Los guantes aislantes de calor, ennegrecidos por el uso constante, parecen la herramienta de un soldador o de un mecánico, pero son parte infaltable del atuendo de Mark Robertson, de 56 años, piloto de uno de los 4 globos aerostáticos y uno de los 10 técnicos del Globofest 2012, una exposición que se realiza en el centro de Guayaquil hasta el próximo 12 de agosto, en la zona de La Rotonda (Malecón).

Estos globos multicolores, de aproximadamente 16 metros de altura, se inflan extendidos sobre el suelo con un ventilador de gran tamaño que inyecta aire frío al interior.

Pero luego, cuando son colocados de forma vertical -gracias a cuerdas y poleas a sus costados- y se encuentran listos para el despegue, necesitan una gran cantidad de  calor para que el aire se mantenga dentro. Mark, quien tiene 26 años operando globos aerostáticos, lo sabe bien...

En la canastilla que forma parte del globo se ubica el piloto con un tanque de propano líquido, que es utilizado junto con una especie de lanzallamas (denominado “quemador”) que acciona una columna de fuego de cerca de 2 metros en la cavidad interna del globo y que al ser disparado calienta el mango, volviendo los guantes aislantes una herramienta primordial. Este mecanismo mantiene el aire caliente y permite que el artefacto se eleve en el aire.

"Yo soy de Orlando-Florida, con Mickey Mouse", dice riendo en un español con bastante acento “gringo”, al tiempo que un vaho muy caliente proveniente del quemador lo despeina a él y a sus ayudantes. “Oh, I´m sorry”, exclama apenado.  

“La primera vez que vine a Ecuador fue en 1996, a un festival que se realizó en Quito. Esa vez vendí el globo que traje a un señor que vivía en el sector de Cumbayá. También le enseñé a pilotearlo”, dice este propietario de 4 globos en total.

A él un amigo de su juventud fue quien le transmitió esta pasión y le enseñó las técnicas de manejo de globos aerostáticos, que depende sobre todo del entendimiento del clima del lugar, de las corrientes de aire y de la temperatura al interior del artefacto.

Barbara Stoke -otra piloto- y su familia, al igual que la de Mark, han estado vinculados desde hace muchos años con la operación de globos aerostáticos. Su hermano, su hermana, su madre e incluso su esposo Steve -su compañero de vuelos y aventuras, también en este viaje- se han dejado atrapar por esta afición en la que esta norteamericana originaria de Tampa se encuentra inmersa desde 1973.

“Los vi volar por el cielo cuando yo era muy joven y busqué la forma de aprender  a manejarlos. Hoy he llevado los globos a varias partes del mundo, como Francia, Filipinas y China. Es mi primera vez en Ecuador”, explica la rubia y robusta mujer, bañada en sudor por el esfuerzo de toda la tarde inflando y estabilizando su aerostático que -al igual que los demás- está confeccionado de un nylon especial, tratado con poliuretano, una sustancia que le da resistencia e influye en la altura. 

“Está bacansísimo”, le decía un joven espectador a otro, mientras uno de los globos se terminaba de inflar. Esperaban la sorpresa completa viendo a los globos elevarse por el aire. La exposición estará abierta al público durante el próximo feriado por la Independencia.