Maduro vive los últimos días (o semanas) de su espurio mandato, aunque no dejará de ser un proceso doloroso y, probablemente, violento. El Ejército lo apoya y las instituciones allí existentes hacen la transición francamente imposible. Espero que la contundencia de la movilización social y el respaldo de la mayoría de presidentes del continente den resultado pronto. Este, por fin, también se dio de parte del Gobierno de Ecuador, después de que la anterior Canciller defendió a un dictador que, como tal, tiene sus manos manchadas con sangre de manifestantes, críticos y opositores.

Pero hay otros aspectos de nuestro país que no pueden perderse de vista, de cara especialmente a la economía. Huelga señalar a los culpables del estado calamitoso de esta, aquellos prófugos que disfrutan del festín de sobreprecios que les favoreció de por vida. No obstante, Moreno y su gobierno son responsables de lo que ocurre en el país desde el 24 de mayo de 2017, casi 2 años.

La reforma política realizada desde la consulta de febrero pasado, fue decisiva para cambiar a las autoridades de las instituciones de control. Las transformaciones han sido contundentes, gracias no solo a un Consejo de Participación Ciudadana liderado por un personaje de excepción, Julio César Trujillo, sino a un contralor subrogante que hace un papel intachable.

No obstante, la denuncia a la corrupción no basta. De conformarnos con ello, seguiríamos con la estrategia de propaganda; el antiguo cliché de “ya tenemos carreteras” se habría simplemente cambiado por el de “ya estamos persiguiendo a los corruptos, que son los que tienen la culpa”, cuestión en torno a la cual gira hoy el discurso oficial.

La reinstitucionalización del Ejecutivo es urgente; sin ello, continuarán los asesinatos filmados a vista de la Policía durante 90 minutos. Y que haya sido venezolano el delincuente es circunstancial. En Ecuador se registran todos los días femicidios perpetrados por ecuatorianos, así como ocurrió el femicidio vil de una mujer chilena en Santiago el año pasado por dos ecuatorianos residentes allá. Y podríamos seguir citando casos, pero ello, de ninguna manera, justifica actos de xenofobia. No me cabe duda que las autoridades de las instituciones de seguridad estuvieron al tanto de lo que ocurría en Ibarra el fin de semana, pero no fueron lo suficientemente diligentes para neutralizar al hombre que fuera de sus cabales terminó con la vida de Diana. Si hubiera institucionalidad y verdaderos protocolos, así como decisión política, lo que incluye apoyar al personal policial que atiende, con profesionalidad se comprende, este tipo de eventos, episodios como este podrían ser evitados. Hoy Diana y su bebé en gestación continuarían entre nosotros.

Finalmente, no todo ha sido negativo, la buena noticia de la semana: la presencia del presidente Moreno en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza, luego de 11 años de ausencia de un mandatario ecuatoriano. El dividir el mundo ideológicamente en dos es cosa del siglo pasado. En el siglo XXI, sin renunciar a las convicciones de buscar mayor equidad de riqueza y oportunidades, tenemos la obligación de ser pragmáticos. Un mundo, una vida sin comercio es imposible. Esperemos que, además de las declaraciones de reconocimiento a Guaidó, haya otros aciertos. La Alianza del Pacífico necesita no solo solicitar la adhesión, sino un arduo trabajo, con inversión interna y externa y políticas de Estado de mediano y largo plazo, en una alianza virtuosa de Estado de mediano y largo plazo, en una coalición virtuosa entre el Estado, el sector privado y la academia. Ojalá que cada uno de ellos tomen conciencia de su responsabilidad con el país. (O)