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Saúl replica el arte ancestral en sus estudiantes

En el aula Tábara de la Universidad de las Artes, en Guayaquil, Saúl Torres (d) explica a los estudiantes las partes de una marimba tradicional y cómo se la construye. Las láminas se hacen de madera chonta o pambil.
En el aula Tábara de la Universidad de las Artes, en Guayaquil, Saúl Torres (d) explica a los estudiantes las partes de una marimba tradicional y cómo se la construye. Las láminas se hacen de madera chonta o pambil.
Foto: Karly Torres / EL TELÉGRAFO
05 de junio de 2018 - 00:00 - Marcia Andrade

La cerca de madera chonta que marcaba los linderos de su casa, en el barrio La Parada, en su natal Esmeraldas, se había derrumbado por efecto de las fuertes lluvias.

Saúl Torres, quien tenía 19 años y era danzante y cununero (tocaba el cununo) en grupos afoecuatorianos, levantó aquel desastre en la vivienda donde residía con sus padres y seis hermanos.

Aun sin saber qué iba a hacer con la madera mandó a cepillarla porque estaba en buenas condiciones. “Cuando menos pensé, estaba comenzando a construir mi propia marimba”, comenta el músico, hoy con 49 años.

Mandó a hacer la estructura con una madera conocida como “dormilón” y encima ubicó 24 láminas de  chonta bien pulidas. Debajo colocó igual cantidad de cañas huecas que funcionan como caja de resonancia y en un extremo de cada uno de los dos palillos con los que se toca el instrumento puso una bola de caucho natural.

Una labor difícil, especialmente por la afinación que se realiza de manera rústica y que debe conseguir los tonos agudos, semiagudos y graves.

Saúl lo hizo en 15 días porque desde pequeño estuvo inmerso en ese ritmo que heredó de sus ancestros y además del cununo aprendió a tocar el bombo, después la marimba y el guasá.

“Fue un reto hacer la marimba”, describe Saúl. Ese logro reafirmó su oficio de músico, marcó su inicio como constructor de instrumentos ancestrales y con el tiempo lo convirtió en promotor de una cultura y una actividad que heredó de su padre y abuelo, Aristarco y Lucio Torres, personajes del arte musical esmeraldeño. Una actividad que siguen sus hermanos y uno de sus tres hijos.

La primera marimba se la compró un extranjero a un precio que estaba regido por el sucre. Actualmente una tradicional cuesta alrededor de  $ 500 y una cromática $ 800.

Desde entonces Saúl sigue elaborando instrumentos de su cultura y los andinos como la quena, la zampoña y el rondador, pero también domina su ejecución, además de la danza y los cantos afro con los arrullos, chigualos y alabaos.

Ha paseado su arte por Ecuador a través de la Agrupación Chonta Viva, en la que dirige la parte musical y su compañero, Carlos Valencia,  la danza. Desde 2016, imparte sus conocimientos de forma voluntaria a los chicos del Centro Comunitario Juanito Bosco, en el barrio Nigeria, sur de Guayaquil, urbe donde reside desde entonces.

Esa experiencia lo llevó a dictar un seminario de Instrumentos de la Costa Pacífico a los alumnos de la Escuela de Artes Sonoras de la Universidad de Las Artes (UArtes) en enero de 2018 y como resultado de esa jornada construyeron una marimba para la academia.

Debido al interés que despertó entre los estudiantes, la UArtes lo llamó para que dicte la asignatura de Construcción y Ejecución de Instrumentos Ancestrales, como docente invitado, desde abril pasado. “Los alumnos están muy animados. Ellos también tocan algunos instrumentos (como batería y guitarra)”, afirma Saúl.

Uno de ellos, Paúl Buchelli, ya construyó su primera marimba. La idea es que durante el semestre cada uno elabore la suya y al final, en septiembre, presenten un concierto con todos los ritmos fusionados de los instrumentos afro, además de saxofón y clarinete, que Saúl también sabe.

Para este docente y gestor cultural de sus raíces, las actividades que realiza son como un sueño que cumple. Algo así como una recompensa que lo satisface y llena de orgullo.

“Cuando otras personas que no son afro construyen instrumentos y disfrutan el arte de nuestros ancestros es importantísimo porque se difunde más nuestra cultura y no se pierde la tradición. Ha valido la pena todo lo que he hecho en mi vida porque esta es mi recompensa”.

Saúl tiene tres composiciones inéditas. Con una de ellas, “La construcción del bombo”, ganó un festival en Esmeraldas.

También acumula menciones en diferentes eventos en Colombia, país donde volverá el 7 de julio próximo para una cumbre mundial de afrodescendientes, representando al Ecuador. (I)

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