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Madres gestantes optan por la libre posición en partos

Las mujeres acuden diariamente hasta el centro de salud ubicado en el sector de Lazareto, en Cuenca.
Las mujeres acuden diariamente hasta el centro de salud ubicado en el sector de Lazareto, en Cuenca.
Fotos: Fernando Machado / EL TELÉGRAFO
22 de mayo de 2018 - 00:00 - Rodrigo Matute Torres

Matilde Pauta es una mujer de 48 años. Aún recuerda a su abuela María Concepción Pacheco trabajando como comadrona. No sabe a cuántas asistió, pero sí tiene claro en su mente que ninguna mujer murió en sus manos.

“Antes no había hospitales como ahora, entonces tenían mucho trabajo y casi no descansaba mi abuelita”, indica la mujer, quien agrega que sus hermanos (2) nacieron mediante parto asistido por María Concepción.

El paso del tiempo y su modernidad han hecho que estas personas (comadronas) se vayan retirando de esta labor. Sin embargo, aún quedan unas pocas en la provincia de Azuay, las mismas que se han ligado al trabajo que realiza el Ministerio de Salud Pública.

En el hospital conocido como Mariano Estrella, situado en el norte de Cuenca, las mujeres embarazadas no han perdido la oportunidad para asistir a los talleres, tratamiento y cuidados, empleando métodos interculturales para un alumbramiento sin mayores contratiempos.

El parto con pertinencia intercultural se inscribe dentro de la política del Ministerio de Salud Pública (MSP) que propone la atención integral de salud tanto a la madre como al niño.

Este cuidado se inicia desde el momento de los controles prenatales a la madre, en el que se le previene y advierte sobre las señales de peligro durante el embarazo (fiebre, infecciones de las vías urinarias, salida de líquido amniótico, sangrado, entre otras).

Así como de las enfermedades preexistentes (del corazón, las de tipo materno transmisibles, cáncer, y otras); o las condiciones preexistentes (edad de la madre sobre los 35 años; adolescencia, elevado número de partos previos, entre otras). Y adicionalmente se le ayuda a planificar su parto.

Diana Mejía, enfermera-instructora, señala que todas las tardes atiende a las pacientes. Ella sabe perfectamente cómo debe preparar a las mujeres para que en el parto no tengan complicaciones.

Instrucciones
En una de las salas del hospital Mariano Estrella, que antes era utilizada como un refugio para las personas que tenían lepra, Mejía les explicaba, de manera detenida, los ejercicios con una pelota que les ofrece alivio en la zona pélvica, sobre todo cuando hay dolor.

Se utiliza también la silla holandesa, la misma permite colocar a la paciente en cuclillas; la apertura de piernas y con agarraderas frontales facilita inclinarse ligeramente hacia adelante para dejar libre el canal de parto.

También hay una tela suspendida al techo, la cual ayuda a optar por diferentes posturas a las parturientas.

A un lado está una silla con un espaldar que permite al acompañante colocarse detrás de la embarazada para que le ayude con los masajes.

Existe una barra que les permite sujetarse para que la persona que va a dar a luz se ponga en cuclillas y en el momento del parto pueda suspenderse y aliviar un poco el dolor.

Jennifer Sucozhañay lleva un embarazo de seis meses y no se quería perder una sola explicación de la instructora.

Ella ya tiene claro el panorama. Dice que tendrá un hijo varón y su nombre será Sebastián Joel. “He decidido que sea mi madre la que me acompañe al parto”, manifiesta la joven mujer, tras señalar que su esposo no se encuentra en el país y es la primera vez que tendrá un hijo.

“Me han recomendado que tome agua de toronjil, que es buena para los nervios, pero para el parto sí traeré bastante”, acota en medio de una sonrisa.

En tanto, Jenny Heras, quien lleva cuatro meses y una semana de embarazo, dice que las instrucciones que recibe la hacen sentir con seguridad para el parto.

Su madre ya le ha anticipado que va a tener una niña, “por el ancho de mis caderas”, además por todos los malestares que ha tenido en los primeros meses, como por ejemplo vómitos, mareos “y rechazo a todo lo que es comida”.

“En mis primeras semanas me gustaba comer mango,  tomar jugo de coco y naranja”, expresa. La mujer, de 24 años, comenta que se siente contenta con este método para dar a luz, aunque indica que aún no ha decidido qué posición escoger cuando llegue el momento.

“Ese día mi mami me acompañará, mi esposo no porque tiene mucho miedo”.

Milton Capón, responsable de Promoción de la Salud del Distrito 01D01 Cuenca Norte, explica que luego del alumbramiento, se le da la opción a la madre o al familiar que la acompaña de cortar el cordón umbilical. “Esto se convierte en la parte más sentimental, puesto que la madre mantuvo un vínculo afectivo durante nueve meses en su vientre con el bebé”.

La sala de parto intercultural cuenta con los insumos necesarios de acuerdo a las normas y estándares para esas características, “con el propósito de ofrecer un servicio con calidad y calidez”, comenta Capón.

Cuando llega una embarazada se le informa de forma adecuada lo referente al parto intercultural, “para que pueda decidir si le conviene o no”.

“Lo que tratamos es de humanizar el alumbramiento y que la madre y el hijo tengan esa afinidad”.

La directora de Salud Distrital, Gabriela Guillén, puntualiza que el Centro de Salud Mariano Estrella brinda la atención de partos desde el 2011 y la atención es totalmente gratuita.

Recalca que existe un seguimiento a las madres en lo que llaman el posparto. (I) 

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