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El autocontrol en la ingestión de alimentos puede evitar un malestar

El autocontrol en la ingestión de alimentos puede evitar un malestar
22 de diciembre de 2019 - 00:00 - Redacción Sociedad

Cuando llega el fin de año, nos reunimos en familia para disfrutar juntos alrededor de la mesa. Casi todos sucumbimos ante los platos y las bebidas que nos convocan en las fiestas decembrinas.

Aquellos que atraviesan una dieta médica hacen una excepción y quienes se la pasan haciendo ejercicios, también, con la promesa de recuperar su peso cuanto antes.

En no pocos casos alguien de una familia debe visitar el médico por estas fechas, porque le cayó mal una comida y le provocó náuseas o vómitos.

La indigestión o dispepsia es muy común en esta época del año porque no controlamos lo que comemos o nos volamos algunas normas de vigilancia por falta de educación nutricional.

María Emilia Reyes, quien es especialista en Nutrición, señala que una cosa es la indigestión y otra el llamado empacho que muchos alegan.

“El empacho es una llenura por mucha comida, mientras que la indigestión es el mal funcionamiento de nuestro sistema digestivo”, señala la especialista.

Reyes, de Munay Asesoría Nutricional, precisa que, efectivamente, en esta época suele incrementarse el consumo de alimentos poco saludables o la intoxicación por mala elaboración de estos.

Entre los alimentos que son “pesados” para el estómago están las bebidas azucaradas y alcohólicas. Ello coincide con que en este período del año aumenta el estrés, se duerme poco, baja la frecuencia de actividad física y la inobservancia de horarios regulares para la comida.

En la indigestión los pacientes refieren síntomas de flatulencia, plenitud (saciedad), retortijones, reflujo gástrico, eructos, náuseas, vómito y ardor en el estómago, por lo que la visita al doctor es obligada y este deberá definir de qué se trata.

La especialista Reyes señala entre lo que atenta contra una buena digestión, al volumen excesivo de alimentos, velocidad al comer, ingesta de alimentos grasos o muy condimentados, fumar, beber alcohol, estrés, ciertos antibióticos, analgésicos y suplementos de hierro.

En tanto existen alimentos que pueden conducir a ese malestar producto del feriado.

Entre estos se encuentran las carnes rojas por su alto contenido en grasas y toxinas; la leche de vaca en personas intolerantes a la lactosa: el exceso de fibra proveniente de semillas, frutas, verduras ya que puede lastimar las paredes del intestino, como son azúcar y las bebidas azucaradas o alcohólicas con gas, pues este irrita el intestino delgado.

Además, la cafeína y jugo de naranja con el estómago vacío, comidas muy condimentadas, frituras, grasas saturadas, vegetales crudos.

Sin embargo se registran otras enfermedades donde las personas se aquejan de un malestar similar al de la indigestión, pero responden a otros cuadros clínicos.

Por ello recomienda no descuidarse ante la persistencia de los síntomas, debido a la posibilidad de que pueda tratarse de úlceras, reflujo gastroesofágico, gastritis, enfermedad celíaca, cálculos biliares, estreñimiento, pancreatitis o bloqueo intestinal, entre otras.

Hay personas que refieren tener una digestión lenta y se lo atribuyen a la altura, sobre todo quienes se trasladan de sitios más bajos a otros más altos, algo común en Ecuador.

Reyes señala que ciertamente en la altura el cuerpo tiene una mayor demanda energética y a su vez un descenso en la glicemia, lo que enlentece los procesos digestivos y la absorción de nutrientes.

En el caso de los nativos de la Sierra crean una adaptación al entorno y no suelen presentar estos síntomas, pero en el caso de los visitantes esto podría representarles un inconveniente, por lo cual la recomendación es tratar de comer lo necesario, en horarios tempranos del día.

La experta recomienda que el primer paso una vez que se presentan los síntomas es volver a la calma y comenzar a ingerir abundante líquido o aguas aromáticas antiinflamatorias como jengibre, cúrcuma, canela.

Si las molestias persisten por más de dos semanas es preciso consultar a un médico especialista.

Ante el malestar, sugiere evitar el sentimiento de culpa y peor aún intentar “compensar” dejando de comer y causando más ansiedad.

Se recomienda consumir los alimentos cuando el cuerpo nos lo pida en porciones pequeñas, despacio y sin distracciones a manera de una dieta blanda hospitalaria, esto quiere decir con poca sal, poca azúcar, bien cocidos, evitando grasas como embutidos, piel de pollo, enlatados, productos de panadería, cremas, salsas, entre otros. (I) 


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Las diarreas pueden ser prevenibles en muchos casos

La diarrea está definida como la deposición de heces tres o más veces al día, causada por una infección en el tracto digestivo. Ya sea por organismos bacterianos, víricos y parasitismo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) aclara que la deposición frecuente de heces formes (de consistencia sólida) no es diarrea. Tampoco lo es la deposición de heces de consistencia suelta y “pastosa” por bebés amamantados.

Muchas personas no prestan atención a esta afección y pueden llegar a deshidratarse y complicarse su salud.
Un número importante de quienes reportan este padecimiento, lo adquirieron a través de la intoxicación de los alimentos y también por la falta de higiene. Por ello las campañas de salud llaman a tomar estas acciones para reducir el padecimiento.

El lavado de manos con agua y jabón y de los alimentos a la hora de cocinarlos, reduce un 50% las diarreas infantiles y 25% las infecciones respiratorias.

La influenza y neumonía y los cuadros infecciosos intestinales son, respectivamente, la tercera y cuarta causa de muerte en menores de cinco años en las Américas y el 9,5% del total de fallecimientos, según datos del Observatorio Regional en Salud de la OPS/OMS.

Existe la creencia de que los antibióticos ayudan a superar cuanto antes este malestar, sin embargo, los expertos aducen que no son útiles en el tratamiento de gran parte de las diarreas. Incluso, en algunos casos puede requerirse de un tratamiento específico.

La ONU prevé que entre 2030 y 2050 el cambio climático causará unas 250.000 defunciones adicionales cada año, debido a la malnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés calórico. Otras enfermedades muestran como primeros síntomas las diarreas. Se insta siempre acudir al médico. (I) 

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