El X Festival Internacional de Cine de Cuenca (FICC), que culminó el jueves 7 de junio, para los organizadores deja muchas experiencias, en especial con los barrios y parroquias de la ciudad, que por vez primera se incluyeron y en los que hubo una aceptación mayoritaria.

Si bien aún no tienen cifras definitivas de cuántas personas asistieron a las salas de cine en los siete días que duró el evento, Patricio Montaleza, organizador, cree que pueden estar bordeando las 20 mil, tanto en salas de cine como en los auditorios e incluso en las casas comunales de los barrios y de las parroquias del cantón Cuenca.

En el Festival la película ganadora fue Siberia Monamour, de Slava Ross, de Rusia, quien se hizo acreedor a los $ 5 mil y un viaje a las Islas  Galápagos, al ser calificado por el jurado como el mejor director del Festival. Ross visitó el Instituto Superior Tecnológico de Artes del Ecuador (ITAE), en Guayaquil, el pasado martes, para presentar el galardonado filme.

En el Miniteatro II del Centro Cívico, ubicado en la calle Bolivia, el cineasta proyectó su película desde las 07:00 y a partir de las 09:30 sostuvo un diálogo con estudiantes y profesores de la entidad para explicar su obra y carrera -es miembro del Sindicato de Directores de Rusia y en 2003 fundó la productora Tundra Film, que ha hecho realidad su primer largometraje en el que Ross, antes de iniciar el rodaje, trabajó durante cinco años-.

Siberia Monamour ha participado ya en varios festivales y ha ganado 4 galardones en Ourense (Premio del Público al mejor largometraje, Premio del Jurado Universitario, Premio la "Calpurnia" y el Premio al Mejor Actor), y Premio  Luna de Valencia a la Mejor Película en la Sección Oficial de Largometrajes. 

Según Montaleza, el Festival estuvo dirigido hacia la juventud, que respondió mayoritariamente. “Las salas estuvieron copadas de jóvenes que vieron en este festival una alternativa”, dijo el organizador.

Pero también a este grupo se unió un nuevo sector, los extranjeros. Según estadísticas del Consulado de los Estados Unidos, unos 4 mil norteamericanos están radicados en Cuenca y muchos de ellos fueron parte de este festival, que culminó y que tuvo el auspicio de Diario El Telégrafo.

“Las salas han permanecido llenas en casi todas las funciones, pero lo más importante es que luego de las mismas se realizaban conversatorios que duraban hasta más de 30 minutos con los directores de las películas”, precisó Montaleza.

Señaló, eso sí, que la infraestructura es la que aún se tiene que solucionar para los próximos festivales: “existen espacios que son públicos, pero tienen una serie de restricciones que a veces dificultan los procesos”, manifestó, agregando que en estos espacios hay que pagar a técnicos y otros rubros.

Al festival y sus organizadores, Montaleza y la Corporación Ceacine, les restan unas funciones comunitarias el 16 y 23 de junio en Paute, con los filmes Flores de otro mundo y Mataharis, respectivamente.