Doce personas murieron y 78 resultaron heridas -según el balance preliminar- luego de que un incendio consumió totalmente una torre de apartamentos de 24 pisos, ubicada al oeste de Londres, el peor incidente de ese tipo en décadas en Gran Bretaña.

En la Grenfell Tower, ubicada en el norte del céntrico barrio de Kensington, vivían aproximadamente  600 personas, en su mayoría familias con niños pequeños, inmigrantes y ancianos.

En total el edificio tenía 120 apartamentos y 20 pisos habilitados para viviendas, con los restantes cuatro destinados a salas comunitarias, de esparcimiento y actividades sociales.

A las 00:53 del miércoles los bomberos recibieron el primer llamado de emergencia, tras un incendio que comenzó en el cuarto piso del edificio cuando muchos de sus habitantes estaban durmiendo.

En solo 15 minutos las llamas se propagaron rápidamente por el resto de los apartamentos, provocando una columna de humo negro que podía verse por toda la ciudad.

Cientos de personas atrapadas dentro gritaban por ayuda y pedían auxilio para ser rescatadas. Unas mujeres arrojaron a niños pequeños por las ventanas, en un intento desesperado por salvarlos; incluso un bebé fue lanzado desde las alturas.

Unas 45 dotaciones de bomberos trabajaron durante la mañana del miércoles para controlar las llamas, que seguían ardiendo 14 horas después de iniciado el incendio.

En total asistieron más de 250 bomberos y 100 médicos de emergencia, como también cientos de agentes de la Policía y de los servicios de seguridad.

Durante la madrugada, testigos y vecinos del lugar dijeron haber visto a personas atrapadas dentro del edificio, algunas de ellas con niños pequeños en brazos, que utilizaban sus teléfonos celulares como antorchas y linternas para llamar la atención de los bomberos.

El comandante de la Policía Metropolitana, Stuart Cundy, dijo que los operativos de rescate fueron complejos y llevaron mucho tiempo debido a la magnitud del incendio.

Cundy explicó -además- que inicialmente se confirmaron 12 muertos, pero que esa cifra ascenderá con el correr de las horas y días debido al gran número de personas desaparecidas.

Muchos de los evacuados fueron trasladados a centros comunitarios, iglesias y clubes sociales en las inmediaciones de Latimer Road, cerca del edificio afectado. Asimismo, se estableció una línea telefónica de emergencia para receptar información sobre personas desaparecidas.

En total, cerca de un centenar de personas recibieron asistencia médica en cinco hospitales de Londres, de ellas, 20 se encontraban en estado crítico, debido a las quemaduras de tercer grado o inhalación de gases tóxicos.

El incendio ocurrió en una ciudad gravemente afectada por atentados terroristas en las últimas semanas, y en medio de mucha inestabilidad política tras unas elecciones generales que no arrojaron un ganador con mayoría absoluta.

La primera ministra británica, Theresa May, emitió un comunicado en el que dijo estar “profundamente entristecida por la trágica pérdida de vidas humanas”.

May encabezó una reunión de último momento en su residencia oficial de Downing Street, a la que asistieron ministros, autoridades de la Policía, de los bomberos y de servicios de emergencia civil. (I)

Los residentes de la Torre Grenfell fueron evacuados por agentes de la Policía y los bomberos. Foto: AFP
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Mujeres lanzaron a niños al vacío para salvarlos

Varios testigos y afectados por el incendio contaron el horror que vivieron ayer.

“Vi las llamas y lo primero que hice fue escapar por las escaleras. Vi entonces a bomberos que subían tratando de rescatar a personas atrapadas. Fueron realmente unos héroes”, afirmó Paul Munakr, uno de los afectados por la tragedia.

El hombre contó que fue alertado por el incendio, no por el sistema de alarma contra incendios, que aparentemente no funcionó, sino por vecinos que gritaban “¡fuego, fuego!”.

Jody Martin, que presenció lo ocurrido, dijo por su parte haber visto a personas saltar al vacío desde el edificio. “Vi a una persona caer, y a otra mujer que tenía a un bebé y que estaba tratando de lanzarse. Escuché gritos de desesperación, alaridos de horror, fue realmente como presenciar una película de terror”.

Michael Paramasivan, que vivía en el séptimo piso de la Grenfell Tower junto a su novia y una hija pequeña, ignoró la advertencia de las autoridades para permanecer en el edificio y por el contrario decidió evacuar el lugar. “Si nos hubiéramos quedado dentro, habríamos muerto. Mi instinto me hizo salir rápido. “Por el humo, cubrí a mi hija pequeña con una manta y salimos. Doy gracias a Dios por estar vivos”.

Testigos contaron que el incendio, que habría comenzado en el cuarto piso por un desperfecto con el motor de un refrigerador, se propagó en solo 15 minutos hasta los últimos pisos, imposibilitando las tareas de evacuación.

La Grenfell Tower, construida en 1974, fue refaccionada a mediados del año pasado y, aparentemente, se utilizó para su revestimiento un material altamente inflamable. (I)