías metropolitanos y ayer durante el cotejo estuvieron destinados a trabajar con personas en situación de medicidad.

Con el cotejo de ayer, los uniformados señalaron que no pudieron ver un solo partido de la Selección completo. Sí completo, pues los policías confesaron que mientras realizaron sus rondas y caminatas echaron un ojo a las pantallas de los televisiores de las tiendas y restaurantes de la zona. Durante todo el Mundial, en donde la Selección convirtió tres goles de Enner Valencia,  no pudieron gritar. “Solo decimos gol, bien bajito, hacemos puño y seguimos trabajando”, confesó Quishpe.

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