Llegar a Chumblín (cantón San Fernando-provincia del Azuay) y adentrarse en sus actividades provee otra perspectiva de la vida. Conversar con la gente en este poblado, entre montañas y niebla, lleva a descubrir la dedicación, organización y, sobre todo, el empeño de sus habitantes.

Este lugar es considerado como un sector estratégico por parte del Estado debido a su cercanía con el proyecto minero Loma Larga. La buena relación que la comunidad tuvo desde un inicio con la empresa minera ha permitido que, en conjunto, se creen interesantes alternativas productivas que dan un valor agregado a los recursos de la zona y se incluya en sus propuestas la participación y liderazgo de las mujeres, que en tiempos difíciles asumen el rol de padre y madre de familia.

A partir de 2006, el trabajo conjunto entre los chumblinenses y la empresa INV Minerales (ex-Iamgold) en coordinación con el GAD Parroquial, ha hecho que se concreten proyectos microempresariales con éxito y posibilidades de generar nuevos espacios de trabajo.

Plantas medicinales

El clima de Chumblín favorece la producción de diversas especies de plantas medicinales como el ataco, el cedrón, la pena pena, los claveles, la borraja, el gañal, el sauco, entre otras. Esta diversidad fue vista como una oportunidad por Romelia Chuñir, quien motivó la participación de otras familias para iniciar la elaboración artesanal de té y horchata, con el objetivo de rescatar y promover el uso de plantas medicinales.

Este grupo emprendedor realizó una investigación sobre los tipos y usos de plantas medicinales de su comunidad, se capacitó en técnicas de deshidratación artesanal de plantas y elaboración de productos derivados de estas como alcoholaturas, jarabes, ungüentos y tinturas.

Pedro Criollo señala que todas las actividades se realizan en coordinación con técnicos proporcionados por la empresa para lograr los objetivos de una producción limpia proveniente de una agricultura orgánica, permitiéndoles abrir mercado permanente en las ferias agroecológicas de la ciudad de Cuenca. Ruth Cajamarca comenta al respecto: “Yo consumo diariamente la horchata de Chumblín, es favorable para la salud”.

Los ingresos generados han servido para crear una caja de ahorro que permite el crecimiento de la organización, enfocándose en incrementar la diversidad y producción en sus huertos y el manejo orgánico.

Productores de dulces

La historia de la Asociación de la Natividad es muy particular. Se inició en 2006 mientras hacían un recorrido por las huertas para un proyecto de seguridad alimentaria; en esta salida, Samara Álvarez, bióloga de INV, se percató de que los frutos de chamburo se dañaban en suelo debido a la falta de aprovechamiento, de ahí que, con la visión de sustentabilidad, se decidió a invitar al grupo a preparar dulce y conserva de este fruto. Patricia Giñín, presidenta de la Asociación, recuerda que “los inicios fueron difíciles dado que las mujeres éramos mal vistas, pues algunas personas no querían que nos relacionemos con el proyecto minero y otros no deseaban que trabajemos en espacios que no fueran la casa o las tierras”, dijo.

A partir de la obtención de la personería jurídica, en el año 2007, empezó la recuperación de la planta de chamburo incrementando su producción en 900% para utilizarla como materia prima de dulces, conservas y yogures que se expenden en la ciudad de Cuenca y que son un producto apetecido por extranjeros y chumblinences que se encuentran en el exterior, especialmente en Estados Unidos. Actualmente producen 70 litros semanales de yogur y hasta 200 unidades entre mermeladas y conservas de chamburo.

Organización Artesanal 8 de Septiembre

Explorar los talentos y fortalecerlos es una visión que comparten 10 mujeres con habilidades en el arte del tejido en telar, palillos y crochet. La idea de esta organización es apoyar el desarrollo de actividades artesanales tradicionales, proporcionar oportunidades para el continuo desarrollo personal y generar un espacio de recreación y convivencia positiva.

A través del trabajo continuo y organizado, esta agrupación ha incorporado nuevas técnicas de bordado y tejido mejorando los diseños de las prendas. De igual manera, han recuperado la elaboración de prendas hechas en telar, actividad que había desaparecido de la comunidad.

Según su presidenta, Silvia Panjón, “la disciplina es muy importante, uno de los logros positivos de habernos juntado con las compañeras es el generar un espacio de creación y entretenimiento”, indicó.

Las prendas artesanales como bufandas, alfombras, chales, ponchos, gorros, entre otras son comercializadas en la comunidad y en distintas ferias en San Fernando, Pucará, Santa Isabel y Cuenca. (F)