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El Telégrafo
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En 3 años se quintuplicó cifra de personas con discapacidad que trabajan

En 3 años se quintuplicó cifra de personas con discapacidad que trabajan
30 de julio de 2013 - 00:00

Cada año más personas con discapacidad son insertadas laboralmente. Así lo aseguró Xavier Estupiñán, secretario de Empleo y Salarios del Ministerio de Relaciones Laborales (MRL).

Según el funcionario, desde el 2010 hasta el momento se han contabilizado un total de 56.000 ingresos a diferentes empresas del país. “En el 2010 fueron insertadas 6.000 personas con discapacidad, mientras que en el 2011 la cifra asciende a 9.900. En el 2012 se registró un total de 28.000 y en lo que lleva del 2013, 12.000”, afirmó.

Jimena Mañay, de 36 años, es una de ellas. La joven  esperaba con ansias su entrevista de trabajo en el Servicio de Integración Laboral (SIL) del Consejo Nacional de Discapacidades (Conadis).

Ella nació en abril de 1977 sin ningún problema de salud. Sin embargo, un año después tuvo una infección de oídos y por una negligencia médica -dice- se le colocó un medicamento de manera inadecuada, lo que disminuyó su capacidad auditiva.

Según cuenta, los médicos de un hospital privado le suministraron unas gotas óticas en una dosis que correspondía a una persona adulta, lo que ocasionó que Jimena ahora tenga un 60% de discapacidad, según lo indica su carné del Conadis.

Ella estudió en el Instituto Nacional de Audición y Lenguaje (INAL), lugar donde obtuvo su título de bachiller en cerámica. Pocos años después continuó con sus estudios superiores en la Universidad Israel, donde egresó de la carrera de Diseño Gráfico.

“¿Qué hago en mi tiempo libre? Disfrutar de la vida. Todos somos iguales, somos capaces. A mí me gusta comunicarme, tener amigos. Ya tengo cinco años de relación con mi novio, pero me casaré después”, afirmó entre risas.

Al igual que Jimena, Pablo Collaguazo tiene discapacidad auditiva. Su madre presentó complicaciones en su embarazo gemelar, lo que provocó que Pablo no desarrollara el sentido del oído a más de tener labio leporino. “Mi mamá me dijo que cuando estaba embarazada le dolía la cabeza y se tomó una pastilla”, relató mientras sostenía la carpeta en la cual llevaba su hoja de vida.

El joven -que ha trabajado en contabilidad- dice que su infancia fue un poco dura, ya que en un principio  sus compañeros no tenían paciencia para comunicarse con él. “En la primaria los chicos me trataban mal. Luego supieron cómo me expresaba y con el tiempo hice amistades. En la secundaria también fue difícil, tuve que seguir un curso para mejorar el habla porque tenía problemas de pronunciación. Ahora me expreso mejor”, agregó.

Él estudió en el colegio Eloy Alfaro de Quevedo, provincia de Los Ríos. Para obtener su título de bachiller, viajó a Madrid (España) para hacer pasantías por tres meses. En este tiempo trabajó junto a varios compañeros con otros tipos de discapacidades.

Pablo usa un solo audífono en su oído derecho, por lo cual pide a quien le dirige la palabra, que se acerque a este lado para entablar una conversación.

Xavier Torres, vicepresidente del Conadis, indicó que el SIL fue creado en el 2006 con el propósito de cumplir lo establecido en el artículo 47 de la Ley Orgánica de Discapacidades.

Esta normativa estipula que el empleador  que cuente con 25 trabajadores deberá contratar un mínimo de 4% de personas con discapacidad para el desempeño de labores, conforme a los conocimientos, condiciones físicas y aptitudes individuales de este sector de la población.

“Antes las personas con discapacidad no estaban formadas porque no había acceso a la comunicación. Ahora este proceso nos permite visibilizar que se van incluyendo más a la educación y al trabajo. El SIL hasta el  momento ha insertado a 11.000 personas laboralmente”, aseguró el titular del Conadis.

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