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El partido de Le Pen queda relegado a la tercera fuerza política con el 28%

La alianza frena triunfo de la ultraderecha francesa

La líder de la extrema derecha Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, pronuncia un discurso tras las elecciones. AFP
La líder de la extrema derecha Frente Nacional (FN), Marine Le Pen, pronuncia un discurso tras las elecciones. AFP
15 de diciembre de 2015 - 00:00 - Agencia AFP y Prensa Latina

La reacción del electorado francés fue fulminante contra el Frente Nacional (FN). La movilización y el llamado “frente republicano” funcionaron como freno contra la extrema derecha en la segunda vuelta de las elecciones regionales francesas. El FN fue el partido más votado en la primera ronda y ganó en 6 regiones, pero debido a la derrota sufrida ayer no logrará gobernar en ninguna. “Hemos sido víctimas de la manipulación y la difamación”, dijo la líder ultraderechista Marine Le Pen. “Pero seremos el principal partido de la oposición en la mayoría de las regiones”.

Unos 44 millones de franceses fueron llamados a las urnas con el fin de elegir a los nuevos consejos de las 13 regiones en las que quedará dividido el país a partir del 1 de enero de 2016, desde las 22 actuales, debido a la reforma territorial aprobada hace un año.

Los gobiernos de las nuevas demarcaciones supervisarán principalmente temas educativos y de transporte, a partir de presupuestos elaborados con impuestos propios y con desembolsos del Gobierno central. También serán los encargados de decidir la asignación de ayudas directas a las empresas.

Estos comicios, los últimos a nivel nacional antes de las presidenciales de 2017, se efectuaron a un mes de los atentados perpetrados en esta capital, en medio del estado de emergencia decretado desde entonces y del reforzamiento de las medidas de seguridad.

Tales hechos limitaron una campaña que se enfocó en instar al voto para impedir el avance del ultraderechista Frente Nacional (FN), sobre todo tras la realización de la primera vuelta en la que dicha formación resultó la más votada.

A ello se sumó el elevado abstencionismo en la ronda inicial y el retroceso del gubernamental Partido Socialista (PS), por lo cual el Ejecutivo instó incluso a pronunciarse por la derecha en aquellas circunscripciones donde pudiera ganar la extrema.

Algunas voces abogaron por la creación de Frentes Republicanos en cada región, es decir, la fusión de las listas de la llamada izquierda en este país y la derecha con el fin de impedir la victoria de la ultra.

Sin embargo, Nicolás Sarkozy, líder del partido conservador Los Republicanos (LR), se mostró reacio a esa opción.

El presidente francés, Francois Hollande, subrayó que estas elecciones resultan de gran importancia porque las regiones tienen grandes competencias para preparar el futuro en apartados como transporte, ecología, educación, formación profesional y economía.

El primer ministro, Manuel Valls, fue más lejos durante la campaña para la segunda vuelta al apuntar que la opción de la ultraderecha podía llevar a una guerra civil porque preconiza la división.

“El programa del FN es una estafa que engaña a la gente. A los franceses que optan por esa opción yo los respeto, porque cuando hay un voto de cólera hay que escucharlo, pero ellos votan por un partido antisemita, racista, que no ama la República”, dijo Valls.

Con el 98% de los votos contados, los resultados indican que los republicanos (LR) obtuvieron 40,75% de los votos, los socialistas (PS) el 29,23% y el FN el 27,44%.

Finalmente, el partido LR y su alianza con la Unión de Demócratas e Independientes conquistaron 7 regiones, según los datos divulgados.

El PS, que hasta ahora dirigía todas las regiones menos una, logró conservar 5. La isla de Córcega fue conquistada por los llamados nacionalistas.

El FN ni siquiera pudo ganar la región norteña de Pas-de-Calais-Picardie, donde la líder del partido, Marine Le Pen, había realizado su campaña y donde se esperaba que ganaran. Allí, como ocurrió en gran parte del país, los electores que habían votado en la primera ronda por el Partido Socialista del presidente Francois Hollande, dieron su apoyo a “los republicanos”, del partido de centro-derecha del expresidente Nicolas Sarkozy, en una estrategia de ambos partidos para neutralizar a Le Pen.

Pero si bien el FN quedó sin ninguna victoria, Valls subrayó que el peligro de la extrema derecha no se ha eliminado, por lo que llamó a evitar cualquier triunfalismo.

Esa formación superó su récord de votos en las elecciones al obtener en la segunda vuelta de las regionales más de 6,6 millones de sufragios, pese a que no logró la mayoría en ninguna de las circunscripciones.

La líder del FN, Marine Le Pen, compareció ante sus militantes sin reconocer la derrota. Las regionales, dijo, han servido para “sacar a la luz la mentira en la que reposa el sistema político francés”. (I)

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