Edith Ortiz bajó del tatami y lo primero que hizo fue refugiarse en los brazos de Fernando Ibáñez, su entrenador. Tenía ganas de llorar, pero contuvo las lágrimas y se retiró a paso lento hacia la zona de calentamiento.

Estaba contrariada, y no era para menos. La judoca ecuatoriana de 17 años se ubicó en cuarto lugar en la división de los 78 kilogramos en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 y dejó escapar la oportunidad de subirse al podio y ganar el bronce tras caer ante la brasileña Eduarda Rosa.

Ibáñez la consoló y le levantó el estado de ánimo agradeciéndole por su esfuerzo. “Para nosotros eres una campeona”, le dijo mientras se retiraban del lugar.

Edith tomó la derrota como una experiencia gratificante. “Esto no termina aquí. Terminar entre las mejores cuatro del mundo es un logro importante en mi carrera que me compromete a seguir entrenando”, dijo la deportista después de su combate, al tiempo que otros exponentes ecuatorianos vitoreaban su nombre desde las gradas del Pabellón de Judo del Parque Olímpico de la Juventud.  

Ella se hizo judoca por obligación cuando tenía 12 años. Édison, su padre, la inscribió sin su consentimiento en un curso vacacional de esta disciplina para que dejara de pelear en la casa con sus hermanos y libere toda su energía sobre el tatami. De a poco el judo se convirtió en su pasión y en su prioridad.

Las peleas con sus hermanos eran intensas y reales. Los golpes iban y venían con frecuencia hasta que un día Edith “soñó” a su hermana Diana de un puñete en la cara porque no la dejaba hacer los deberes escolares tranquila.

Su papá intervino y como castigo la llevó al curso de judo que le abrió los horizontes en este deporte. Lo que en principio debía ser un escarmiento se convirtió en un modo de vida. Ahora, Edith agradece a su padre por aquella sanción.

Pero sus sueños son grandes. Se ha planteado ganar una medalla en unos Juegos Olímpicos absolutos y pelear algún día en la Ultimate Fighting Championship (UFC). Se declara admiradora de Ronda Rousey y Conor McGregor.

Edith debutó este martes 98 de octubre en los Juegos Olímpicos de la Juventud con un triunfo por ippon ante Tiguidanke Camara de Guinea. En su segunda pelea, en los cuartos de final, cayó también por ippon ante Margarita Gritsenko de Kazajistán.

Esa derrota la condujo al repechaje, donde en la primera fase doblegó a Pretorius Christi, de Zimbabue, y en la segunda a Liu Li-Ling, de China Taipéi, resultado que la clasificó a la pelea por la presea de bronce.

La judoca es campeona sudamericana sénior en la división 78 kilogramos, título logrado el año pasado en Chile. Además, es la mejor de Pichincha en su peso.

Unos Juegos sin medallero

En cada Juego Olímpico, es un hecho habitual que los comités de los países de mayor peso en el deporte pongan especial atención en la evolución del medallero.

Este consiste en una tabla de posiciones general que valora la cantidad de preseas que sumó cada deportista, priorizando las de oro, siguiendo por las de plata y las de bronce.

Sin embargo, en los Juegos Olímpicos de la Juventud no existe tal medallero. Muchas personas que siguen el evento se preguntaron el motivo en las redes sociales, por lo que la cuenta oficial de Twitter de Buenos Aires 2018 explicó el motivo.

“En los Juegos Olímpicos de la Juventud no se publica el medallero con la cantidad de preseas que obtiene cada Comité Olímpico Nacional, porque el énfasis está puesto en celebrar por igual el esfuerzo de todos los atletas. Ellos dan lo mejor para inspirar a que los jóvenes de todo el mundo abracen el deporte. “Haber clasificado a Buenos Aires 2018 ya es ganar”, escribió la organización. (I)