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El Telégrafo
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La Mandataria se reunió esta semana con Barack Obama en Washington

NSA interceptó teléfono del avión de Rousseff

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, de visita en Washington, brinda con el vicepresidente estadounidense, Joe Biden. Foto: AFP
La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, de visita en Washington, brinda con el vicepresidente estadounidense, Joe Biden. Foto: AFP
05 de julio de 2015 - 00:00 - Pablo Giuliano. Corresponsal desde Sao Paulo, Brasil

Tres días después de haber conciliado durante una gira por Estados Unidos la relación con su colega Barack Obama, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, se despertó este sábado en Brasilia con una revelación de WikiLeaks que indica que en 2011 su teléfono satelital del avión presidencial fue interceptado por el espionaje norteamericano, así como 29 funcionarios de alto escalón y claves en las relaciones económicas internacionales.

Las revelaciones realizadas por la organización de Julian Assange -asilado en la embajada de Ecuador en Londres frente a un pedido de captura de la justicia sueca- le ponen aún más dramatismo al espionaje sufrido por Rousseff por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés).

En 2013 Rousseff había cancelado una visita de Estado a Washington luego de que el exespía Edward Snowden -hoy asilado en Rusia- divulgara que el Ipad y los correos de Rousseff habían sido blanco de espionaje junto con asuntos relativos a la empresa petrolera Petrobras.

Rousseff hizo el viaje a Estados Unidos y al lado de Obama, en la Casa Blanca, dijo que las diferencias generadas por el espionaje “son cosas del pasado”.

Este sábado WikiLeaks reveló más detalles que datan de 2011, el primero de la gestión de Rousseff. Brasil es la segunda economía de la región. Los objetivos detectados por WikiLeaks fueron 29.

Uno de ellos fue la propia Rousseff, que sufrió una interceptación nada menos que en su teléfono satelital del avión Fuerza Aérea Brasileña 1, el avión de la presidencia de Brasil, construido por Airbus.

La empresa que monitorea la seguridad informática en el avión presidencial brasileño es británica, detalló la revista Carta Capital, que tuvo acceso a WikiLeaks, al igual que la cadena Globo y el sitio ‘Insider’.

También hay un capítulo titulado ‘llamadas de Dilma’, en el que aparecen sus principales asesores cercanos como consejeros personales del Palacio del Planalto.

Entre los blancos del espionaje se encuentran el entonces, en 2011, jefe de ministros, Antonio Palocci, el hombre fuerte del Partido de los Trabajadores (PT) frente al mercado financiero y el hoy ministro de Planificación y exviceministro de Economía, Nelson Barbosa.

También el Palacio de Itamaraty, el ministerio de Relaciones Exteriores, fueron el blanco elegido del espionaje: el entonces subsecretario para Medio Ambiente, Luiz Figueireido, quien luego fue canciller y hoy es embajador en Washington.

Él fue el organizador de la cumbre climática Río+20 realizada en 2012 con la presencia de líderes mundiales para discutir los asuntos medioambientales.

“Si existió con Dilma pudo haber existido con otros presidentes. La semana pasada se conoció que el espionaje estadounidense vigiló a tres presidentes de Francia. Lo mismo pudo haber ocurrido en Brasil”, dijo uno de los divulgadores del trabajo de Snowden en Brasil, David Miranda, detenido en Londres en 2014 acusado de llevar documentos del ‘topo’ de la NSA.

Miranda, compañero del periodista Glenn Greenwald, que divulgó el caso Snowden, encabeza la campaña para que Rousseff le otorgue asilo al ex ‘topo’ de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA).

WikiLeaks revela que la NSA interceptó el teléfono de Anderson Dornelles, responsable por las llamadas telefónicas personales de Rousseff.

Lo hace una semana después de revelar que Estados Unidos espió a la canciller alemana Angela Merkel, hablando por teléfono con un asesor sobre la crisis griega.

Y al presidente francés Francoise Hollande, y a sus dos antecesores, Jacques Chirac y Nicolas Sarkozy.

La lista de WikiLeaks incluye a funcionarios vinculados a las negociaciones internacionales del Ministerio de Economía, de Relaciones Exteriores y hasta del Banco Central.

Un punto central sobre el espionaje de corte político es el seguimiento en el teléfono del actual embajador en Argentina, Everton Vieira Vargas, cuando estaba como representante en Alemania.

En ese marco, gana relevancia el espionaje realizado ante la representación brasileña en Ginebra, en la oficina del encargado de discutir en la ONU el desarme mundial. (I)

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