La presencia de la Virgen del Cisne en Cuenca, no solo permite que sus devotos estén cerca de la imagen, sino también que el comercio informal aumente.

Jorge Quezada, mientras vendía  paraguas el fin de semana, indicó que es una oportunidad para comercializar sus productos, pero también para disponer de unos recursos para la semana. “La Virgencita sabe lo que hace con el pobre”, dijo, mientras que Carmen Morocho instalaba la venta de dulces para que los visitantes degustaran sus productos.

El fin de semana fue muy ajetreado. Solo en la misa de la mañana en la Catedral de la Inmaculada más de 3.000 personas asistieron al oficio religioso, pero durante el día cientos de devotos visitaron a la Virgen del Cisne que llegó a Cuenca y estará hasta el miércoles de esta semana.

“Soy de Guayaquil, vine de paseo a Cuenca, pero tengo la fortuna de ver a la Virgen del Cisne y voy muy contenta”, dijo Esperanza Navarro, una señora de la tercera edad que llegó a esta ciudad con su familia, aprovechando el fin de semana.

De igual forma muchos turistas, de otras provincias del país, realizaron su visita a la Catedral de la Inmaculada, donde se encuentra expuesta la imagen.

Hace dos años la Virgen ya estuvo de visita en la ciudad, esta es una  réplica de la auténtica que permanece en la Basílica del Cisne en Loja. En una visita muy parecida, llegó a la ciudad con un traje de Chola Cuencana, igual como ahora, y tras su arribo recorrió desde el sector de San Roque (en el sur de la ciudad) hasta el Centro Histórico, donde está situada la catedral.

Esta imagen es una de las más veneradas y visitadas en su basílica, ubicada en la provincia de Loja. Pero toma mayor notoriedad en el mes de agosto, cuando con los peregrinos camina con dirección a la capital provincial.

La Virgen del Cisne y sus devotos tardan cuatro días en llegar a la catedral en una caminata que toma algunas horas, en medio de rezos, cánticos y peticiones de ayuda. (I)