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El Telégrafo

Los retornados de la migración ecuatoriana

La migración de ecuatorianos a España pasó de 8.973 personas en 1999 a 91.120 en 2000, la crisis financiera fue una de las causas.
La migración de ecuatorianos a España pasó de 8.973 personas en 1999 a 91.120 en 2000, la crisis financiera fue una de las causas.
16 de agosto de 2015 - 00:00 - Óscar Jara Albán

Eduardo Quirola vive con su esposa, en Calderón, parroquia rural de Quito. Su casa fue construida para albergar a una familia de 5 hijos. Cuatro de ellos, 3 mujeres y un hombre migraron hacia España e Italia, en los inicios de la dolarización, dejando a sus niños a cargo de los abuelos. Eduardo se convirtió así en un padre-abuelo, hasta que los niños crecieron y partieron para reagruparse con sus padres.

Han transcurrido 12 años, y ahora la casa comienza a recobrar a las hijas y a los nietos ausentes. Es el regreso de la migración ecuatoriana.

El retorno de migrantes ecuatorianos a su país natal se ha producido por una conjunción de elementos, siendo la principal causa, aunque no la única, la crisis de los países de destino. Este argumento es invocado por los retornados de España, quienes no dejan de advertir que una crisis bancaria les expulsó del país, y otra crisis internacional les devuelve al Ecuador.  

Un reciente estudio, mediante encuestas en Madrid y Pichincha, de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), de los retornados de España a la provincia de Pichincha, revela que la crisis es uno de los detonantes, pero detrás están una acumulación de causas, y la familia es la verdadera unidad migratoria, que determina, junto con la situación laboral y económica, la decisión de retornar.

Ramón Mahía, investigador principal del estudio y profesor de la UAM, explica que el promedio de edad cuando partieron las personas migrantes fue de 27 años, y la estancia media de los ecuatorianos en España ha sido de 12 años, por lo que al retornar bordean los 40 años, y es una edad en la que es difícil encontrar trabajo, agravada por el desconocimiento del mercado laboral ecuatoriano.

La mayoría no quiere continuar haciendo las mismas tareas laborales que hacían en los países de destino, especialmente la construcción, en el caso de los hombres, y cuidados, en el caso de las mujeres.

Ximena, una migrante retornada, da cuenta de esta realidad. El regreso al Ecuador no corresponde con las expectativas que se habían planteado. Desde su experiencia, manifiesta que no tuvo información suficiente de la situación del Ecuador. Hoy no sabe qué rumbo tomar. Pensó que al regresar iba a mejorar, pero se siente todavía extraña en su tierra. “Llegar siempre es difícil. (...) Al regresar, sobre todo los primeros meses cuando buscas trabajo, te sientes otra vez migrante”.

La migración de ecuatorianos a España pasó de 8.973 personas en 1999 a 91.120 en 2000, la crisis financiera fue una de las causas.

Un número significativo de las personas que componen la muestra participante en el estudio han encontrado trabajo al regresar. Estas actividades no son estables. Otros han podido hacer un emprendimiento propio. Más de la mitad de los sujetos retornados a Pichincha laboran por cuenta propia. Son los que han salvado ahorros o invirtieron antes que la crisis en España licuara los recursos tan trabajosamente ganados.

En el estudio de la UAM, la percepción es que hay oportunidades y que las personas migrantes se sienten con fuerzas de aprovechar ese reto. Sin embargo, no siempre toman en cuenta todas las circunstancias que como migrantes les afectan, y solo las constatan cuando ya se encuentran aquí.

El éxito o el fracaso de la consecución de los objetivos reales o imaginados que se plantean, depende de una reflexión de lo que son capaces de hacer y los apoyos que logren. “El problema de Ecuador es que no tiene experiencia de retorno de sus migrantes. Por eso no se aprovecha todo lo que traemos”, nos dice Juan Carlos, que desde que regresó de España trabaja como taxista, en un vehículo que no es de su propiedad.

Ramón Mahía, como investigador, considera que la migración ecuatoriana a partir del feriado bancario es una experiencia única, ya que en una sola generación se puede observar la partida, la etapa migratoria y el retorno. La rapidez de todo este ciclo, hace que no haya capacidad de acogida de esta dinámica migratoria, a pesar de que Ecuador ha sido pionero en la aplicación de políticas públicas para sus migrantes, más allá de sus fronteras.

Algunos de los participantes en el estudio han condicionado su retorno, limitando su período de permanencia en Ecuador, ya que si no logran sus objetivos se plantean volver a migrar. Esta movilidad o migración circular es posible, porque la mitad de los ecuatorianos retornados de España tiene doble nacionalidad. El tener la nacionalidad española es un motivador del retorno, ya que se tiene la posibilidad de ir y volver.

Al contrario, quienes no tienen papeles o los han perdido por la falta de empleo que les impidió renovar su permiso de residencia, se inhiben de retornar, y agotan todas las estrategias, antes que volver fracasado, según se concluye de la investigación. Para los que ya regresaron, la tendencia es intentar permanecer en Ecuador, a pesar de las dificultades.

Los principales motivos que les retienen son la familia, la educación de los hijos, los bienes, especialmente casas, que les da seguridad. La familia es una unidad clave como soporte en la migración, pero también el primer apoyo en el retorno.

Los resultados de la investigación demuestran que tanto para migrar como para retornar se necesitan recursos, y que las personas que se van no son ni las más pobres ni las peor preparadas.

El 66% de la población migrante ecuatoriana tiene estudios secundarios y el 18% estudios universitarios. Lo que sí ha existido es una pérdida de esos conocimientos. Esta descualificación se debe principalmente a que nunca pudieron ejercer en la migración lo que estudiaron, y pocos se actualizaron para que les sirva al retornar.

“Yo soy normalista y fui profesora. He hecho algunos cursos, pero no he podido nunca trabajar en España en algo relacionado con lo que estudié. Ahora al regresar me encuentro con que debo participar en concursos de merecimientos, y concursar con personas que están mejor preparadas. Yo quiero trabajar en lo que estudié en el Ecuador, pero no es fácil para nosotras que hemos vivido fuera (…) lo que no haré es volver a trabajar en una casa ajena. Ocho años haciendo esto en España fueron suficientes”, dice Mercedes, que ha retornado a Quito hace 2 años.

Las personas con más estudios se plantean seguir estudiando. Quienes invirtieron en educación, han logrado que sus hijos que retornan tengan una mejor acogida en Ecuador.

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