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El Telégrafo
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La esencia de cocer alimentos en vasijas de barro se mantiene

La cocina ancestral fue expuesta en Portoviejo

Estudiantes de la carrera de Turismo de diversas universidades estuvieron presentes en la exposición. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
Estudiantes de la carrera de Turismo de diversas universidades estuvieron presentes en la exposición. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo
07 de marzo de 2015 - 00:00 - Redacción Regional Manabí

Tras estudios acerca de la calidad de los materiales utilizados, se determinó que la arcilla con la que se fabricaban las ollas de barro durante la Cultura Manteña era más resistente, que la que se emplea en la actualidad.

Esta afirmación la hizo Valentina Martínez, docente de la Universidad Florida Atlantic, de Estados Unidos, y quien está a cargo de una unidad investigativa en el museo Salango.

La arqueóloga detalló que hace alrededor de mil años, en la parte costera sur de Manabí, los lugareños hacían huecos en la tierra y en estos colocaban ollas de barro, fabricadas con arcilla y una fusión de pequeñas piedras volcánicas y cuarcitas. Martínez destacó que de esta manera el calor era conducido de  mejor forma, lo que ahorraba tiempo y leña en el momento de preparar los alimentos.

Las bases de esta manera de cocinar se mantienen en diversos sectores de la provincia, en donde se prepara la comida en hornos de leña puestos en cajones de madera. Se hace una base de tierra y se coloca la vasija de barro. “Es un misterio de dónde conseguían la piedra volcánica nuestros ancestros. En la actualidad, nuestros artesanos prefieren hacer ollas solo con arcilla, lo que aminora la calidad y tiempo de vida del producto”, explicó.

Los recipientes ancestrales eran globulares, con una boca no tan grande lo que causaba que el calor circulara.

En la actualidad las ollas que se colocan en los hornos manabitas tienen grandes bocas y muchas veces son planas en el fondo, acotó Martínez, quien realiza diversas investigaciones en el sector de Salango acerca de la manera de vivir de las personas en la Cultura Manteña.

De su parte, la arqueóloga Amelia Sánchez, consultora en Patrimonio y Cultura, explicó qué comían los manabitas. Resaltó que su alimentación se basaba en camélidos, como la zarigüeya, tapir y guanta; cánidos; aves como los patos domésticos, gaviotas, pelícanos; y en especial pescados. Además, consumían frutas como la guanábana y la papaya. Para preservar su comida, utilizaban técnicas como las de ahumarla, salarla o deshidratarla.

“Es muy importante que las personas sepan de dónde vienen, qué hacían sus ancestros. De esta forma estaremos mejor preparados para vivir”, dijo Sánchez.

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