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El proyecto de reformas al código civil en ecuador eleva la edad para contraer nupcias

Las niñas sin educación son 3 veces más propensas a casarse antes de los 18 años

El 60% de matrimonios registrados en Riobamba fue entre adolescentes. Antes de la reforma los padres firmaban un acta para aprobar el casamiento. Foto: Elizabeth Maggi/El Telégrafo
El 60% de matrimonios registrados en Riobamba fue entre adolescentes. Antes de la reforma los padres firmaban un acta para aprobar el casamiento. Foto: Elizabeth Maggi/El Telégrafo
06 de mayo de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad

Guayaquil, Cuenca, Riobamba, Latacunga, Quito.-

Un “no” rotundo es lo que Paola Rodríguez dice cuando le preguntan si volvería a casarse. En su respuesta existe una mezcla de sentimientos y recuerdos, pues su vida de casada “no fue la maravilla que imaginó”.

Hoy Paola tiene 31 años y fue a los 15 cuando contrajo matrimonio con un joven de 21 años. ¿Por qué lo hizo? La adolescente había quedado embarazada y la presión de sus padres, más el qué dirán, la empujaron a tomar la decisión de casarse.

“Pensaba que si no tenía a mi lado a un esposo no podía salir adelante, y no quería repetir el mismo círculo de mi casa, de que mi hija creciera sin un padre”, cuenta la joven. Manifiesta que no quería depender de sus padres, pero al contrario de lograr independencia, estuvo bajo la ‘tutela’ de su esposo.

A los 9 meses de matrimonio comenzaron las peleas, los celos, los chantajes y las humillaciones. Como ocurre en la mayoría de las uniones adolescentes, Paola tuvo que dejar el colegio, además del deporte y los paseos con sus amigas.

Una de las consecuencias más graves del matrimonio infantil, según informe de la Unicef, es precisamente el abandono del colegio por parte de las adolescentes.

Cuando Paola quiso retomar sus estudios, con el apoyo de su familia, encontró las barreras que puso su esposo. “Incluso hubo golpes para que no volviera a estudiar, y es que cuando uno lo hace se da cuenta de que hay un mundo afuera y que la vida no solo es lavar, planchar y estar al lado de su pareja”.  

Las niñas sin educación son 3 veces más propensas a contraer matrimonio antes de los 18 años, por eso la Unicef indica que la educación es vista como una medida de prevención.

Basada en su experiencia, Paola apoya la reforma al Código Civil, que fijaría los 18 años como la edad mínima para casarse. Según el artículo 83, quienes son menores de 18 años pueden contraer matrimonio con consentimiento expreso de los padres o de quienes ejercían su patria potestad.

La reforma considera la Resolución 843 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que declaró que ciertas costumbres referentes al matrimonio y a la familia en la legislación ecuatoriana eran incompatibles con los principios enunciados en la Declaración Universal de Derechos Humanos.

¿Cuáles son las consecuencias del matrimonio infantil?

El informe de Unicef explica que el matrimonio entre personas menores de 18 años es una realidad preocupante en el mundo, y que afecta en mayor grado a las niñas que a los niños.

Doris Herrera, líder Nacional de Protección de Plan Internacional Ecuador, lo corrobora. Debido a que a las mujeres se les asigna un rol de cuidadoras del hogar desde la infancia, las niñas que se casan tienen menos probabilidades de continuar sus estudios. “Mientras que los hombres no tienen la misma condición porque generalmente siguen estudiando y tienen mayor acceso a desarrollo intelectual y económico”.

Una de las principales afectaciones hacia las menores de edad es la psicológica, puesto que al casarse “se ven forzadas a finalizar su adolescencia de manera abrupta, se tienen que enfrentar a un conjunto de responsabilidades para las cuales no están preparadas”. De allí nace otra consecuencia en el tema de salud. “Las niñas se están exponiendo de manera muy temprana a roles sexuales y reproductivos, cuando su cuerpo está terminando de formarse”.     

