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70 adultos mayores recorrieron la tierra de sus padres

Los descendientes de los expulsados por Arroyo del Río regresaron a casa

Los descendientes de los expulsados por Arroyo del Río regresaron a casa
06 de septiembre de 2015 - 00:00 - Redacción Sociedad

Los González, los Tigrero, los Panchana, los Orrala, los Laínez, los Escalante... todos se reencontraron el jueves pasado en Salinas (Santa Elena) en un hecho histórico y único en el país. Ese día no les importó el Sol ni el clima, tampoco les pesaron los años o las canas. La mayoría estuvo acompañada por sus hijos y nietos. Los 70 descendientes de estos apellidos caminaron desde el malecón del lugar hasta la actual base militar ayudados con bastones, las manos de sus hijos y cubiertos por sombrillas. Llegaron como un homenaje simbólico y propio, puesto que en 73 años nunca han recibido un reconocimiento oficial de un gobierno luego de ser desalojados de las tierras que heredaron de sus antepasados.

Quizás pocas generaciones actuales recuerden lo que ocurrió en 1942 cuando el entonces presidente Carlos Arroyo del Río declaró zonas militares a los sectores La Ensenada y Mar Bravo en la península.

El decreto 560 se firmó con la clara intención de ayudar a Estados Unidos, luego de que este país se involucró en la II Guerra Mundial y tras sufrir el ataque a su base marina en Pearl Harbor.

El principal interés estratégico de Estados Unidos en Ecuador derivaba de la ubicación geográfica local. A esto se sumaba que ya se tenía jurisdicción sobre las islas del archipiélago de Galápagos.

Con el decreto se abrió paso a la instalación de 2 bases militares: una en Galápagos y otra en Salinas, precisamente en La Ensenada, donde vivían decenas de familias, antiguos pobladores de la península. La zona era conocida como Las Conchas o Tierra Blanca.

“Aquellos pescadores y sus familias fueron los únicos sacrificados, obligándolos a salir de sus viviendas y hasta la fecha no existe un reconocimiento a estos ciudadanos de parte de las autoridades nacionales ni locales”, recuerda el gestor cultural Rafael Tigrero, uno de los organizadores de ‘El Retorno a la Tierra’.

La actividad se efectuó sin prensa privada y masiva, y mucho menos canales de televisión. Fue discreta, era un encuentro de 70 descendientes peninsulares. En total asistieron 120 familias que agrupan a más de 300 personas, entre esposos, hijos y nietos, quienes fueron desalojados por orden del gobierno de turno.

Por ejemplo, don Florencia González, hoy con 95 años, tenía 23 años cuando fue expulsado del lugar. Juan Benedicto Reyes llegó a los 13 años a Las Conchas. Doña Isidora González vivía en el barrio desde los 10. Y los esposos don Lucindo González Balón y doña Petra del Pezo, de 75 y 74 años, respectivamente, tenían 3 y 2 años cuando fueron retirados, para permitir la construcción de la base.

En aquel entonces, un gran porcentaje de los desalojados tenía una edad avanzada. A pesar de los pedidos y reclamos, el 23 de abril de 1942 se instala la sesión del Concejo Cantonal de Salinas, presidido ese año por Carlos Espinoza Larrea, para aprobar el desalojo y ‘notificar’ a los pescadores que tenían que mudarse a otro barrio. En un plazo de 60 días ellos estaban obligados a construir sus casas en otro sitio.

Una prueba del abuso del gobierno de Arroyo del Río, en apoyo a EE.UU., es que la notificación llegó 3 meses después del desalojo, pues el 16 de enero de 1942 las familias fueron invadidas por soldados norteamericanos. Ese día recuerdan que estaban en sus casas, la mayoría de caña y con techo de paja, cuando llegaron los tanques y tropas ‘gringas’ para instalarse.

“Gracias al apoyo de la Comisión Social de Santa Rosa hemos contactado a este grupo de ciudadanos y pudimos hacer una invitación a los primeros pescadores. Ellos hicieron un recorrido por la ‘tierra santa’, como denominan al terruño de sus padres”, cuenta con orgullo Rafael.

Junto a otra promotora, Nancy González, se ha encargado de revivir una porción de la historia de Santa Rosa, parroquia de Salinas. Cual trabajo de hormiga reunieron uno a uno a los 70 adultos mayores que recorrieron la actual base militar.

Ellos lograron elaborar un folleto, donde cuentan el verdadero origen de Santa Rosa. “Es un avance de las investigaciones, producto del esfuerzo de la comisión. Todo con un objetivo: la publicación del libro Santa Rosa, una mirada al pasado”.

Tanto Nancy como Rafael realizaron por meses la recolección de datos, fotografías y entrevistas. Contaron con el apoyo de Pepe Indacochea, Pablo Balón, Ramón González, Eduardo Macías y el arquitecto Fernando Garzón, investigador de historia patrimonial y quien al momento está tras las pistas de las bases militares norteamericanas en el país.

‘El Retorno a la Tierra’ tuvo el aval del Municipio de Salinas, con la aprobación de las Fuerzas Armadas acantonadas en Salinas. Es más, el comandante Vicente Jácome Ávila, de la Capitanía del Puerto de la zona, apoyó en la logística del recorrido con 2 buses para transportar a los adultos mayores. También proporcionó la autorización para circular en las instalaciones de la base militar.

Más que un valor simbólico, tanto Rafael como Nancy cuentan que el encuentro fue emotivo y conmovedor. “Lleno de nostalgia y mucho sentimiento, muchos de los abuelos estaban con lágrimas sobre sus mejillas, pues recordaron cómo de jóvenes y niños tuvieron que salir obligados de su tierra”. (I)

Datos

Un estudio de la Flacso, a cargo de la investigadora Beatriz Zepeda, explica que la II Guerra Mundial tuvo un enorme impacto en las relaciones entre EE.UU. y Ecuador.

En la investigación se habla de que las dos naciones alcanzaron un ‘extraordinario período de cooperación’, pero nunca se mencionan los desalojos a las 120 familias de pescadores de La Ensenada en 1942.

En 1942, con el fin de proteger el Canal de Panamá, durante la II Guerra Mundial, el presidente Roosevelt de EE.UU. ordena la maniobra denominada ‘Con mano militar’ en varios países de la región.

Es así que, sin previa consulta de los ciudadanos, se dispone a invadir militarmente Nicaragua y Ecuador para instalar bases militares. En el primer país se fundó una en Corinto, mientras que en el territorio ecuatoriano los lugares escogidos fueron Salinas y Galápagos.

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