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Los coworking generan espacios donde la innovación es requisito

Los coworking generan espacios donde la innovación es requisito
Foto: cortesía de Impaqto
13 de agosto de 2017 - 00:00 - Silvia Murillo

Los coworking o trabajo colaborativo son una tendencia que hace más de 2 años viene ganando espacio entre emprendedores, profesionales de distintas áreas, estudiantes, jubilados y  millennials, en Ecuador. Al igual que otras actividades tiene una fecha para recordarlo a escala internacional: el 9 de agosto.

Los principales requisitos para estos grupos son ser innovadores y creativos y, de esta manera, legitimar este tipo de trabajo por horas, que no está ligado a una rutinaria jornada de oficina, sino más bien a momentos en los que, además, los coworkers también se involucran en el networking (red profesional de contactos).

Estos espacios, acondicionados para motivar e inspirar a las personas, surgieron en Berlín, en 1995, con el nombre de C-Base. Fue algo así como un antecedente de lo que, en 1999, llegó para quedarse.

El concepto coworking se materializó de la mano de Bernie DeKoven, quien inventó el término para describir el trabajo colaborativo a través de ordenadores. Meses después se creó, en Nueva York, 42 West 24, una oficina que aún ofrece servicios.

Viena vio la luz con esta tendencia en 2002, con el nombre de community center for entrepreneurs, que fue considerado el primer espacio europeo de trabajo compartido.

Sin embargo, fue en 2005, en San Francisco, Estados Unidos, que se abrió el primer coworking oficial, a cargo del programador Brad Neuberg.

El concepto fue de cooperativa sin fines de lucro y contaba con 8 mesas 2 días a la semana, con wifi gratuito, almuerzos compartidos, meditación, masajes y paseos en bicicleta.

Un año después este sitio cerró y en su lugar se instaló Hat Factory, la primera oficina a tiempo completo llamada coworking space. De ahí las aperturas de otros países fueron paulatinas.

Según la empresa Emergent Research, dedicada al estudio de tendencias tecnológicas, hasta  2018 existirán en el mundo unos 12.000 trabajos colaborativos.

En Ecuador, estas oficinas se empezaron a implementar hace 3 años, que es el tiempo que tiene de inaugurado IMPAQTO, que funciona en Quito.

Alejandra Marín, coordinadora de Comunicación de IMPAQTO, define este ambiente como una incubadora de empresas. “El coworking es esta nueva tendencia llamada también ‘Oficinas flexibles’, con la cual nos adaptamos a tu tiempo, necesidades y espacio requerido”.

Según ella, esta oferta nació partiendo de 3 problemas básicos: el aislamiento (personas que trabajan desde sus casas o cafeterías), la carga emocional (cuando emprendes solo o en pareja y se presentan dificultades), y las distracciones (que las hay en el hogar u otros sitios).

Marín explica que una vez que identificaron estos problemas realizaron una investigación en cuanto a costos y determinaron que una oficina convencional con todos los servicios tiene un valor de $ 22.550 anuales, mientras que la de ellos es de      $ 7.800.

A esto le suman beneficios como mentorías, descuentos, promociones, eventos, comunidad, networking, charlas con CEO, disponibilidad de internet.

Justifica también la existencia de IMPAQTO en que, según las estadísticas que manejan, 1 de cada 3 ecuatorianos son gerentes-dueños de una empresa en etapa temprana, pero que el 90% de estas falla en el primer año, porque no tiene ningún tipo de acompañamiento y hay desconocimiento de herramientas y estrategias.

Inclusividad

Para Marín, el que Quito, por ejemplo, tenga espacios como estos, genera inclusividad “porque la densidad urbana de la ciudad es supergrande y tenemos mucho movimiento de gente de provincias... Cuando compartes un espacio estás siendo más sostenible con el mundo, con la ecología”.

En ese sentido, Alberto León Herrera, experto en Inteligencia Comercial, considera que estos ambientes permiten a los profesionales independientes, emprendedores y pymes, de diferentes sectores,  desarrollar sus proyectos profesionales y compartir oficina y equipamiento.

“Constituye una propuesta más elaborada que, por ejemplo, los cibercafés, entornos en los que también se cuenta con conexión a internet”.

Indica que en los coworking se fomentan las relaciones estables entre profesionales de diferentes sectores que pueden desembocar en nuevas (cliente-proveedor), así como en intercambios y colaboración de tipo horizontal entre los propios coworkers.

Es frecuente —afirma— que se genere un sentimiento de pertenencia a una comunidad, más allá de las vinculaciones efectivas que se establezcan entre los trabajadores que frecuentan los espacios de coworking.

Eduardo Molina, director general de WeWork México, una plataforma global para creadores, asegura que las necesidades han cambiado y, por eso, existen grandes ventajas al trabajar desde cualquier sitio.

“Hoy más que nunca las personas no solo se resignan a cumplir las tareas y funciones que se les exige, sino que se concentran en realizar el trabajo de su vida”.

Según la edición 2017 de la Global Coworking Survey de Deskmag, 85% de los coworking esperan tener un importante incremento de miembros durante este año, debido a que algunos estudios resaltan que el 68% de los miembros de estos espacios se concentran mejor y el 64% completa sus tareas más ágilmente.

Para el consultor y especialista en Comunicación Digital, Guido Moreno, los gustos, aficiones e intereses hacen que estas personas se agrupen. Incluso él contempla a aquellos grupos de Whatsapp que reúnen a personas de acuerdo a una afinidad.

“Las plataformas te van uniendo de acuerdo al interés que tienen. En las agrupaciones o tribus los une un interés común y encuentran un modelo comunitario. Dentro de ese esquema, el aspecto de colaboración es importante, porque todos trabajan por un bien”.

