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El Telégrafo
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Bernie mueve las masas en disputa por presidencia de EE.UU.

El senador Bernie Sanders, candidato presidencial demócrata, habla a los votantes durante una reunión estilo cabildo en la Universidad de Iowa.
El senador Bernie Sanders, candidato presidencial demócrata, habla a los votantes durante una reunión estilo cabildo en la Universidad de Iowa.
Foto: AFP
30 de enero de 2016 - 00:00 - Agencias AFP y Prensa Latina

A punto de comenzar las primarias en Estados Unidos -el 1 de febrero-, la favorita entre los demócratas, Hillary Clinton, ve cómo su rival más directo, Bernie Sanders, se le acerca peligrosamente en los sondeos. Según la última encuesta publicada por la cadena ABC y el diario The Washington Post, Clinton tiene 55% de respaldo, mientras Sanders, 36%.

Bernie ha conseguido desplazar el debate estadounidense hacia la izquierda, haciendo soñar a los norteamericanos, como en su momento lo hizo el actual presidente Barack Obama. El veterano socialista demuestra que la izquierda puede movilizar masas y romper con una estructura política inestática de las últimas décadas: el matrimonio Clinton.

El éxito de Sanders es haber reconocido el descontento de la ciudadanía con el orden vigente. Con un discurso progresista clásico ha conseguido que el socialismo (socialismo estadounidense, no español) saque la cabeza en Estados Unidos, con una crítica más dura al capitalismo heredado de la época de Ronald Reagan.

El socialismo de Bernie consiste principalmente en 6 ejes:  la implantación de un seguro médico para todos los estadounidenses -cerca de 26 millones carecen de cobertura médica-, facilitar el acceso a la universidad haciendo menos costosas sus matrículas, reformar el sistema de financiación electoral, limitar el poder de las instituciones financieras, reformar la política inmigratoria con un sistema “compasivo y justo”, y luchar contra el cambio climático con un plan de acción contra el calentamiento global. Y aunque no está en su programa, porque esto no lo decide el presidente, Sanders se opone a la pena de muerte.

Tras los atentados de París en noviembre de 2015, Bernie Sanders quiso enviar un mensaje de calma y recordó el peligro de la islamofobia. Manifestó que Estados Unidos debería seguir recibiendo refugiados y, hablando de la inmigración, Sanders manifestó: “Somos una nación de inmigrantes. Yo mismo soy el hijo de un inmigrante. Su historia, mi historia, nuestra historia es la historia de Estados Unidos”.

Su campaña arrancó la carrera por la nominación demócrata 50 puntos por debajo de su contrincante más fuerte, la exsecretaria de Estado de Obama y antigua primera dama de Bill Clinton, la señora Hillary Clinton. Tuvo, según un informe presentado por MSNBC, 10 minutos de cobertura mediática, mientras que su colega en el partido tuvo 113, antes del primer debate.

A pesar de la clara disparidad, la verdad es que poca falta le hizo salir en los medios. Sanders se ganó el corazón de sus seguidores haciendo política a la vieja usanza: en la calle, con sus discursos, hablando con los ciudadanos, y como si de un fenómeno viral se tratara, gracias a su retórica terminó atrayendo masivas audiencias, llegando a movilizar más personas que cualquier otro candidato en la historia.

Después de que sus discursos fueron escuchados por cerca de medio millón de ciudadanos, Sanders se convirtió en el político que mayor cantidad de donaciones individuales ha recibido en la historia (su campaña no acepta aportes de los billonarios), posicionándolo como un posible ganador de los ‘caucus’ (asambleas partidarias) de Iowa y New Hampshire.

Más aún, según la última encuesta de la Universidad de Quinnipiac, de ganar él la nominación demócrata, su partido derrotaría a cualquier candidato republicano en las elecciones presidenciales de noviembre.

Obama se reunió el miércoles en privado con Sanders, dos días después de la publicación de unos comentarios del mandatario interpretados como un apoyo implícito a la también candidata Hillary Clinton.

“Hemos hablado de numerosos temas, de las relaciones exteriores y de los asuntos domésticos y también un poco de política”, declaró Sanders tras el encuentro de 45 minutos que se realizó en la Salón Oval.

Sanders aseguró que no pidió el apoyo de Obama, quien no ha ocultado sus simpatías por la candidatura de su exsecretaria de Estado, con quien disputó las internas de su partido en 2008. (I)

Las primarias estadounidenses arrancan en Iowa

El estado de Iowa definirá este lunes los primeros puntos en la carrera de las nominaciones a las presidenciales de Estados Unidos, revolucionada por la irrupción del millonario Donald Trump y del senador Bernie Sanders.

El estado rural al borde de las grandes planicies estadounidenses tiene una historia irregular en escoger el eventual ocupante de la Casa Blanca, pero bien puede redefinir la carrera, a 9 meses de las elecciones de noviembre.

La exsecretaria de Estado Hillary Clinton, de 68 años, se mantiene como la favorita de los demócratas. Pero Sanders, el senador ‘socialista’ de 74 años, conquista a la juventud demócrata que sueña con una revolución en Washington y cárcel para Wall Street.

En el lado republicano, Trump, el magnate inmobiliario de 69 años, y el senador ultraconservador de origen cubano Ted Cruz, de 45, se disputan la voz de los votantes más conservadores, molestos con las élites y el establishment en Washington y su propio partido.

Trump lidera los sondeos republicanos a nivel nacional desde julio con una retórica incendiaria de insultos por doquier, ataques contra inmigrantes y musulmanes. Pero en Iowa enfrenta una batalla cerrada con el senador Cruz, estandarte de la derecha religiosa. (I)

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