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Nostradamus, ¿otra profecía?

Nostradamus, ¿otra profecía?
Ilustración: Patricio Mosquera / El Telégrafo
29 de marzo de 2020 - 00:00 - Fausto Segovia Baus

Admirado y repudiado por muchos, Nostradamus, independientemente de las concepciones políticas, económicas, filosóficas, ideológicas y religiosas, plantea un verdadero rompecabezas para traductores, historiadores y futurólogos.

La documentación histórica que maneja, su admirable precisión en ciertos detalles y la gradilocuencia de sus escritos hacen de este hombre un personaje de excepción, y su obra un monumento a la historia y la cultura universales.

Predicciones

Nostradamus, el renombrado médico francés, historiador y profeta, ha dejado para la posteridad en su famosa obra Almanach, una serie de mensajes que están dirigidos de manera preferente al siglo veinte, y que han sido difundidos y traducidos profusamente en todo el mundo.

Miles de toneladas de tinta y papel se han consumido en los cinco continentes, para dar a conocer sus mensajes, en casi todos los idiomas conocidos.

Muchas de sus predicciones más importantes se han cumplido: las guerras mundiales, la caída del tercer Reich, las guerras del Medio Oriente, la designación de un Papa polaco y las arremetidas de Irak contra occidente... que concitaron la atención internacional.

Para el presente trabajo hemos tenido acceso a la traducción realizada por Jean-Charles de Fontbrune, publicada por Círculo de Lectores.

¿Quién era Nostradamus?

Michel de Notredame nació en Saint-Remy (Francia) el 14 de diciembre de 1503. Estudió en Avignon y Montpellier y se graduó de médico.
Contrajo matrimonio y tuvo dos hijos; posteriormente su mujer y sus hijos murieron. Luego, durante 10 años, efectuó una serie de viajes y contrajo segundas nupcias en 1544.

En 1545 estalló una peste y obtuvo éxitos en Aix y Lyon. De esta experiencia terapéutica escribió una obra en 1561. Antes publicó otra sobre temas médicos en 1552, pero solo en 1555 apareció Almanach, título en el que se editan las famosas profecías.

Atacado, vilipendiado, envidiado y respetado, Nostradamus prefirió seguir una línea heterodoxa, en una etapa histórica en la que la actitud opuesta a la oficial se podía pagar con la vida.

Y así, en más de una ocasión, se salvó de la horca gracias a la intervención de soberanos, como Catalina de Médicis.

Obra fascinante

Como dijeron antes, pocos escritores han hecho correr tanta tinta como Nostradamus, especialmente en el siglo XX, objeto esencial de su visión profética.

Calificada como una obra fascinante, fuera de lo común, a algunos escritores advenedizos les movió a preparar textos apócrifos, que no llegaron, felizmente, a ensombrecer el trabajo original de Michel de Notredame.

La edición de 1568 consta de las siguientes partes: carta a su hijo César, en prosa. Contiene advertencias para traductor y explicaciones clave para entender toda la obra.

Doce centurias repartidas en 965 cuartetas; una cuarteta en latín, que representa una advertencia complementaria; ciento cuarenta y un presagios; cincuenta y ocho sextillas; y, una carta a Enrique, Rey de Francia, que consiste en un cuadro sinóptico de la visión de Nostradamus.

Una advertencia

Para entender al carácter de esta obra es indispensable la lectura de una carta introductoria dirigida por Nostradamus a su hijo, César. Allí realiza algunas advertencias para su futuro traductor y ubica mensajes fuera de toda connotación mágica u ocultista.

“No puedo engañar ni embaucar ni mentir que soy en este mundo mayor pecador que cualquier otro, y estoy sujeto a todas las aflicciones humanas. Pero viéndome a veces sorprendido en la semana, como en delirio, por un largo cálculo que daba a los estudios nocturnos un aroma agradable, he escrito libros de profecías cada uno de los cuales contiene cien cuartetas astronómicas, que he querido componer con cierta oscuridad, y que constituyen vaticinios perpetuos desde hoy (1555) a 3797”, dice Nostradamus en la carta a César.

En mensaje profético

El método que utiliza Nostradamus, según el documento en referencia, es doble: por la ciencia de los astros y por la revelación inspirada por Dios. Por lo tanto, dice Nostradamus, lo que está predicho es cierto y ha tomado su origen en el cielo.

¿Cuál es el contenido de su mensaje profético?

El pensamiento de Nostradamus se sintetiza así: presagia que la humanidad se verá disminuida varias veces, por obra y gracia de guerras y catástrofes, entre las cuales se alternarán las tiranías y diferentes formas de violencia, hambre y desolación.

Pero aclara que el tiempo final de la historia ocurrirá el séptimo milenio, según la cronología bíblica, en el que se realizará el juicio visible del cielo previo al octavo cuando vendrá el Dios Eterno, es decir, al final de la era de Piscis que coincidirá con el punto de partida de las guerras del denominado Anticristo.

¿Qué piensa usted?

Todas las culturas, en cualquier región del mundo, han desarrollado mitos, tradiciones y leyendas sobre la creación y el fin de los tiempos. Las profecías de Nostradamus hay que contextualizarlas. Son puntos de vista, que junto a otros libros más autorizados -quizás-, como la Biblia, ofrecen una visión del futuro probable, a la luz de elucubraciones astrológicas, históricas o filosóficas.

Es de desear, por lo mismo, que el futuro deseable -de paz, armonía y entendimiento entre los pueblos y naciones- sea fruto de la construcción responsable del presente. De lo contrario, ese futuro deseable se convertirá inadvertidamente en un futuro probable, es decir, de destrucción, calamidades y muerte. Los líderes mundiales y cada ciudadano de la Tierra tenemos las opciones posibles en nuestras manos. (O)

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