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Frente a las cámaras, el exjefe de estado denunció “una obsesión de destruirlo”

Sarkozy cuestiona legitimidad de los jueces

Un periodista mira una entrevista televisada con el expresidente francés, Nicolas Sarkozy, después de que fue acusado de corrupción y tráfico de influencias en París. Foto: AFP
Un periodista mira una entrevista televisada con el expresidente francés, Nicolas Sarkozy, después de que fue acusado de corrupción y tráfico de influencias en París. Foto: AFP
04 de julio de 2014 - 00:00 - Tristan Ustyanowski

El mandato de Nicolas Sarkozy se definió por mantener sacro el cargo de presidente de la República Francesa. Su voluntad de estar metido en todos los asuntos, la franqueza simplista de su comunicación y la velocidad en todo lo que hizo marcaron una ruptura en la gestión de la jefatura del Estado. Tradicionalmente apartado de las peleas políticas internas, Sarkozy se convertía en un actor súper activo que eclipsaba hasta a sus propios ministros. La exhibición de su vida personal, luego de casarse con la artista Carla Bruni, se incluía en este ‘renuevo’.

En su campaña de 2007, Sarkozy tenía como lema implementar una “República irreprochable”, promesa difícil de concretar.

En el espacio de 5 años, 6 ministros salieron del gobierno por estar implicados en casos judiciales diversos (conflicto de interés, corrupción, etc.) o por actuación o dichos que no reflejan el cargo (racismo).

Hoy, el principal partido de derecha y del que Sarkozy es miembro, la Unión por un Movimiento Popular (UMP), se encuentra en medio de la tormenta. El expresidente está implicado en varios casos: emisión de facturas falsas que permitieron financiar ilegalmente la campaña de 2012, sospecha de injerencia en el ‘caso Tapie’ donde el empresario recibió más de 400 millones de euros ($ 530 millones) de dinero público, sospecha de financiamiento ilegal de su campaña de 2007 por parte de la dictadura libia de Gadafi. Estos son solo algunos casos donde el nombre Sarkozy aparece.

Fue la primera vez en la República Francesa que un exmandatario estuvo detenido por la policía. Luego de estar preso durante 14 horas, Sarkozy fue informado por jueces que está implicado en “corrupción activa”, “tráfico de influencia” y aprovechamiento de la “violación del secreto profesional”.

Inmediatamente a la imputación Sarkozy dio una entrevista para denunciar la “instrumentalización de una parte de la justicia”.

Una reacción previsible donde puso en tela la legitimidad de los jueces que lo acusaron porque pertenecen a un “sindicato de izquierda” y que se trata solo de una “revancha”. De repente, los apoyos del expresidente y una parte de la derecha se pusieron a criticar la parcialidad de la institución judicial y denunciar un complot del “régimen socialista”. Una retórica violenta contra la justicia preocupante que han denunciado otras personalidades de la derecha.

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