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Entre los miembros del Cabildo que sesionaron para organizar la bienvenida estuvo Fausto de Sodupe y José Mexía

Cuando el Libertador Simón Bolívar visitó Cuenca

Con la llegada de Simón Bolívar -el 8 de septiembre de 1822- a Cuenca, se organizó un gran banquete de recibimiento en el que participaron autoridades civiles y eclesiásticas. El Libertador  permaneció hasta el 4 de octubre.
Con la llegada de Simón Bolívar -el 8 de septiembre de 1822- a Cuenca, se organizó un gran banquete de recibimiento en el que participaron autoridades civiles y eclesiásticas. El Libertador permaneció hasta el 4 de octubre.
06 de abril de 2014 - 00:00 - Ana Luz Borrero Vega, Cátedra Abierta de Historia. U. Cuenca

El Libertador Simón Bolívar visitó la ciudad de Cuenca el 8 de septiembre de 1822 y se quedó hasta el 4 de octubre. Se hospedó en una casa del sector de Chaguarchimbana, la Guardia de Honor se alojó a su vez en la Casa de Jacoba Polo (entre la calle Sucre y Cordero, esquina). Cuenca recibió al Presidente con banderas, festejos y música.  Para dar la bienvenida al gran personaje, en la zona  de  entrada de la ciudad, barrio de El Rollo, se colocó el primer arco triunfal con la siguiente inscripción: “A Simón Bolívar, Presidente de Colombia”. Al reverso, el mensaje decía: “El pueblo de Cuenca”. Presumimos que los colores de las banderas podían ser las del tricolor colombiano. Cuenca, para esas fechas, formaba parte de Colombia, y era ya la sede  de la primera Corte Superior de Justicia de los territorios del actual Ecuador, fundada  el 20 de marzo de 1822 por el Mariscal Sucre.

Durante  junio comenzaron los preparativos para recibir de manera adecuada al Libertador en  Cuenca, es así que el 25 de junio, el Cabildo Eclesiástico nominó dos diputados para que felicitaran y recibieran al Presidente a su arribo  en Quito, y para pedir que la diócesis y clero de Cuenca quedaran bajo su protección. Los nominados fueron: José María Landa y Ramírez y el canónigo Pedro Ochoa.  

La visita de Bolívar a Cuenca apresuró muchas reuniones y se prepararon grandes banquetes.Se apresuraron las reuniones preparatorias para la visita a Cuenca de Simón Bolívar, tanto por parte del Cabildo Civil como por el Eclesiástico. El general José Antonio de Sucre dirigió al Cabildo cuencano una  orden para que los propietarios de casas del centro de la ciudad y de las afueras las refaccionaran, pintaran y blanquearan, dándoles un plazo de 15 días para hacerlo; además, pedía que se colocaran los nombres de las calles. El Cabildo Eclesiástico se reunió el 20 de julio para organizar un banquete en honor al Presidente,  quien para esas fechas se encontraba ya muy cerca, en Guayaquil,  donde se produjo el 27 de julio el importante y hasta hace muy poco tiempo misterioso encuentro entre San Martín y Bolívar. Con la visita de Bolívar a Guayaquil, esta ciudad y provincia quedó incorporada a Colombia. La reunión fue indudablemente un triunfo diplomático para Bolívar. Para dirigirse a Cuenca, el Libertador tomó la ruta Naranjal-El Cajas, donde arribó el  8 de septiembre de 1822.     

El banquete y refresco ofrecido al Presidente

El Cabildo Eclesiástico de la ciudad de Cuenca, el 8 de septiembre de 1822, ofreció al señor Presidente de la República de Colombia (del que el actual Ecuador formaba parte en ese momento), un banquete  y ‘refresco’ para él, para su séquito y acompañantes. Sobre este homenaje conocemos ciertos detalles, gracias a las actas del Cabildo Eclesiástico que se han conservado en el Archivo de la Curia de Cuenca.  

