Sobrevivió a una Guerra Civil y a un incendio, pero tras 88 años de vida, la emblemática librería Catalonia ha tenido que echar el cierre en el centro de Barcelona, víctima de una crisis que también vacía a los  cines y teatros del país vasco.

“Fue una situación muy difícil y muy penosa pero se tenía que hacer”, explica Miquel Colomé, dueño desde el año 2000 de  la librería de referencia en la capital catalana, que a principios de año bajó definitivamente la persiana consumida por la falta de clientes.

Desde 2008, las ventas habían caído  un 40%, una situación que lamenta Colomé: “Nos llevó a la necesidad de hacer una ampliación de capital, vender la empresa o endeudarnos mucho”, pero “hacer una gran inversión no era posible”, por lo  que decidió  cerrar el local.

Ahora, las estanterías de libros de la Catalonia dejarán paso a las hamburguesas y las patatas fritas de un establecimiento de comida rápida que ocupará su local.

Como Catalonia, librerías, cines y salas de conciertos han desaparecido en los últimos años, debido al desplome del consumo por la crisis, la creciente presión fiscal y la piratería. Aunque muy extendida desde hace años en un país en que mucha gente cree que la cultura debería ser gratis, la piratería crece con la crisis en España.

Según el Observatorio de la Piratería, en 2012 se descargaron ilegalmente en España archivos por el valor de 15.200 millones de euros, un 41% más que el año anterior. “A ninguna profesión en este país se le exige la gratuidad que se le pide a la cultura”, protesta Juan Manuel Cruz, presidente de Cegal, la confederación de libreros de España.

Según este gremio, las ventas de libros han bajado un 22% entre 2002 y 2011, una caída que persiste en los dos últimos años. Además, se ha “destruido” un 30% del empleo desde 2008 y una treintena de sus 900 socios echaron el cierre en el último trimestre.

La situación no es mejor en el cine que además tiene que lidiar con el recorte de un 55% de las ayudas públicas desde 2010 y la subida del IVA del 8 al 21% desde septiembre. “El cambio de IVA se produce en un momento muy grave. La gente lo ve como imposible y tal y como está la taquilla y la crisis, tira la toalla y cierra las salas”, explica Juan Ramón Gómez Fabra, presidente de la Federación Española de Cines (FECE).

Añade que los espectadores han caído un 40% a partir de 2004 y 114 salas cerraron desde 2012.

De hecho, en abril se registró la peor recaudación de la última década, con una caída del 43% respecto al mismo mes de 2012. El nuevo IVA afecta también al teatro, los espectáculos de danza y la música en directo que, según la Asociación de Productores Musicales, perdió más de 25 millones de euros por dicha subida entre septiembre y marzo.

Por ello, la industria pide mayor protección gubernamental y una reducción de la presión fiscal para un sector cultural que representa alrededor del 4% del PIB y genera medio millón de empleos. “En momentos de caída de ingresos que se nota en las familias, no podemos ir a un empobrecimiento cultural”, asegura Pedro Pérez, presidente de la Federación de Productores Españoles.

Mientras tanto, este sector de la industria busca superar la bajada de ventas y trata de encontrar soluciones para saber cómo transformar en ingresos el gran consumo cultural “sumergido” del país.

“Con 60 años puedo decir que ahora la gente ve tres veces más películas, va a más conciertos, escucha más música y lee más que antes. Otra cosa es cómo se transforma en valores económicos. La gratuidad de la cultura no puede ser, pero se encontrarán fórmulas”, reflexiona Colomé.

CANNES SE DESARROLLA EN PLENA DEBACLE QUE AFECTA AL CINE EUROPEO

El Festival de Cannes se dispone a desplegar su derroche de estrellas y glamour, en un momento en que el cine europeo y, especialmente, el de España se encuentran confrontados, al igual que el resto de la sociedad, a políticas de austeridad que reducen los financiamientos estatales.

“Hay muchos nubarrones que se acumulan en el horizonte del financiamiento del cine a nivel global e internacional”, dijo  Eric Garandeau, presidente del Centro Nacional del Cine (CNC). “En algunos países hay una crisis generalizada que está diezmando las políticas públicas”, agregó.

Este año, el gran ausente es España. Excepto la película “Con la pata quebrada”, de Diego Galán, presentada en la sección Cannes Classics. España carece de otras propuestas en la principal cita del cine mundial, donde concursan seis películas francesas, una italiana y una holandesa.

No todos coinciden en achacárselo a la crisis. “No se puede establecer una relación de causa a efecto entre la crisis y la capacidad para producir obras. Pero cuando el contexto económico se vuelve tan difícil, hay empresas que cierran y toda una tradición de oficios se ve amenazada”, explica Laurent Creton, director del Instituto de investigación sobre cine y audiovisual (Ircav).

La industria española del cine, que ya padecía el flagelo de la piratería, se vio particularmente afectada por la crisis. El presupuesto de respaldo estatal al cine, que se elevaba a 123 millones de euros en 2010, cayó a 55 millones en este año. El IVA sobre los precios de las entradas de cine pasó de  8% a 21% en septiembre de 2012, con un efecto devastador sobre la asistencia en las salas de cine.

“Si la producción cinematográfica no halla nuevas fuentes de ingresos, muchos proyectos quedarán paralizados y será una gran pérdida para la creación cultural en España”, advirtió el presidente de la federación de cines de España, Juan Ramón Gómez Fabra.

Clara señal de las dificultades, la empresa de distribución, explotación y producción Alta Films, especializada en el cine independiente, entró en quiebra.

La noticia fue recibida “con consternación” por la Asociación francesa de exportadores del filmes (ADEF), según la cual es el resultado de una “ausencia de respaldo político al cine español” o de “la decisión de las televisiones públicas y privadas de no adquirir más filmes de autor”.

Otro país alcanzado por la crisis es Italia, donde las restricciones de presupuesto provocaron nuevos recortes en los financiamientos públicos del séptimo arte. En febrero, el gobierno redujo esos fondos en 4 millones de euros, que en este año pasaron a ser en total 72,4 millones. AFP