La producción autónoma de electricidad para uso particular no es una práctica nueva, pues desde hace varias décadas se emplean generadores de diésel y gasolina en zonas de acceso limitado a la red eléctrica. Sin embargo, la autoproducción de energía en la actualidad no se enfoca únicamente a la generación de soporte (cuando existen cortes del suministro eléctrico), sino a satisfacer todas las demandas del usuario mediante fuentes renovables, que son menos contaminantes y pueden llegar a ser más baratas.

Estos sistemas pueden estar totalmente aislados o conectados a la red eléctrica que es usada como respaldo, de existir un excedente energético los autoproductores lo devuelven a la red a cambio de una retribución económica. Mediante la adición de un sistema de almacenamiento con baterías se puede incrementar la eficiencia operacional y la calidad de la energía producida. Bajo este nuevo esquema, los ciudadanos se convierten en “prosumidores” (productores y consumidores de electricidad) y se apunta a la paridad en la red, donde la energía autoproducida genera ahorros económicos para el usuario.

En Ecuador la autoproducción a nivel residencial y de pequeños negocios está en estadios iniciales, la legislación referente a autoproductores se centra en empresas que buscan cubrir su demanda y el ciudadano no cuenta con opciones comerciales para acceder a este esquema, principalmente por aspectos económicos.

Un escenario en el que gran parte de la energía del país es autoproducida, requiere de una transformación profunda del sistema eléctrico, que debería ser capaz de manejar posibles excesos de energía proveniente de pequeños usuarios, lo que conllevaría una inversión significativa en infraestructura. En Ecuador, el Estado es responsable de la provisión de electricidad, por lo que debe priorizar sus decisiones de manera que se produzca el menor costo energético para la sociedad. Por ello la inversión se ha enfocado en centrales hidroeléctricas que son más baratas debido a que su tecnología históricamente ha tenido un mayor desarrollo.

En la actualidad los costos iniciales para el usuario que desee producir su energía son altos, sobre todo si se incluye el uso de baterías. Dependiendo de los esquemas de cobro elegidos, los prosumidores no siempre recuperan su inversión al vender la energía a la red. También debe tomarse en cuenta otros costos referentes a eficiencia, ciclo de vida y limitaciones de voltaje; sin embargo, la tendencia a la baja en los costos de las tecnologías de generación renovable, equipos inteligentes de medición y sistemas de almacenamiento de energía, permiten prever que la autoproducción por parte de pequeños y medianos usuarios en el futuro tendrá un papel preponderante.

Para el Estado, el beneficio principal estará en reducir los recursos destinados a generación debido al autoabastecimiento, así como infraestructura de transmisión pues las distancias entre las fuentes y las áreas de consumo se reducen ostensiblemente.

Para el éxito de esta iniciativa se requiere de la sinergia entre Estado, ciudadanía y compañías y las regulaciones deberán incluir la posibilidad de autogeneración renovable y almacenamiento descentralizado, así como establecer el grado de contribución de los prosumidores al mantenimiento de la red. Otro factor importante es la emisión de un permiso de operación para empresas agregadoras (mediadoras entre prosumidores y la red) optimizando el manejo de un muchos autogeneradores. El usuario podrá acceder a incentivos si los precios minoristas son altos, sin embargo, deben considerarse los verdaderos costos y beneficios de cada tecnología.

Mediante una aplicación coordinada de esfuerzos, la autogeneración puede en un futuro incentivar el movimiento de mayores cadenas de valor en el país, a través de la aplicación pura de la tecnología (por ejemplo la instalación de paneles solares), explotación de potenciales por encima del promedio de recurso renovable y la producción industrial (desarrollo y exportación de tecnología). (O)

Javier Fontalvo
Máster en Sistemas de Control y Analista Técnico del Instituto Nacional de Eficiencia Energética y Energías Renovables