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El Telégrafo
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Moradores de la González Suárez se unen por un tráfico ordenado

Los voluntarios realizan el control con el apoyo y asesoría de agentes de tránsito.
Los voluntarios realizan el control con el apoyo y asesoría de agentes de tránsito.
Foto: Álvaro Pérez / EL TELÉGRAFO
14 de junio de 2018 - 14:10 - Redacción Quito

Un chaleco tomate con franjas fosforescentes es el uniforme con el que se distingue José Antonio Lamusse. Desde este mes, la prenda se convirtió en un atuendo con el que se identifica como ayudante en el control de tránsito.

José Antonio es de origen argentino. Su dialecto lo pone en evidencia, pero sus gestos y la entrega con la que trabaja por el barrio lo definen como un "ecuatoriano de corazón".

Y eso lo demuestra con gran afán. Tres veces a la semana lleva puesto su chaleco y se ubica en los pasos cebra de la avenida González Suárez. Armado con un disco "Pare", levanta la mano para que los conductores reduzcan la velocidad y ayuda a los peatones a cruzar la calle en orden y sin la necesidad de un semáforo. "Esta vía es para los autos y para nosotros", expresó con seguridad.

José Antonio es integrante de la organización "Somos Barrio", creada para mejorar la convivencia del sector. La agrupación se conforma por una docena de moradores, quienes tienen un frente en común: involucrar a los habitantes del barrio para que se genere un ánimo de respeto.

El pasado miércoles, el ciudadano extranjero salió junto con Simona Salazar, su esposa (también argentina) y se colocaron en un parterre, al frente del edificio El Gatto Pardo, en donde hay dos pasos cebra (sentido norte y sur). En diferentes comitivas se ubican en horarios de 08:00 a 09:00 y de 16:30 a 18:00, consideradas como las "horas pico" en la zona. 

Con al apoyo de una integrante de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), detuvieron los vehículos y asistieron a las personas ansiosas por pasar a la acera de enfrente.

"Es una labor muy dura. Los agentes nos tienen mucha paciencia tanto a conductores como a peatones", expresó Simona, quien reconoció que vigilar el orden de las avenidas "es más difícil de lo que se ve".

"Hay gente que no colabora, hay automovilistas o transeúntes que se molestan cuando les llamamos la atención por faltar a las señales", agregó María Luisa Cordero, voluntaria de la organización.

Antes de iniciar con la jornada de vigilancia, María Luisa explicó que se trata de una propuesta entre los habitantes del sector para apropiarse de su espacio. Juntos notaron que en los últimos meses, la avenida se convirtió en una vía rápida, puesto que es una conexión con la salida al túnel Guayasamín. "La gente piensa que esta es una vía rápida, pero se trata de un sector residencial y queremos que la ciudadanía lo recuerde", reiteró.

El sector se delimita, desde el redondel de Churchill, donde confluye con la avenida La Coruña hasta el redondel que se une con las avenidas Francisco de Orellana y 12 de Octubre.

Los habitantes seleccionaron tres puntos específicos a lo largo de la González Suárez para realizar el control. Dos voluntarios se ubican en los parterres de la calle Jacinto Bejarano; en la intersección entre la Bejarano y Gonnessiat. Y el tercer espacio, en la Gonnessiat, acompañados con integrantes de la AMT.

Con la asesoría de los miembros de la AMT, detienen a los vehículos. En caso de que no se detengan gritan fuertemente que la velocidad no tiene que ser de más de 30 kilómetros.

"La gente cree que esta avenida es una carretera. Hay conductores que se quejan de que van muy lento, pero al final los habitantes nos lo agradecen", contó María Pérez, también voluntaria.

María Luisa explicó que su labor se ejecuta con el apoyo de la Agencia Metropolitana de Tránsito, tras el respaldo que ofreció el Comité de la González Suárez. En ese espacio hay una directiva que también tiene contacto con las Unidades de Policía Comunitaria (UPC) y el Municipio. "Ellos nos ayudaron con algunas cosas para el barrio", expresó.

Esa no ha sido la única iniciativa. Semanas atrás, los moradores se organizaron para una minga en el sector. Ese fue el punto de partida para conocerse como vecinos y continuar con labores de ornato.

Eugenia Quimbita fue asistida por los voluntarios. Quería cruzar la calle, pero los carros pasaban a toda velocidad. Los voluntarios la asistieron. "Es bueno saber que los ciudadanos también podemos ser parte del orden de la ciudad", expresó la joven, mientras José levantó el disco "Pare". (I)

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