Irak advirtió ayer del peligro de regionalización del conflicto sirio, mientras Arabia Saudita ofreció pagar salarios a opositores armados para estimular deserciones, días antes de que la Liga Árabe acogiera una reunión de contrarios a Damasco.

El ministro de Relaciones Exteriores iraquí, Hoshyar Zebari, insistió en que su país tiene un rol en el futuro de Siria y, por lo mismo, le inquieta que se propague la espiral de violencia de la vecina nación a través de los más de 600 kilómetros de frontera común.

Nuestra principal preocupación es que se desborde la crisis hacia países vecinos, y ningún país está inmune de esa propagación debido a la composición de las sociedades... las conexiones y las dimensiones étnico-sectarias, subrayó Zebari.

De acuerdo con el canciller, “si el conflicto se convierte en guerra civil o sectaria a gran escala, Irak y el Líbano se afectarían, Jordania tampoco estará inmune y ese podría ser el caso de Turquía”, que vive otro diferendo con Siria por el derribo de un avión militar.

Por otra parte, Turquía trató ayer de bajar tensiones, admitiendo que el avión suyo derribado el viernes pudo haber violado el espacio aéreo de Siria, donde el presidente Bashar Al Asad anunció un nuevo gobierno con los mismos ministros en los puestos claves.