Moreno señala que esta tendencia es de carácter sociológica, que acompaña mientras se aprende en grupo y se fortalecen como humanidad.

El experto menciona que llegar a un coworking es como hacerlo a una oficina, pero aquí el coworker se siente motivado a trabajar. “Se han abierto espacios y estos se han adaptado a las necesidades de quienes van allí”.

Este profesional considera que si algún trabajo planificado en estos sitios falla es porque la persona no ha innovado lo suficiente.

“El espacio te exige mucha innovación y eso es calidad, independientemente del área donde se desarrolle. Esta característica no es una opción para el coworker, es parte de su esencia y su forma de trabajo”.

Ahorro de tiempo y gastos

La máster en Comunicación y Periodismo Digital, Sonia Yánez, resalta que los coworking también están diseñados para el ahorro de tiempo y gastos, porque a lo mejor sería inviable que una persona sostenga una oficina, así sea muy pequeña.

Ella destaca que pese a que quienes se reúnen en coworking no tienen, generalmente, proyectos en común, van y trabajan para sacar sus iniciativas adelante. “Con el transcurso del tiempo hay 2 diseñadores, hay quien hace marketing digital, una chef vegana, y empiezan a generar proyectos en conjunto, porque el coworking te permite hacer networking”.

Dice que otro  punto importante del coworking es que en muchos de estos espacios se promocionan talleres de capacitación. “Cada uno da charlas sobre su especialidad. Muchas veces, cuando eres emprendedor, te enfocas tanto en tu proyecto y no en capacitarte y quedas aislado. El ser parte de un coworking te permite no estarlo”.

 Yánez, quien también es docente de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Santiago de Guayaquil (UCSG), ha participado en estos espacios de coworking como invitada a talleres y dice que lo beneficioso de estos lugares es que allí se congregan personas entre los 18 y 50 años, que intercambian ideas.

“Son pocas las preocupaciones, porque no es lo mismo que cuando tienes un negocio, una oficina, y sabes que debes abrir, cerrar, encargarte de la seguridad, de pagar la luz, el agua; acá por un valor se te incluye todo y te organizas”.

Ella atribuye el éxito de los coworking a que le permite al usuario conectarse con otros. “Es más fácil desilusionarte cuando estas solo y no verbalizas tu idea, que cuando tienes problemas y te aconsejan”.

Al respecto, Alejandra Marín, de IMPAQTO, sostiene que ellos trabajan en ‘Las noches del fracaso’, en las cuales se busca desmitificar esta palabra. “Queremos quitar ese pensamiento de que el fracaso es algo malo; hay que darle la vuelta y entender que eso es parte de lo que eres”.

Añade que trabajar en un coworking ofrece, al día, entre 120 y 160 oportunidades de conocer nuevas personas, cada una con diferentes giros de negocios que pueden invertir en tu propuesta y colaborar.

Proyección

Según una encuesta de Oxford Economics y SAP hecha a más de 2.700 ejecutivos y más de 2.700 empleados en 27 países, durante el segundo trimestre de 2014, estableció que muchas empresas carecen de estructura, estrategia, cultura, soluciones y recursos para manejar a sus colaboradores efectivamente.

De allí que la fuerza de trabajo hasta 2020 será cada vez más flexible. Por ejemplo, el 83% de los encuestados dijo que planean aumentar el uso de empleados contingentes, intermitentes o consultores forzando el cambio en las empresas.

Otro dato revela que el 40% de trabajadores, para  2020, serán grupos compuestos por freelance, emprendedores, teletrabajadores y consultores. (I)

Los sustitutos de las oficinas ‘grises’ que plantean otra visión en el mundo

En el mundo son unos 15 los coworking más cool que existen. La revista GQ.com resume cuáles son y dónde están ubicados, gracias al  buscador de vuelos Skyscanner.

De allí, que sin ser un top, en el puesto número 1 está Rainmaking Loft, en Londres, Reino Unido, donde el entorno colaborativo es exclusivo y está compuesto por más de 200 nuevas empresas. En segundo lugar citan a Sende, Senderiz, Ourense, en Galicia, España, que tiene una conexión decente a Internet, con las mejores vistas para trabajar por su ubicación cerca de las montañas.

Le toca el turno a Ziferblat, en San Petesburgo, Rusia, que es más un espacio de encuentro artístico y cultural que de freelancers. También está KoHub, en Koh Lanta, Tailandia, que impone un estilo ‘nómada-digital’ y con playa cerca. Además del wifi, este ofrece  alojamiento.

Utopicus, en Madrid, España, que tiene 3 sedes en Madrid centro, todo tipo de espacios (escuela/taller, gastrobar, salas de eventos) y, para los amantes de la soledad que saben que el futuro de la interacción humana, está en Slack y una pantalla, oficinas privadas.

Agora Collective, en Berlín, Alemania, es un espacio abierto de creación y discusión. Mientras que The Hive, en Mumbai, India, propone un espacio tradicional de coworking, taller cultural y club de talentos. También aspiran a crear su propia comunidad entre los coworkers tradicionales y los artistas performativos de su otro espacio, The Xircus. Le sigue NowhereStudios, en Nueva York, Estados Unidos, este  cowroking de Brooklyn tiene 670 metros cuadrados sin barreras, abierto a cualquier hora del día. En Barcelona, España, está MakersofBarcelona, donde los coworkers practican la filosofía ‘open source’ y cuentan con talleres multidisciplinares. En el puesto 10 está GarAJEMadrid, en Madrid, España; luego Coworking in the sun, en Tenerife, Islas Canarias, España; Blix Spaces, en Melbourne, Australia; Talent Garden, en Barcelona, España; Brooklyn Boulders, en Somerville, Massachusetts, Estados Unidos; y  Coco Vivo, en Panamá, que es un coworking de retiro corporativo. (I)

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