El 20 de julio, como se señalara, se reunió el Cabildo Eclesiástico en sesión extraordinaria, para organizar el banquete y refresco de bienvenida a Simón Bolívar, que fue costeado por dichos miembros, bajo la organización de la madre priora de las Carmelitas de Cuenca, María Josefa de Jesús y los Arcángeles.  Se conoce extraoficialmente que también ayudaron a la confección del impresionante  banquete las señoras Juana Andrade, Mariana Ochoa y Josefa Chagaray, quienes merecieron un voto de aplauso por parte de la corporación municipal.

Los miembros del Cabildo Eclesiástico de Cuenca, que sesionaron para organizar la bienvenida, fueron Fausto de Sodupe, deán de la Catedral; doctor José Mexía, canónigo; José de Granda y Bernardino de Albear, racioneros de la Catedral; doctor Juan Aguilar Cubillus, medio racionero.  

El banquete para una época de ‘vacas flacas’ después de la guerra de la independencia, fue extraordinario, por la variedad de bebidas y de comidas, de las que lamentablemente no podemos tener las recetas, pero, al leer la lista de productos que se utilizaron para la invitación y homenaje a Bolívar, podemos darnos cuenta de que no dejaron de lado nada, desde productos importados de Francia o España, de especias venidas del Oriente, así como de productos de la Costa, traídos en canoa y luego a lomo de mula, y los de las tierras andinas de Cuenca. Las dos mesas se cubrieron con blancos manteles (de lana), con servilletas con guarda dorada, se adornaron con papel industriosamente decorado para homenajear a los invitados. Los salones  se iluminaron con velas,  ‘ceras del norte’ y faroles. El banquete costó 1.176 pesos con 7 y medio reales, todo a costa del Cabildo Eclesiástico, y luego se sumaron otros costos de vajilla y manteles, que suman más de 200 pesos. Las blancas mesas lucieron vajillas de cristal, de porcelana azul y cubiertos de plata, la mayoría prestada por vecinos de la ciudad, poncheras, jarras de cristal, tacitas de café  y otros utensilios, además de cinco piezas de seda para adornarlas.  Se mandó a traer ‘nieve’ -los fletes para su acarreo  suman 15 pesos-, indispensable para los refrescos, los ‘sorbetes’ ¿‘granizados’? y helados. La nieve más cercana era la del Chimborazo.  

De carnes se sirvieron gordos cerdos, lechones, borregos hornados, ternera y borrego para el puchero, gallinas, pollos, pavos, patos, cabritos de leche, perniles y róbalos. De bebidas y licores,  a más de café y té, se sirvió abundante vino, aguardiente, tres docenas de resolí (bebida de aguardiente de vino con café y anís), vino de Burdeos, coñac, champaña, aguardiente de Ginebra, vino moscatel y seis tinajas de aguardiente de ron, este último licor comprado en Cuenca. Entre los productos que formaron parte de la cena, enviados a comprar por el Cabildo Eclesiástico y las monjitas del Carmen, están: arroz, aceitunas, aceite de oliva, canela de Ceylán, canela de la tierra, clavo de olor, pasas, maní, pepitas de melón, aguardiente seco para condimentar las carnes, maíz blanco, garbanzo, chuño, huevos, mantequilla, trigo, anís, ajonjolí, almendras, leche, frutas y dulces; se sirvió dulce de higos, de pera y quesos; además, se degustó chocolate con canela en la noche del ‘refresco’.

Se trajeron los licores y bebidas desde las bodegas de Yaguachi, para ello se mandaron arrieros con 25 mulas. Del 8 de septiembre al 4 de octubre, cuando se dirige a la sureña Loja, donde sus vecinos le recibirían con un espléndido baile, luego otra vez a caballo, por los páramos del sur de estas tierras, retorna a Cuenca el 21 del mismo mes, donde descansará hasta el 30 de octubre, momento en el que parte hacia Quito.

En su visita a Loja,  el presidente Simón Bolívar decretó la peregrinación a la Virgen del Cisne.

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