Ecuador, 25 de Abril de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

“A los profesores deben enseñarles inclusión”

Noelia Garella, de 32 años, visitó Guayaquil esta semana para compartir su experiencia profesional y de vida. Ella ha dictado conferencias en países de América y de Europa.
Noelia Garella, de 32 años, visitó Guayaquil esta semana para compartir su experiencia profesional y de vida. Ella ha dictado conferencias en países de América y de Europa.
Foto: José Morán / EL TELÉGRAFO
21 de abril de 2018 - 00:00 - Redaccion Sociedad

Las cámaras la siguen adonde va la argentina Noelia Garella, al igual que un actor de cine o un músico famoso.

Pero ella, de 32 años y oriunda de Córdoba, no es una artista, sino una profesora de párvulos del Jardín Maternal Jeromito.

Su nombre trascendió, hace seis años exactamente, tras luchar por convertirse en maestra de escuela, a pesar de tener síndrome de Down.

Noelia luce una blusa negra llana, pantalón de tela corto y sandalias cómodas. Así se siente también con los medios a los que atendió la mañana del jueves en su visita a Guayaquil para participar en el Congreso Pedagógico realizado en el Instituto Tecnológico Bolivariano.

A pesar de que atendió varias veces las mismas preguntas, conserva su sonrisa y no pierde la paciencia (la misma de sus clases). “Soy una maestra más”, recalca pausadamente, pero con claridad, la profesora desde 2012.

Ese año justamente comenzó una carrera que la ha convertido actualmente en la primera de su condición que ejerce la docencia.

“Enseño a niños de 1, 2 y 3 años. Y he luchado para trabajar y estudiar como todos ustedes”.

“Conseguir trabajo en Argentina -cuenta su hermana Romina, de 30- es difícil. Ahora imagínese en su caso”.

Noelia se graduó  de profesora en  2007 en un instituto de su ciudad y su primera oportunidad surgió cinco años después, aunque sin sueldo. Colaboró en un jardín enseñando a niños, empero un día le informaron que ya no podía seguir, pues por su informalidad laboral podrían existir problemas en una inspección.

Tras partir del plantel su ausencia fue notoria. Los niños y los padres preguntaban por la maestra Noelia. Pero la explicación dada no los dejaba satisfechos. Y comenzó la “presión” para que retornaran a la docente de lacia y larga cabellera negra.

Tan fuerte fue el pedido que hasta el mismo intendente de la ciudad la recibió al regresar a las aulas y continuar el oficio que ejerció su papá, Delfor Garella (jubilado), y actualmente desarrolla su hermana Romina.

En el salón
La música, el cuento y la creatividad son parte de su éxito académico. Su clase empieza con una dinámica que los mezcla: “Se abren las puertas, se hace de noche, hay un castillo; se abren las puertas, sale un vampiro, saca un cuchillo, y hace un pan con mantequilla...”. “El vampiro es bueno”. Los chicos -explica- después repiten.

Su mamá, Mercedes Cabrera, comenta que no sabe de dónde sacó esa historia. “A veces las inventa”.

 Además, los infantes pintan con témpera y juegan con plastilina.

Ella, que además es instructora de natación, tiene claro algo: “En el salón no debe haber separación de chicos ‘normales’ con  aquellos que tienen discapacidad. Todos son iguales. Junten las bancas”.

Un mensaje
Noelia desea erradicar lo que experimentaron sus padres cuando desearon inscribirla en un plantel particular de su país. Romina recuerda aún las palabras discriminatorias de una directiva. “Aquí no se aceptan monstruos”, dijo a los progenitores.    

Empero, eso los fortaleció. La hermana Albertina y la madre María Rosa la respaldaron en la Escuela Santa Infancia. El instituto superior lo cursó con normalidad.

Nunca “arrastró” ninguna materia. “Los profesores, que le tomaban pruebas verbales, decían que estaban bien sus respuestas, pero ella quería continuar argumentando”.

Por eso, tras su recorrido como alumna y como profesora concluye: “A los maestros de facultad hay que enseñarles una materia que se llame inclusión”. Es el mensaje que lleva a los países: España, Estados Unidos, Ecuador... Y como cuando empezó no cobra nada por sus exposiciones. Su paga: la inclusión del colectivo. (I) 

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media