Carlos Chávez deja todos los días su casa, asentada en el barrio Nueva Esperanza de Manta a las 04:30, para dirigirse a Playita Mía. Lleva consigo las cubetas y el dinero  para comprar sardinas, también llamadas pinchaguas.

Ya con el producto en su poder y junto a su esposa, Pastora Baque, pasa la mañana en uno de los puestos que hay en el mercado de mariscos del lugar, picando el pescado para venderlo, listo para preparar ceviche curtido.

El valor de cada tarrina es $ 2. La venta termina a las 10:30, tiempo en que regresa a su vivienda. Cuenta que la ganancia diaria es de $ 10.

Al año se ve obligado a hacer 2 pausas en su negocio. Es que la pinchagua, al igual que la macarela, chuhueco, hojita, jurel, entre otras especies de pelágicos pequeños de interés comercial, tienen etapas de veda. La prohibición rige desde el pasado martes hasta fin de mes. La otra para es en septiembre.

Chávez alcanzó a vender las tarrinas que tenía compradas hasta el miércoles pasado. Desde el jueves ya tenía en sus gabetas otras especies de pescados, para poder suplir económicamente las necesidades de su hogar.

Durante este período de veda, establecida mediante  Acuerdo Ministerial 047, se prohíbe capturar, descargar, comercializar y transportar dichas especies.

Rafael Zambrano, quien vende  ceviche de pinchagua en una carreta en los exteriores del cementerio general por 13 años, en este mes de prohibición de la especie lo que hace es incrementar los platos de curtidos de otras, que también vende todos los días, como el elaborado con concha, dorado, guajú y pulpo.

La última cubeta de sardina que compró fue el martes. La adquirió en Playita Mía a $ 40, cuando por lo regular está a $ 10. Desde el miércoles ya no incluyó el curtido de pinchagua. Él vende cada plato de curtido en $ 2.  

En el lugar donde se asienta hay 8 comerciantes que se dedican a la venta de ceviche de pinchagua y a otros productos.

Jeferson Mesías es un comensal  que gusta mucho del ceviche de pinchagua. Siempre recorre la hilera de locales que hay a un costado de Playita Mía en Tarqui. “Es delicioso este plato, da energía y tiene mucha vitamina; tendré que esperar hasta que termine la veda para volver a comer”.

El comerciante de jugos, Jaime Fernández, quien tiene su carreta junto a estos negocios, admite que cuando está en prohibición el recurso, su negocio baja las ventas. Es que al llegar a los locales, los comensales se sirven el curtido con jugos, ya sea de tamarindo, limón, naranja u otros.

El comerciante Manuel Anchundia explica que en el sector de Playita Mía se respeta la veda. “Hay que hacerlo como dictan las normas, nosotros cumplimos la ley”. El ceviche de pinchagua es un plato cuya preparación consiste en poner el pescado a curtir con limón y sal.

El comerciante Richard Delgado, por ejemplo, le pone como aditamento maní a los platos que vende, lo que seguramente extrañarán en este mes clientes como Carlos Rodríguez. “Me vine a la playa a comer un ceviche y no había. Yo me como ceviche de pinchagua 3 veces a la semana para recobrar energías”, dice entre risas Rodríguez.

Ricardo Reyes, conocido como el ‘Miquito’, venderá en estos días de veda ceviches de dorado y guajú. Él se parquea todas las tardes en una esquina del barrio Jocay y es uno de los pocos comerciantes que vende curtido después de las 15:00.

Los peces pelágicos pequeños forman parte de los recursos pesqueros de mayor importancia económica y social del Ecuador, y su actividad extractiva, desembarques, procesamiento (enlatados y harina de pescado) y exportaciones generan un rubro destacado de divisas para el país.
Inspectores vigilarán que se cumpla con la prohibición

Erklin Quintero, director de Control de Recursos Pesqueros, informó que la medida de ordenamiento y regulación pesquera  de peces pelágicos pequeños se la realiza con el propósito de garantizar la sustentabilidad de las especies.

Los controles para el cumplimiento de la veda están a cargo de esta dirección. Son más de 250  inspectores de pesca, distribuidos a nivel nacional, los que realizan el control con el apoyo de la Dirección Nacional de Espacios Acuáticos (Dirnea) y las Capitanías de Puerto, en todo el perfil costero.

Quienes infrinjan las disposiciones serán sancionados, según dispone la Ley de Pesca y Desarrollo Pesquero, y su reglamento. (I)

Cuando la pinchagua se encuentra en veda, Ricardo Reyes (der.) prepara el ceviche con dorado o guajú. Foto: Rodolfo Párraga / El Telégrafo