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UNA EXPEDICIÓN CIENTÍFICA A COMIENZOS DEL SIGLO XIX

El paso de Alexander von Humboldt por Cuenca y el sur de Ecuador

El paso de Alexander von Humboldt por Cuenca y el sur de Ecuador
31 de agosto de 2014 - 00:00 - Jacinto Landívar Heredia

Humboldt nació en Berlín, Alemania en 1769. Estudió en las universidades de Frankfurt, Berlín, Gotinga y en la Escuela de Ingenieros de Friburgo. Con un gran bagaje que respondía a una amplia formación, en el año 1799 viajó a España y obtuvo del Rey Carlos IV permiso para explorar los territorios españoles en América.
En ese momento era un científico formado con las características de un naturalista y, en compañía del botánico francés Aimé Bonpland, recorrió por espacio de 5 años vastos territorios de Venezuela, el Orinoco, Cuba, Nueva Granada, la Real Audiencia de Quito (que para entonces empezaba a ser denominada como las tierras del Ecuador) y México.

Ya en el Viejo Continente (1804), tras haber conseguido importantes datos científicos, geográficos, etnográficos y estadísticos emprendió la gran tarea de poner sobre el papel sus descubrimientos y conclusiones. Hay que destacar que el viaje a la América fue trascendente para Humboldt y sus teorías. Simón Bolívar, a quien conoció y fueron amigos y, en cierto, modo coidearios en algunos aspectos, llegó a presentarle como ‘el Segundo Descubridor de América’.     

Cosmos, una de sus obras

La obra máxima de Humboldt fue Cosmos, Ensayo de una Descripción Física del Mundo, publicada en 1876, la acabó de escribir prácticamente con su muerte acaecida en 1859. La obra sería impensable sin su viaje por América. En uno de los tomos describe: “La región montañosa cercana al Ecuador… es la zona más pequeña de la superficie de nuestro planeta en la que se observa mayor diversidad de la naturaleza. En la arrugada cadena de los Andes de la zona de Nueva Granada y la Real Audiencia de Quito, el hombre puede contemplar al mismo tiempo todas las formas de las plantas”.

Luego de una expedición a Cuba, Humboldt y Bonpland llegan a Cartagena en marzo de 1801. En Colombia pasan por espacio de 8 meses entre el río Magdalena y Bogotá, donde contactan con el mejor botánico del Nuevo Mundo, el español José Celestino Mutis; luego Humboldt viaja a Popayán el 29 de noviembre. Llega a Quito el 2 de enero de 1802, la ciudad supera los 35 mil habitantes y, según Humboldt: “(es) la más bella por sus templos y sus casas”. En el camino conoció al sabio colombiano Francisco José de Caldas. En total permanecieron en lo que hoy constituye territorio ecuatoriano 8 meses. Una de las actividades más importantes fue el intento de ascensión a 2 volcanes: el Pichincha —que lo logró llegar al cráter en su segundo intento—; y el Chimborazo (6.310 m), el volcán considerado para la época como el más alto del planeta, en cuya ascensión al alcanzó los 18.096 pies de altura (5.881 m), quedándose a unos 400 metros de la cima.

En Riobamba estuvo algunos días en la casa del hermano de Carlos Montufar. Se dedicó a conocer el idioma de los Incas, el quechua. En el páramo del Azuay, cerca de Cuenca, se toparon con la obra colosal de la gran calzada de los Incas el Capacñan, la gran red de caminos que comunicó al Tahuantinsuyo. “Estas calzadas poseían cimientos firmes y profundos, y estaba empedrada con pórfido perfectamente labrado de color negruzco”, describió.

Viaje desde Cañar hacia Loja

No fue fácil el trayecto entre la ciudad de Cañar y Cuenca, “en el páramo del Voeste (sic) al tambo de Burgay, “las mulas se hundían hasta la mitad del cuerpo”. Logró hacerlo en 2 días adelantándose uno para evitar el fausto recibimiento que preparaba la ciudad de Cuenca a tan importante viajero.

Llega a Cuenca el 4 de julio de 1802 y se aloja de inmediato en la Casa Curial. Quienes lo reciben son los Sacerdotes Domingo Delgado, Deán de la Catedral y Tomas Estanislao Landívar, Canónigo Penitenciario, para quienes tiene elogiosos comentarios. Todos los días posteriores a su llegada, la ciudad se engalanaba con la fiesta de toros. Él prefirió buscar reposo, para restaurarse del esfuerzo de la ascensión al Chimborazo.

Describe a Cuenca en los siguientes términos. “Cuenca está situada en una gran llanura, rodeada por montañas un poco áridas de piedra arenisca. Del lado sur la llanura es muy verde y ofrece una hermosa vista… Se tejen telas de algodón ordinarias llamadas tocuyos, pero con una enorme lentitud… Lo más notable de Cuenca es Don Pedro García, un español que se ha formado aquí como sabio óptico, algebrista y químico. Ha construido un excelente microscopio solar, cuyo efecto hemos admirado, además de un telescopio. Ha fundado una imprenta, ha hecho porcelana, destila ácido sulfúrico. Es profesor de física y matemáticas en el nuevo Seminario… Don Pedro Hunda, otro ciudadano cuencano, tiene un bello barómetro, un teodolito, un péndulo astronómico pero por celos no lo ha usado en 20 años”

“En la plaza de San Sebastián se enseña todavía con horror el lugar donde el infeliz Seneguergue (sic) murió al defenderse con singular valentía contra la multitud que le atacaba: Hace poco ha muerto la bella dama que fue la causa de la querella… Todavía viven en Cuenca 2 hijas de La Condamine (hijas naturales)…“A media legua de Cuenca se hallan los Baños que presentan un fenómeno novedoso, la piedra formada por el agua es más interesante que el agua misma, dicen que tiene virtudes contra las erupciones cutáneas y las afecciones articulares… Hemos visto magníficos pedazos de madera fosilizada…”. Continua su relato: “Cuenca está situada entre 3 ríos pequeños, al norte el Machángara, al sur el río Matadero y más al sur el río Yanuncay...” Observo que todos van al rio Paute”.

Humboldt, además de sufrir un terremoto en Tambo, exploró la botánica local como el Embothrium (Gañal), líquenes; hizo astronomía, realizó estudios geológicos y de las aguas de Baños, hizo observaciones sobre el clero azuayo, de las costumbres de los cuencanos; todo ello revela su amplia personalidad. Abandona la ciudad el 17 de julio luego de permanecer 13 días, sin dejar de pasar por Tarqui donde La Condamine hizo sus mediciones, encontrando únicamente en una hacienda, la piedra medio quebrada que indica la latitud del lugar. Refiere la existencia de una mina de plata en Sayausí, de la presencia del metal mercurio en Azogues, que considera que está agotada, y en El Cebollar describe la mina de mármol blanco diciendo que es parecido al mármol de Carrara, además de feldespato para la cerámica. En Nabón describe un sitio real Inca.

En definitiva Humboldt abrió para la ciencia alemana y europea el paraíso de los trópicos americanos y para nosotros conocimientos científicos de increíble trascendencia.

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