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Los adultos de San Vicente de Pusir prefieren la ‘pelota de viento’

Los adultos de San Vicente de Pusir prefieren la ‘pelota de viento’
28 de junio de 2015 - 00:00 - Héctor Marcillo Salas

Día soleado, temperatura templada y las calles vacías. Así luce el cantón Bolívar, al sur de Carchi, en la alborada de un sábado cualquiera.

“Disculpe, ¿cómo llego a San Vicente de Pusir?”, es la consulta a 3 personas. Dudas, desconocimiento y coordenadas inexactas son las respuestas que se obtienen, ninguna que clarifique el rumbo que se debe tomar.

Luego de 15 minutos de consultas, un taxista que ‘cree saber’ dónde queda el remoto paraje y se aventura a surcar los cerca de 40 kilómetros que separan a Bolívar de San Vicente de Pusir.

Una temperatura de 22 °C recibe a los visitantes de esta parroquia, aunque el sol deja sentir su intensidad en pleno mediodía.

Como todos los fines de semana, las 6 cuadras con que cuenta este sitio gozan de bastante actividad.

Esta tierra —a la que solo se puede llegar en camioneta o taxi, porque un bus de transporte público puede demorar horas en pasar— es propia de agricultores. De lunes a viernes, las jornadas arrancan muy temprano, sus hijos se trasladan hasta los sembríos que rodean el lugar para trabajar la tierra que produce aguacate, fréjol, ají, arroz, tomate, cebolla y más.

Es por este trajín que los fines de semana son aprovechados por las familias para convivir como comunidad y el deporte es el hilo que conecta el entramado social en San Vicente de Pusir. En el corazón de la parroquia una descuidada y polvorienta cancha acoge a los amantes de la ‘pelota de viento’, también llamada ‘pelota nacional’. Esta disciplina, similar al tenis, enfrenta a jugadores que usan tablas en forma de raqueta, estas tienen incorporadas pupos de caucho de 10 cm de altura para golpear una pelota, también de caucho, bastante resistente.

San Vicente de Pusir tiene su propia selección de ‘pelota de viento’ que compite frecuentemente ante sus clásicos rivales de Imbabura, Piquiucho, San Vicente Ferrer, San Gabriel y otros.

El clima tiene ‘ánimo’ cambiante. A veces la temperatura hace que la gente busque refugio. Llegan días soleados en los que de repente puede aparecer la lluvia y suspender las actividades.

El poblado cuenta, en papeles, con los servicios básicos, aunque con inconvenientes; la mayoría de las calles está sin pavimentar y la distribución de luz es normal. No así el agua, debido a que el abastecimiento solo dura 5 horas al día (06:00-11:00). En el centro de la villa hay un monumento en honor a sus actividades y otro en conmemoración de Freddy Santander, quien falleció en acción durante el enfrentamiento bélico con Perú, en el Cenepa.

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