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El Telégrafo
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Los campesinos de Tungurahua y Chimborazo siguen en sus labores

Precipitaciones reducen daños ocasionados por ceniza volcánica

Los productores de papa pudieron sacarlas de la tierra ya que en este nuevo proceso eruptivo no se dañaron sus sembríos con la ceniza que expulsó el volcán Tungurahua el fin de semana.
Los productores de papa pudieron sacarlas de la tierra ya que en este nuevo proceso eruptivo no se dañaron sus sembríos con la ceniza que expulsó el volcán Tungurahua el fin de semana.
08 de abril de 2014 - 00:00 - Redacción Regional Centro

Un aproximado de 250 agricultores de Hualcanga San Luis, El Rosario y El Guasmo, pertenecientes al cantón Quero, y de San José de Sabañag, parroquia de Guano, afirmó que las lloviznas nocturnas del pasado fin de semana evitaron que la producción agrícola se pierda por completo.

Esto debido a la caída de ceniza que soportaron esos poblados hace 4 días, por la reactivación del volcán Tungurahua.

Pese a que los chubascos del viernes, sábado y domingo no duraron más de una hora, ‘lavaron’ las plantas de papa, arveja, haba, col, zanahoria, cebolla y maíz; productos típicos de esta zona, y evitaron que el polvo volcánico se acumule en las ramas y las calcine.

“Ya estamos acostumbrados a que en cada nueva actividad del volcán, tengamos que desechar más del 50% de nuestra producción. Ventajosamente, en esta ocasión, no fue así y gracias a las lluvias podemos decir que nuestras plantaciones no se han perdido del todo” afirmó Abel Guerrero, agricultor de la comunidad El Rosario.

Un grupo de campesinos recogió sus tubérculos y los trasladó a los mercados para la venta. Foto: Roberto Chávez│El Telégrafo

Sus 300 metros de terreno fueron sembrados en septiembre del año pasado con papa. Durante la reactivación del 1° de febrero, las pérdidas causadas por la ceniza volcánica alcanzaron un 60% de lo plantado.

Esta ocasión, Guerrero, junto a su esposa y 3 hijos, decidió cosechar sus productos con 30 días de antelación, ya que este tubérculo tarda 8 meses en madurar, y prefirió “no  aventurarse”.

“Si ya perdimos más de la mitad de nuestra producción hace 2 meses y esta vez las aguas salvaron  nuestras siembras, no queremos arriesgarnos a que se dañe todo”, afirmó Lourdes Tibanta, esposa del agricultor.

Los 35 quintales de papa chola que esta familia logró recuperar, fueron expendidos ayer en la Plaza de Quero y en el Mercado Mayorista de Ambato a un precio inferior al referencial. El valor real es de $ 22, pero los Guerrero vendieron cada saco en $ 18.

Trescientos metros más adelante, en la comunidad El Guanto, la situación es similar. Los campesinos se levantan temprano para anticiparse a la cosecha de maíz, haba y cebolla, pese a la caída de ceniza que todavía persiste en el lugar.

De estos productos el más resistente a los daños producidos por el polvo volcánico es la cebolla, debido a que carece de ramas y flores, y su forma tubular y alargada, no permite acumulación del material a lo largo del tallo.

“Al momento de cosechar, nos alegra en gran manera sentir el suelo mojado ya que por aquí no llueve con frecuencia. Aunque la cebolla es la planta que menos se daña con la ceniza, debemos anticipar la recolección porque si la caída dura más de 2 días, las capas que la cubren  tienden a ponerse amarillas y esto afecta su precio en el mercado”, afirmó Flor Rosero, habitante de Hualcanga San Luis.

Las gotas de la lluvia caída el fin de semana evitan que la ceniza dañe las hojas de col.

El precio, por atado, de esta hortaliza, añade, es de 0,90 centavos en el mercado de Quero y su expectativa es menor debido al anticipo en la cosecha.

En San José de Sabañag, localidad cercana a las anteriores, pero perteneciente a la provincia de Chimborazo, los cultivos de haba y col, más el sector ganadero también se beneficiaron de las precipitaciones de los 3 últimos días.

Jacinto Chango, comunero, sostuvo que sus 15 vacas y 2 toros comen pasto limpio gracias a las lloviznas. “A más de las pérdidas en la producción agrícola, cuando cae ceniza los animales se enferman porque consumen hierba con este material. Por ende, la producción lechera baja”, dijo.

Las 2 hectáreas de terreno de este agricultor se dividen en 2; uno tiene sembríos de haba; y el otro, pastizales para el ganado.

Sus reses comen pasto fresco y limpio en una extensión de 2 cuadras, cuyo verdor se puede divisar desde lejos.

En el lugar se producen, aproximadamente, 1.200 litros de leche diarios, gracias a la producción de unas 300 vacas. “Las plantas de haba, aunque tienen cáscara y están protegidas por una vaina, se afectan en el tallo debido a que el polvo volcánico quema por completo la delgada estructura de esta parte de la planta”, afirmó el comunero.

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