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Terapias en el agua ayudan a los perros

Terapias en el agua ayudan a los perros
19 de mayo de 2012 - 00:00

Valiente estaba parado sobre sus cuatro patas, tomando agua con ansiedad en pleno sábado soledado. Esta acción no es nada extraordinaria en un perro, pero en Valiente cobra un significado distinto, de triunfo y de lucha.

“Eso, Valiente. Párate, párate. Qué liiiindo, qué bien”, le dice una de las voluntarias de Rescate Animal, que espera que el perro deje de lamer el plato al ritmo del temblor de sus patas traseras, para levantarlo como un bebé. “Es lindo él”, dice mientras le acaricia su lanuda cabeza. 

Este gran cánido de ojos nobles y largas pestañas rubias, parecido a un golden retriever, fue atropellado en la Vía Perimetral, pero fue rescatado por esta agrupación que se dedica -desde enero del 2011- a encontrar nuevos hogares a perros y gatos en situación de abandono, que en algunos casos son hallados con golpes y fracturas, como Valiente.

Él, al igual que otros 4 canes, recibe rehabilitación acuática desde hace varios meses, por lo general cada sábado, en la piscina de una de las voluntarias de este grupo. Allí los encargados de las terapias (los mismos colaboradores) buscan que los animales ejerciten la movilidad de su tren posterior y así logren recuperar su capacidad de caminar o mejorar su calidad de vida.

“Sácale, sácale el pañal”, dice Jordana Valverde, la presidenta de Rescate Animal, quien también participa en las rehabilitaciones. Valiente -con parte del pañal aún pegado en el pelaje- sale caminando lo más rápido que puede, con sus patitas traseras zigzagueantes, dejándose llevar por el impulso de la parte delantera de su cuerpo.

En la piscina estaban sus compañeros de lucha, otros sobrevivientes: Venus y Esperancita, quienes chapoteaban libres a ratos y en otros momentos se sostenían de la voluntaria que les correspondía en esa sesión. Venus, una mezcla de rotweiller con pastor alemán, estaba con Estefanía Pareja y Mónica Cabrera. Esperancita, un poco más temerosa al agua, flotaba en los brazos de Viviana Vásconez. Y Valiente se deslizaba por el agua, en los brazos de Bianca Salame, la voluntaria que presta su piscina cada semana para las terapias.

“El Dr. José Jaramillo, quien ha operado a varios de nuestros animales, nos dice que lo más importante para ellos es el post-operatorio. Él arregla el problema físico, ya sea la columna, la cadera o el fémur, y luego lo que tenemos que hacer nosotros es la rehabilitación, que es la parte más importante. Entonces él nos explicó qué se tiene que hacer y realmente no es algo muy difícil”, dice Valverde.

Ingresan al agua con los perritos y allí comienzan a realizar una serie de ejercicios que les permitan estimular los músculos generalmente estáticos por la falta de movilidad de las extremidades inferiores. 

“Y es lo que nosotros hacemos. Nos ingeniamos diferentes técnicas o posiciones donde los animales puedan moverse”, dice Jordana mientras Venus se le acerca nadando sola, sin ayuda, y salpicando agua por todos lados. Ella también fue operada de la columna y tiene varias placas metálicas en su interior. Gracias al ejercicio frecuente, ahora se encuentra en una mejor condición, sin embargo, aún espera ser adoptada. 

Esperancita y Nachita son historias con finales felices. Candy también, una coker que vive desde hace un año con Carla Campuzano y sus hermanos perrunos Percebes, Anastasia y Matías.

“Yo me ofrecí como hogar temporal y me llevaron a Candy. La vi tan delicada que -te juro- no podía decirle que no. Es el perro más grande que había tenido en mi casa y su adaptación ha sido difícil, porque requiere constante atención. Cuando llegó sólo movía la cabeza y uno tenía que estar todo el día con ella”, dice Carla, mientras seca al sol a Candy luego de sus ejercicios en la piscina.

Aunque podría parecer que Carla salvó a Candy, ella dice lo contrario. “Supuestamente tenía un mal nervioso y debía estar relajada. Ella me ayudó a darme cuenta de que por más que yo estuviese mal, siempre había alguien que podría necesitar de mí”.

Jordana coincide con ella y dice que el cuidado pro-vida de los animales deja conocer lo mucho que estos aún tienen para ofrecer a sus familias.

“Si tú los ves, son unos perros felices. No es que están tristes o enfermos. Son felices y creo que merecen otra oportunidad”, manifiesta la presidenta de la agrupación. Al momento, Venus y Valiente aún esperan encontrar un hogar definitivo que los pueda acoger.

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