Precisamente uno de los riesgos citados por Unicef es que las niñas madres tienen más riesgos de morir en el parto por la fragilidad de su cuerpo. Debido a su corta edad son relegadas por sus parejas, en la mayoría de los casos con más años, y no tienen acceso a métodos de prevención o planificación familiar. “Eso le puede traer embarazos sorpresivos con mayores consecuencias en su desarrollo”, agrega Herrera.

La psicóloga educativa, Elizabeth Montenegro, considera además que las niñas casadas a temprana edad sufren de violencia, “no siempre se casan con personas de su misma edad o similar, muchas veces son con adultos que las manipulan, y son proclives a ser víctimas de abuso sexual o físico”.

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Uniones efímeras, cuya causa principal es el embarazo

Marcela Molina y Édison Cornejo se casaron en 1998 cuando tenían 15 y 17 años respectivamente. El motivo fue un embarazo, tal cual ocurrió con Paola y su esposo.

La boda se desarrolló con total hermetismo, ya que según recuerda Marcela, hace 17 años la gente del barrio San Felipe, en Latacunga, los miraba como un ‘mal ejemplo’.

Durante los primeros años los jóvenes esposos tuvieron problemas para adaptarse y vivir juntos. Además aprendieron solos cómo ser padres en la adolescencia. No llegaron a las agresiones, pero han tenido peleas fuertes. La más reciente fue hace 2 meses, debido a las continuas salidas nocturnas de Édison.

Otro ejemplo de un matrimonio a temprana edad es el de Fabián M., quien se casó a los 17 años y cuyo hogar apenas duró dos años. “No podíamos disfrutar bien de nuestra vida, yo quería seguir haciendo cosas de soltero y ella también y ahí se presentaron los problemas, primero nos separamos y ahora estamos en proceso de divorcio”, manifiesta.

Si bien el promedio de edad para contraer matrimonio en los varones en Ecuador es 30 años y en las mujeres 27, los casamientos entre menores de edad son una constante en poblaciones rurales y pequeñas.

Solo para tener un ejemplo, hasta abril de 2014 el Registro Civil de Riobamba celebró 3.154 matrimonios, un promedio de 80 por mes, de los cuales el 60% fueron con menores de edad. ¿Por qué lo hacen? Para Lenin Barriga, quien mantiene una larga experiencia como juez de matrimonio en Riobamba, hay varias circunstancias por la que los padres aprueban el matrimonio de sus hijos adolescentes. “Existen parejas que ya han convivido y después quieren formalizar, otras se van de la casa, por ello los padres ceden antes de que hagan cosas por sí solos”.

Varios teóricos y psicólogos consideran que la adolescencia no termina sino hasta los 20 años. Esta sería una edad para ‘pensar’ en formar un hogar. La psicóloga Montenegro también aprueba la reforma de aumentar la edad para contraer matrimonio porque promueve el bienestar de los niños o adolescentes. De alguna manera se disminuye las probabilidades de un divorcio, una práctica común entre los jóvenes esposos. Le ocurrió a Fabián y a Paola. Ella hoy reflexiona: “Si no me hubiese casado habría sido madre soltera, pero no llevaría las heridas que tengo ahora”. (I)

DATOS

Del total de adolescentes en Ecuador, 64 mil son madres y 45 mil están casadas o con pareja. El 18% de mujeres que se casan tienen entre 15 y 19 años.

El 36% de las mujeres de 20 a 24 años en el mundo se casaron o se unieron antes de cumplir los 18 años, según datos de Unicef. El matrimonio de niñas es más frecuente en África subsahariana y en Asia meridional.

La buena noticia es que el matrimonio forzado de niñas disminuyó 7 puntos desde 1985 en el mundo, explica la Unicef. En especial los casamientos entre niñas menores de 15 años.

Según el informe ‘El derecho de una niña a decir no al matrimonio’ que la Organización Plan Internacional realizó en 70 países, el matrimonio infantil es fruto de una combinación entre pobreza, desigualdad de género y falta de protección de los derechos de las niñas y niños. (I)

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