Paredes en mal estado, ventanales destruidos, fisuras y terrazas deterioradas por la filtración de agua son algunos de los daños que presenta la iglesia de San Alfonso.

El templo se encuentra en la parroquia Cojitambo, provincia del Cañar, y fue declarado como bien arquitectónico cultural y patrimonial del Ecuador. Los habitantes de la zona  están preocupados por el paulatino deterioro.

Sostienen que hay un desinterés de las autoridades para recuperar la estructura.
Antonio Rojas, presidente de la junta parroquial, recordó que la iglesia fue construida en 1956 y está edificada con piedras talladas y extraídas del mismo cerro de Cojitambo.

Añadió que precisamente por esos motivos fue catalogada como un inmueble arquitectónico. “No sirve de nada ese reconocimiento. Hemos hecho pedidos desde hace muchos años para su reconstrucción, pero no hay respuestas”, acotó.

La comunidad colocó planchas de zinc en las terrazas laterales para evitar que el agua de las lluvias siga destruyendo la estructura.

Sin embargo, hasta ese techado se ha afectado y las filtraciones aumentaron. “No podemos hacer nada porque como es patrimonio existe la prohibición de intervenir”, explicó.

Pedro Moscoso, jefe de Patrimonio del Municipio de Azogues, indicó que remitieron una solicitud de crédito al Instituto Nacional del Patrimonio Cultural (INPC), para que a través del Banco del Estado se otorgue el financiamiento de los estudios de reconstrucción.

La documentación fue avalada por el organismo y la solicitud  de préstamo enviada el 14 de mayo del 2012. “Desde ese fecha  ha permanecido ahí ese pedido”, dijo.  

Según el informe remitido por la entidad financiera no se puede realizar el desembolso porque la Municipalidad de Azogues no tiene capacidad de endeudamiento.

Además, que no realizarán ningún tipo de transferencia, mientras no se ejecuten otros proyectos como las adecuaciones en la iglesia de San Miguel de Porotos. Para los estudios de restauración que incluyen fiscalización se necesitan $63.117

Según García, por el momento se encuentran coordinando con el Ministerio de Patrimonio para que el Banco del Estado flexibilice esta decisión.  

Mientras tanto, los habitantes del sector se encuentran preocupados de que los daños en el templo avancen y la intervención sea demasiado tarde. “Cada día se va destruyendo más. Esperemos que no suceda algo peor como su caída”, dijo Carmen Reinoso, dirigente de la comunidad.

Actualmente cinco trabajadores se encuentran construyendo un acceso adecuado para las personas con capacidades diferentes. No obstante, esta labor no tiene relación con los daños en las losas deterioradas y otras áreas.

De acuerdo con Reinoso, en 2008 la Directora Nacional de Patrimonio Cultural visitó la parroquia, junto a Joaquín Moscoso, director regional del organismo para verificar el estado del templo. Ambos se comprometieron a asignar recursos para la readecuación, pero hasta la actualidad no se ha realizado ningún arreglo.